Paz

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Para Nathaniel el día siguiente fue completamente normal. Bueno... casi el 100% normal.

Al despertar sintió una total desorientación. No recordaba cómo había llegado a su cama. No había como un recuerdo, de esos tipo fantasma,que solo eran la sensación de haberlo hecho.

Lo último que recordaba era haber abierto la ventana antes de dormir, y luego un penetrante olor dulzón para luego estar en la oscuridad.

Nathaniel era una persona que de noche en noche llegaba a no tener sueños, y no le importaba. Igual no era alguien que siempre recordara todo, a detalle. Pero había sensaciones de vacío aquella mañana en su mente que se extrañó demasiado.

Intentó visualizarse qué hizo. Pero lo que siempre hacía no concordaba con cómo se sentía. Siendo claro que el recuerdo es falso y lo estuvo creando a base de experiencias propias. Suspiró. Luego lo volvería a intentar.

Nathaniel se arregló para la escuela con tranquilidad. Se duchó, vistió y arregló sus cosas en su vieja mochila. La cual no tenía ni idea de dónde había salido. Pero no tenía nada raro, no creía que le hubiesen hecho algo para que, de alguna antes, pudieran afectarlo a él mismo. ¿Verdad que no?

Siguió para bajar a desayunar, donde su padre ya le esperaba con una dulce sonrisa y le daba unas tostadas. En realidad no es como si comieran algo 'pesado' a esas horas de la mañana. Solo algo de pan y de vez en cuando queso. Se despidió de su padre y dirigiéndose a la escuela salió de su casa.

La mañana era algo fresca, no obstante tranquila. Las personas ya estaban en movimiento a pesar de hora. Los minutos pasaron mientras él avanzaba por las calles, con tranquilidad, con tiempo.

Llegó temprano al colegio. Se adentró en él y se dirigió a su salón correspondiente. Le tocaba de nuevo Literatura con la señorita Bustier. Así que acabó al final de la clase, en uno de loas asientos más altos (¿bueno ya en qué clase no?). Sacó un cuaderno cualquiera y un lápiz.

Lo único que no había recuperado de su mochila era el cuaderno de dibujos que había estado llenando hacía unas semanas atrás. No le podía dar tanta importancia, igual ya lo había dado por perdido días atrás.

A pesar de no ser un cuaderno 'especial' para dibujo, no le importó. En realidad si llegaba a dibujar algo no quería conservarlo en alguno de sus cuadernos. Y es que quería recordar su sueño. Sabía como era, todo, cada detalle lo recordaba tan vivido, pero... si llegaba a ilustrarlo era solo porque... bueno, ¿cómo tener una excusa para algo así? Solo no quería conservarlo.

Sin perder tanto tiempo más se dispuso a recordar. Lo primero fue negro, para dar inicio a la multitud, a los aplausos, a la galería de (literalmente) sus sueños. El lápiz encontró su camino hacia el papel, sí, sin embargo la mente de Nathaniel se separó un tanto de su cuerpo llevándolo a revivir lo que había soñado.

Obras de arte en las paredes blancas; apreciación y orgullo en rostros conocidos y no tan conocidos; aplausos, sonrisas y copas de champaña; pero luego estaba aquel cuadro del héroe de París, tan alejado de todo lo demás. Todo eso había contenido su sueño. Quitando el detalle de la entrevista con Adrien, conscientemente todo lo podía describir como perfecto. Nunca lo había expresado tan claramente, pero Nathaniel deseaba llegar a esa galería algún día. Quería llegar a ser llamado artista. Y que sus pinturas comiencen a circular para llegar a los corazones de sus espectadores. Tan solo esperaba algún día tiene el valor de llegar a presentar sus proyectos, para empezar a construir ese sueño.

Todo gracias a Alya.Where stories live. Discover now