Inglaterra: Lugar donde lo posible se vuelve realidad

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Los ojos hinchados de Justin se abrieron de un segundo a otro. 
- Ponte el cinturón. - mascullé mientras jalaba de la correa de cintura. Sin decir palabra alguna, luciendo un poco aturdido, Justin hizo caso a mis palabras. La aeromoza - una diferente a la avellanada coqueta - pasó por nuestro asiento pidiendo que nos colocáramos bien el cinturón ya que estábamos a punto de aterrizar. No quise mirar por la ventana, para empezar casi no podía; las nubes espesas tapaban la vista, y mis ojos se quedaban cortos en distancia. 
Al final, el avión comenzó a descender hacia la ciudad. 
- Inglaterra... Llegamos. - dijo Justin, pero no en un tono alegre, si no aproximadamente todo lo contrario, Hecho que provocó en mi una pequeña punzada en el corazón. Quizás había algo detrás de sus palabras llenas de desprecio. 






...




- Yo llevo eso. - Dijo Justin colgándose mi mochila al hombro. Yo no renegué, y mejor me enfoqué solamente en llevar mis dos maletas de ruedas sostenidas por ambas manos. 
Justin llevó sus dos maletas de correa más mi mochila, y así caminamos por todo el descenso hasta llegar al área abierta del aeropuerto, lo que era lo mismo, a la sala de espera. Cientos y cientos de personas caminaban de un lado a otro, todas con rumbo fijo y el horario ocupado. No me separé de Justin ni un solo instante. 
- ¿Tienes hambre? - preguntó de repente, y en ese instante fue la primera vez que yo me lo preguntaba también; si, tenía mucha hambre. Hasta más que mucha. Asentí la cabeza. - Sígueme, hay un lugar aquí en el aeropuerto que me gusta. - dijo el para después comenzar a caminar. 
¿Justin intentaba aligerar el ambiente, o eran mis nervios? Quizás se había dado cuenta que ya de nada valía ser indiferente conmigo; en unas cuantas horas después de eso, el estaría dejándome en un hotel, se despediría de mi, y se iría a su hogar, con su familia, dejándome a mi un bonito recuerdo - doloroso también - de lo que él era, y de como su ser era posiblemente el único que me gustaba de forma verdadera. 
Caminamos hacia las grandes escaleras eléctricas, aun con nuestras cosas en mano. Subimos hasta la segunda planta, donde se encontraban más locales de comida, ropa y recuerdos breves de Londres. Sin dudarlo ni dos veces, Justin comenzó a caminar por todo el lugar, hasta llegar frente a lo que parecía ser un lugar de hamburguesas. Perfecto, pensé; grasa y carbohidratos pueden curar un corazón herido. Yupi... 





...




Le di un mordisco a mi hamburguesa de queso, mientras que Justin tomaba un pedazo de tocino y lo mordía ferozmente. Mi hambre comparada con la de él lucía como "un antojo" solamente. 
No quería parecer entrometida, pero tampoco quería quedarme con la duda. ¿Que perdía si le preguntaba sobre su familia? Absolutamente nada. Total, ya ni siquiera lo volvería a ver en la vida, así que ¿que mas daba? 
- ¿Cuando se casa tu hermana? - pregunté sin mirarlo a él, enfocándome en mi hamburguesa. Justin no pareció perturbarse ante la pregunta; se notó totalmente tranquilo y sin ánimos de ofenderse o sentirme entrometida. 
- En una semana y media, quizás dos. - dio un trago a su Pepsi, y concluyó después de pasar el liquido, - Mi hermano no me supo decir muy bien por teléfono. - Significaba que tenía más de una hermana solamente... Bien, eso era un progreso. 
- ¿Tu hermano? - Justin separó la vista de la mesa, y me miró a mí. - Pensé que solo tenías a tu hermana. 
- Tengo tres. - aclaró sin chiste. - Nathalie, es la mayor con Veinticinco años, Después mi hermano Nicholas de Veintitrés, luego yo de Veintiuno y al final mi hermana Jenelle de Diecisiete. - Ja... Lo que descubres gracias a una hamburguesa. 
Justin continuó comiendo con ligereza, aunque yo para la mitad de la hamburguesa ya me sentía un poco más que satisfecha. 
Dos Enes, dos Jotas. Nathalie, Nicholas, Justin, Jenelle. N-N-J-J. ¿Significaría algo? 
Podría serlo, o quizás mi mamá era la única loca que nombraba a sus hijas por referencias de nuestra familia ya fallecida. Como por ejemplo, Mi bisabuelo se llamaba Edgar, y mi bisabuela Ramonna. Según mi madre y mi abuela, Mis Bisabuelos eran unos enamorados románticos que, en su juventud, trazaron sus nombres en la corteza del viejo roble que se encontraba al centro del parque principal de Nove, donde ahora hay juegos para niños. Tuvieron que quitar ese imponente y enorme árbol ya que era "inseguro"; dice mi mamá que mi bisabuela lloró tanto, que mi tío Lorenzo fue a cortar el pedazo de corteza donde estaban grabadas las siglas de mi bisabuela y mi bisabuelo. Ahora mi abuela mantenía ese pedazo de madera en el estudio de mi abuelo, en remembranza de su madre. Mi mamá decidió nombrarme Elizabeth y a mi hermana Ronny por las letras iniciales de los nombres, E y R, las mismas que Edgar y Ramonna. Según mi Mamá, es un lindo modo de recordar a sus abuelos. 
Tal vez el nombre de Justin se basaba en sus bisabuelos también, o en... Gatos. Los carbohidratos ya estaban apoderándose de mi cabeza. 
- Justin... - hablé con cautela. - ¿Puedo preguntarte algo? - El frunció el ceño y asintió con la cabeza, nervioso. - ¿Por qué siento que tu sientes tanto recelo hacia Lo que es Londres? - lo miré intrigada, y por debajo de la mesa jugaba con mis manos nerviosas. Justin tragó el último bocado de su hamburguesa, y me miró casi como si tuviera ternura y compasión hacia mí. 
- ¿En verdad no tienes ni pista? - el alzó una ceja, y ahora la confusión se apoderaba de mi. ¿Una pista? ¿Pista de qué? El río entre dientes, y se recargó a pleno en la silla de fierro en la que estaba sentado. - ¿Por qué razón crees que estaba en Italia, Ely? - Me mordí el labio, intentando pensar. 
- ¿Porque querías conocer Italia? 
- Por que quería escapar de Londres. - contestó, casi como si lo que acababa de decir fuera un chiste. - Quería escapar de la ciudad, de las nubes grises, de mi familia. Del recuerdo de Alice. - ... Lo había dicho de un modo tan seco, que hasta a mi me dolió. Quizás esas palabras ya eran usuales para el, ya que ni se inmutó en el momento en que las esbozó. - Mi familia es... "especial". 
- ¿Especial bueno, o especial malo? 
- Especial incomodo. - aclaró el, y yo me mantuve callada. - Especial de ese incomodo momento en que la familia parece querer entrometerse en todos los aspectos de tu vida. 
- Tal vez... - tragué gordo. - Lo hicieron por que te quieren ver bien. - alcé las cejas expectante. 
- Lo se, lo hicieron por eso. - asintió con sus palabras. - sin embargo, las aves emigran. No podía quedarme en casa viendo como los pájaros volaban lejos y yo seguía estancado en el mismo lugar. 
- Buena metáfora. - apunté.
- Gracias. - sonrió. - lo saqué de ese libro tuyo, el de los poemas románticos. - alcé las cejas sorprendida, y él sonrió. Era la primera sonrisa que me regalaba en días; la primera totalmente sincera. 
Fue una sonrisa real.
Una sonrisa sin escrúpulos ni titubeos.
Una sonrisa que me inspiraba a regalarle otra igual de vuelta.
- ¡Hey Justincito! - ... Los ojos de Justin se quedaron en blanco. En ese instante empezaría oficialmente todo lo que cambiaría mi vida, por siempre y para siempre. Un hombre de pelo rubio caramelo se posó detrás de la silla de Justin, y río a carcajadas casi cínicamente. Justin cerró los ojos con fuerza, como si deseara que la tierra se lo tragara en ese mismo instante. Miró por sobre su hombro de reojo, cambiando su expresión de un segundo a otro. - ¡Sabía que te encontraría aquí, Hermanito! ¡El mismo Justin de siempre! - ¡¿Hermanito?! Ahora yo era la que me había quedado en blanco. ¡¿Ese hombre era su hermano?! 
Teniendo ese dato conmigo, pude darme cuenta del parecido: El hombre llamado Nicholas (tenía que ser él, ya que Justin no tenía ningún otro hermano) tenía el pelo del mismo tono que Justin, aunque un poco mas ondulado. Sus ojos estaban mas obscuros siendo totalmente cafés, pero su nariz era una fotocopia exacta a los de su hermanito menor. Los labios del hombre eran un poco mas alargados... Me gustaban más los de Justin. WAU, eso sonó realmente feo. Ja... 
- ¡Nicholas! - Justin se levantó de la mesa, y se acercó a su hermano. Entonces percaté a una mujer rubia, alta y hermosa que estaba junto a Nicholas. 
Justin y Nicholas se abrazaron fraternalmente; aunque al principio la reacción de Justin no había sido totalmente positiva, era su hermano, y se veía contento de poder verlo. La mujer rubia me examinó de pies a cabeza, y al compás de sus ojos sentí un escalofrío. 
- ¿Cómo me encontraste? - preguntó Justin. 
- Eres muy "típico", Justin. Nunca cambias. - El hermano río, y después posó sus ojos en mí. Yo me sentí cohibida por un momento, mientras que Nicholas sonreía. - ¿Y ella, quien es? - preguntó con interés, dirigiéndose a Justin pero sin quitarme la vista de encima. Por instinto me levanté de la silla, y fui hacia ellos. Nicholas tomó mi mano y me saludó galantemente, dando un beso en ella. No sabía si reírme, sentir asco o sentirme alagada. 
- Ella es Ely. - contestó Justin en un tono serio. 
- Es un placer. - dijo Nicholas, y yo no atiné a hacer nada mas aparte de sonreír. 
- Hola, Caroline. - sonrió Justin a la rubia. - Un gusto verte. - Justin se acercó a saludar a la mujer. - No pensé que siguieras con el idiota de mi hermano. - para ese momento, quise reír, pero deducí por el rostro malhumorado de Nicholas que si lo llegaba a hacer, me cortarían la cabeza con los ojos. - Caroline, ella es Ely. Ely, Caroline, novia de mi hermano. - extendí mi mano, y ella hizo lo mismo. Ambas sonreímos, aunque al menos por mi parte era puro compromiso. 
- Novia de hace ya cuatro años. - añadió Nicholas, con un tono prepotente. Justin lo miró con rostro de pocos amigos; algo me decía que estaba a punto de descubrir la verdadera razón de la tensión de Justin. - Bueno, ¡Vámonos! Tenemos a Josh esperando afuera por nosotros. 
- ¡¿Josh?! - preguntó Justin de un modo bastante alegre y energético. - ¡Vamos entonces! - dijo con una sonrisa en los labios.
En ese momento, me sentí desubicada. ¿Que estaba pasando,? ¿Me iría con ellos? Obviamente no. Para cuando llegáramos a la salida del Aeropuerto, planeaba pedir un taxi y con indicaciones de Justin conseguir un buen Hotel; no me apetecía mucho conocer a "La familia". 
Caroline y Nicholas caminaron hacia el barandal que mostraba el primer piso, mientras que Justin y yo regresábamos hacia el local por nuestras maletas. La cuenta ya había sido pagada, así que tan solo dejamos propina y tomamos nuestras cosas. 
Caroline y Nicholas se adelantaron en el camino, mientras que, nerviosa, caminaba al lado de Justin, el cual parecía haberse olvidado de mi existencia desde que nombraron a ese tal "Josh". ¿Quien sería? Debía de ser alguien importante como para que Justin pareciera estar en estado automático después de eso. 
- ¿Justin? - halé levemente de su camiseta, y llamé su atención. El me miró y por la expresión en su rostro supe que recordó mi existencia. 
- No te preocupes. - sonrió, provocándome hacer lo mismo. - el plan sigue igual, te llevaremos al hotel. - sonrió, y yo asentí, esta vez mas relajada que antes. 
- ¡Vamos! - Nos llamó Nicholas desde el frente. - ¡Ya quiero llegar a casa! - exclamó feliz, y volvió a caminar de la mano con Caroline. Yo aceleré dos pasos, hasta que Justin me detuvo con el brazo. 
- Disculpa a mi hermano. - susurró a mi oído. - A veces puede... Sobrepasarse un poco y exagerar todo. - tragué gordo; no quería comprobar esa teoría.

Llegamos al exterior del lugar, donde la lluvia caía en brisa ligera. 
Unos cuantos coches estacionados sobre la acera; mucha gente alrededor. Todos caminaron con seguridad a un coche negro que se encontraba a unos metros de distancia. Un hombre con Traje bajó de repente del asiento de piloto, mientras que rodeaba el automóvil por el frente. 
- ¡James! - gritó Justin lleno de felicidad. Me gustó verlo así.
El hombre que según Justin entendía se llamaba James abrió la puerta trasera, y como un resorte, un gran Pastor Alemán salto del asiento, junto con un ladrido. Me sobresalté un poco, aunque los otros tres que iban conmigo lo notaron natural.
- ¡Josh! - El perro corrió directamente hasta Justin, el cual soltó todo en el suelo y se hincó para recibir al perro en sus brazos. - ¡Te extrañe amigo! - Dijo el mientras que el perro lo olisqueaba. - Josh... ¿Josh era un Perro? Refunfuñé, y miré al canino con un poco de temor. Jamás había sido fanática de los animales, y menos de los perros. 
- Valla... Tomemos foto del rencuentro de los mejores amigos. - dijo Nicholas burlón generando risas por parte de Caroline, aunque no mías. A mi me parecía muy tierno.
- Señor Justin, será mejor que entre al auto. - sugirió James. - Dicen que lloverá fuertemente, y no viene preparado para Londres. - observé a Justin entonces; ni un solo Paraguas. Justin asintió, y se levantó del suelo. Tomó las cosas del piso, y sin más caminó hacia el auto.





...









Ya dentro del coche, camino hacia el Hotel que Justin le había indicado al chofer - aun no entendía por qué Tenían chofer, - Nicholas parecía Pájaro loco. No paraba de hablar, y de presumirle a Justin sus tantas buenas inversiones, sus negocios y como la riqueza de la familia crecía gracias a El. Noté la incomodidad de Justin desde un principio, y a veces me regalaba miradas llenas de un "Siento que tengas que aguantar esto", seguidas por revuelo de ojos y suspiros que indicaban un "¿Alguien puede taparle la boca con un calcetín, por favor?. Nicholas no se callaba; hasta su novia parecía ignorarlo. Tal vez era que ya estaba acostumbrada. 
Abrumada por tanto "Yo-yo-yo-yo", suspiré mas escandalosamente de lo que quería, provocando que tanto Justin como Nicholas voltearan a mirarme. 
- ¿Todo bien, dulzura? - preguntó Nicholas de modo galante. Justin hizo mala cara, y yo sentí repulsión. ¿Estaba acaso coqueteándome? ¿Frente a su propia novia? Que patán, cínico y enfermo era ese hombre. Justin refunfuño. 
- Todo Perfecto. - sonreí falsamente. Justin se dio cuenta de mi sonrisa de agonía, aunque Nicholas ni siquiera pareció notarla. 
- Bueno Ely, dime, ¿Por qué eres amiga de este idiota? - dijo Nicholas refiriéndose a su hermano. Río, y miró a Justin. - Digo... No creo que Justin pudiera conseguirte para algo más que solo amistad. Él es demasiado idiota como para obtener a alguien tan inteligente como tú. - ... ¿Está bien? Creo que definitivamente alguien necesitaba ubicar a este chico. La situación era totalmente lo contrario: yo jamás podría conseguir a alguien como Justin.
- Pues, yo no lo veo así. Justin es una persona genial. - admití, y mire hacia mis pies al sentir la mirada de Justin observarme después de mis palabras. Ya, no podía ser tan sincera y obvia tampoco, eso solamente me generaría problemas y líos. Noté como Bieber (Justin, no Nicholas) sonrió quedadamente. 
- ¡Já! - Nicholas bufó, provocando que tanto el como yo lo mirábamos de nuevo. - Definitivamente no lo conoces lo suficiente entonces.
- ¿Y tu si? - preguntó Justin de forma retadora. 
- Hmn, ¿Si? - preguntó mas en modo sarcástico. -Eres mi hermano, por supuesto que te conozco. Se perfectamente que alguien como Ely y alguien como tu no podrían estar juntos jamás. - ... de algún modo, el rostro de Justin me lo dijo todo: Esa había sido la gota que rebasó el vaso. 
¿Ira? ¿Coraje? ¿Enojo? Tenía la quijada trabada, y sus ojos llenos de un no-se-que que lo hacían ver escalofriante. Me dieron ganas de abrazarlo para tranquilizarlo, pero ni era lo apropiado, ni era bueno, ni era yo quien lo debía de hacer. Yo era solo una amiga... mas de eso, imposible. Tal como Nicholas lo había dicho, quizás sin realmente saberlo: Justin y yo jamás podríamos estar juntos, por tantas mil y una razones invisibles ante todos. Hasta para mí.
- ¿Desde cuando conoces a Ely que sabes que ella y yo jamás podríamos estar juntos?
- Soy muy perspicaz. - presumió Nicholas, orgulloso de sus "cualidades". Yo revelé los ojos, mirando hacia la ventana. 
- Pues, señor perspicaz, - Justin sonrió de forma sarcástica. Y tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos. ¡¿Qué diablos...?! - Ely es mi novia. Parece que te has equivocado, "Sabelotodo". 

Y entonces sabía que, al final, el viaje a Inglaterra había sido un gran, gran error. 

Una escritora sin amor.Where stories live. Discover now