¿Qué estoy haciendo?

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A decir verdad Adrien sintió algo de felicidad al ver a Alya desaparecer tras la esquina (en la que él mismo había estado observándolos unos veinte minutos antes). Y luego se volteó a donde el pelirrojo, quién le veía algo preocupado. Adrien, sin notarlo de inmediato, se dejó llevar por la misma preocupación que surcaba el rostro del contrario.

Y ciertamente el pelirrojo estaba preocupado. Preocupado por no saber si el Sr. Damocles llamaría a su casa de nuevo... O si lo suspendería. Curiosamente eso jamás le había pasado. Al director no le gustaba mucho esa idea. Mucho menos a Nathaniel si era una posibilidad, aquella con la cual el mismo director le había amenazado exactamente el día anterior.

— ¿Pasa algo? —preguntó Adrien, sacando así a Nathaniel de la pequeña burbuja de ideas que tenía.

— ¿Eh? —Volteó a verlo un tanto extrañado, pero sin embargo entendió un segundo después—. Oh, no. Nada. Nada —contestó con rapidez, intentando no parecer alarmado.

Adrien asintió no muy convencido. Pero optó por sonreírle. Volteó con algo de discreción a los lados. No había nadie cerca, todos estaban en los salones, en clase. Y él estaba con Nathaniel. Nathaniel solo le podría prestar atención de ese modo. ¡Por fin!

—Eh...

Momento incomodo en que la mirada verdosa de Adrien se había quedado pegada en él... y cada vez se hacía más penetrante. <<Que espeluznante
se ve así.>> no evitó pensar Nathaniel. Eso se estaba volviendo extraño.

— ¿Por qué no nos vamos yendo? —preguntó en un intento por sonar casual y para nada nervioso, ni por la extraña atención de Adrien o la posibilidad de que Bernadette le castigase... o le diese una paliza, regañándolo y preocupar a su padre.

Nathaniel le dio la espalda al rubio, dando así comienzo a su avance. Lástima que al tan solo dar tres pasos Adrien le detuviera de la muñeca.

—Espera —le dijo. Porque no podían ir con el director... Esa no era la verdad.

— ¿Sí? —Nathaniel no esperaba eso. ¿Por qué lo detenía ahora?

Adrien se quedó con la mente en blanco... <<Espera, ¿qué iba a decirle ahora?>>

—A-Amm... E-eh. Yo, este. Yo —¿Qué? <<Invéntate algo. ¡Rápido!>>—. En realidad quiero hablar contigo. ¿Te parece?

La verdad siempre podía ser una vía alterna cuando se miente... o bueno, por lo menos esa era una verdad... Nathaniel alzó una ceja. ¿Hablar con él? ¿De qué o que? ¿Por qué? Y aunque quería negar estas simples palabra lo detuvieron.

— ¿O en serio prefieres ir con el director? —¿Chantaje? Esa no era la idea que Adrien tenía al haberlo dicho, no obstante así lo vio Nathaniel, quien acabó por fruncir el ceño, pero, también asintió. Era mejor que el director no se enterase y así Bernadette no se enteraría... y por consiguiente su padre tampoco.

—Está bien —aceptó, asintiendo con la cabeza—. Pero, hagámoslo rápido. Así... —<<nadie se entera que he estado contigo.>> una voz dentro de su cabeza le susurró. Lo más probable era que fuesen a un lugar técnicamente privado—, lograremos llegar a la siguiente clase. Ya casi se termina la hora.

<<¿Preocupado por la siguiente clase? Extraño.>> A Adrien, Nathaniel, no lo engañaba. O tal vez sí, no obstante Adrien se creía más astuto. Y dándole una torcida a como había estado actuando el pelirrojo realmente cambió el significado de las palabras de Nathaniel. Por ello sonrió algo soberbio.

—Ven, vamos —Y así lo jaló.

Tal vez no había estado mucho tiempo en aquella escuela. Pero se había tomado la libertad de visitarla entera. Y entera, es entera... aunque se haya abstenido de entrar solo y exclusivamente en los baños de chicas, en sí es entera. Y algo que casi nadie sabía era a donde llegaba un corredor pasando el gimnasio y la enfermería, porque, prácticamente era un área restringida. Sin embargo era lo más alejado del salón de matemáticas y el despacho del director como fuese posible. Mejor así. Ahí se dirigió Adrien. Aunque cuando Nathaniel comenzó a notar que lo llevaba a un lugar extraño intentó detenerlo.

Todo gracias a Alya.Where stories live. Discover now