S.

42 4 0
                                    

Sólo una copa más, por favor.

Son las cuatro de la mañana y vas dando tumbos por la oscuridad de la ciudad. Ven, siéntate a mi lado, déjame disfrutar de tu compañía, sólo unos minutos más.

Pronto el metro volverá a funcionar, y nada te retendrá junto a mi. Podrás volver a casa, sentada en un sitio solitario y balanceada por los movimientos del último vagón. Te olvidarás de este momento que hemos pasado juntos, lo ahogaras con el alcohol que llevas inyectado en vena como si de sangre se tratase. Y seguirás tu vida.

Seguro que asegurarás que no te conozco, pero sé mucho más de lo que imaginas. Permiteme un baile, sólo uno, por favor.

Te cuesta mantener el equilibrio, y tu mundo da vueltas como si de una noria se tratase. Con alti-bajos, más bajos que de costumbre, con lágrimas que caen a cada recuerdo olvidado.

Sólo una noche más, por favor.

Prometo besarte la frente antes de que caigas en tu sueño profundo. No me importa oír si se te escapa algún ronquido, me gusta acercarme a tu pecho y escuchar tu respiración lenta y calmada. No hay mayor espectáculo en el que quiera estar presente.

Ven, acurrucate en mi, yo te abrazaré hasta que salga el sol. Podrían caer millones de bombas a nuestro alrededor y nunca te soltaría, creando de nuestro momento una bola de cristal impenetrable por el tiempo.

Sólo una vida más, por favor. Yo ya te he entregado la mía.

Letras Que Nunca EscribíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora