Tontos, ilusos y personales pensamientos.

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Novia.

Esa palabra resonaba en mi cabeza. ¿Dijo lo que dijo? 

Justin sonrió victorioso, mientras que yo con un nudo en la garganta miraba con los ojos cuadrados nuestras manos juntas. Si, sentí mil y una cosas al contacto de sus dedos con los mios, sin embargo esta reacción espontanea de mi cuerpo se desvaneció ante sus palabras.

La mirada de Nicholas lo decía todo: "¡¿Novios?!". 

- Oh... - suspiró Nicholas acomodandose para mirar hacia el frente. Le aventó una mirada a Caroline, y carraspeó su garganta. La actitud de Justin en ese momento fue de superioridad total, aunque después me miró, y creo que calló en la cuenta de lo que había hecho. Sin saberlo, nos había comprometido. Se había comprometido a si mismo, ya que, si su hermano era tan boca floja como hasta ahora daba la impresión, se lo contaría al resto de la familia, y el se vería obligado a mentir. Y me había comprometido a mi, a mentir junto a el. Al menos si el Nicholas decidía abrir la boca. 

El resto del camino fue en silencio absoluto; el unico que hacía ruido era Josh, el cual iba con la cabeza de fuera en la ventanilla, aunque cuando la lluvia comenzó a caer con un poco mas de intensidad, James sugirió cerrar la ventana, por lo que Josh tuvo que aguantarse las ganas de sacar la lengua y oler el aire fresco de Londres. 

¿Y yo? yo me sentía aturdía. Jamás me imaginé en una situación similar... ¡Yo tan solo quería escribir! ¡Nada mas!

...

Entramos al estacionamiento techado del frente de ese hotel. Incomoda, suspiré mientras que Justin adivinaba que era lo mejor que hacer. 

- Hmm... - masculló Justin, elevando su mano hacia su cabellera castaña caramelo. - Bueno, te acompaño a tu habitación. - sonrió. 

Un botones llegó y abrió mi puerta. Yo bajé entonces, seguida de Justin. Ni siquiera fui lo suficientemente conciente como para despedirme de Nicholas y Caroline, o hasta de James... y Josh; tan solo bajé de ese claustofóbico automovil donde ya me estaba empezando a faltar el aire. 

Justin fue directamente hasta la cajuela, y los botones comenzaron a bajar mis cosas. Yo, sin decir una palabra, caminé hacia el interior del hotel. Al entrar y alejarme de la puerta de cristal para que Nicholas no me viera, comencé a temblar, y por fin pude llevar mi mano hasta mi boca para poder calmarme. Deslicé ambas manos por mi cabello suelto, y procuré relajarme. Entonces, Justin se acercó con mas cara de susto que de arrepentimiento. ¿Estaba enojada? Si. Tal vez, sí; yo temía ser un dolor de cabeza para Justin en Londres, y ahora había terminado todo alreves. Como siempre, nada podía salir de acuerdo a mis planes.

Justin se detuvo frente a mi, y yo me recargué en la pared del costado, lejos de las puertas y la mirada de la Gente. Suspiré y elevé mi vista hasta el techo.

- ¿Estás loco? 

- ¡Perdón! - exclamó arrepentido.

- ¡¿Cómo pudiste decir semejante estupidez? - Moví mis brazos exageradamente para terminar haciendolas rebotar contra mis piernas. - ¡¿Que clase de Jueguito quieres empezar?!

- ¡Ninguno! ¡Lo Juro!

- ¡¿Entonces?! - pregunté exasperada. Justin retuvo la mirada hacia el suelo, con arrepentimiento. - Ve con Nicholas y dile la verdad. - Elevó su vista; sus ojos lo decían todo. El jamás haría algo semejante. 

- ¡No! ¡No, No, No! - revelé los ojos y me crucé de Brazos. - Conozco a Nicholas; si hago algo por el estilo, llegaremos a los Ochenta años y en el asilo de ancianos me seguirá recordando éste momento. - bufé... ¿Como saldríamos de esta?

Una escritora sin amor.Where stories live. Discover now