III. SLAVE OF WORDS

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Luego de trabajar para la familia de Josh, mi padre había conseguido un contrato como conductor en Chicago, el salario era demasiado bueno como para despreciarlo aunque ello significase volver a casa una vez al mes, a veces pasaba hasta tres meses fuera del país. Mi madre era comerciante, tenía un pequeño negocio pero por la fuerte competencia tuvo que cerrarlo y como necesitaba aumentar los ingresos por los gastos que se habían aumentado, en gran parte por culpa de mis estudios, mi madre aceptó la primera oferta laboral a su disposición, un trabajo que requería que ella estuviese de ciudad en ciudad.

Así fue como desde hacía seis meses pasé a vivir prácticamente solo, mis padres aún me mantenían pero yo tenía que ocuparme del hogar y de mi cuidado, por esto me había hecho un chico responsable, entregado siempre a mis deberes, por este sacrificio siempre me llenaba de valor antes de tomar mi bicicleta y dirigirme al Pearce, la sucursal para cumplir mis más ambiciosos sueños.

Al entrar a mi salón lo primero que escuché fueron fuertes risotadas, dirigí la mirada al fondo del salón y allí vi a Josh y a su grupito habitual de amiguitos riéndose y burlándose de mí, eso era más que evidente. Suspiré profundo, pasé del tema a la fuerza y me motivé a concentrarme en la clase, lo cual no era fácil, ese lunes por la mañana tenía clases de química y ese día Zayn se veía más hermoso que nunca.

¿Esos destalles en su imagen serían para agradar a su nuevo novio?

Dejaba de mirarle casi a la fuerza y me reprendía a mí mismo cada que me quedaba embelesado en él sin poder controlarlo, como también regañaba a mi corazón por latir tan fuerte cada que mi profesor decía mi nombre, cosa que pasaba con mucha frecuencia.

Salí al descanso a toda prisa cuando llegó su momento, y me decidí por cambiar mi rutina para no castigarme viendo cosas no agradables a mi vista ni a mi corazón. Zayn y Liam eran una pareja oficial, hubo algo de revuelo con la noticia por ser ambos hombres pero la intachable reputación de ambos opacó los malos comentarios hacia ellos. Su felicidad era dolorosa para mí, verles juntos sacaba a relucir de mi pecho un sentimiento que no sabía allí se escondía. Nunca pensé que el profesor llegase a gustarme al punto de sentirme completamente vacío solo porque él había decido emparejarse con otra persona. Aun podíamos seguir siendo amigos, podíamos seguir como antes porque nunca hubo un algo entre nosotros, pero dolía tanto que yo no podía soportarlo.

Al entrar al salón de clases las ganas de salir del mismo me atacaron al instante, la profesora de inglés no había llegado y el grupito de Josh estaba tonteando muy cerca de mi puesto, traté de pasar de ellos como en las primeras clases, pero el mismo Josh me impidió hacerme el desentendido. El pelirrojo se sentó en mi puesto y subió sus largas piernas sobre mi pupitre, me miró mientras ladeaba sus labios y enarcó una ceja al tiempo que me reparaba con la mirada, pero no como Harry lo había hecho, Josh me veía como si yo fuera poca cosa.

—¿Cómo te fue el viernes en la noche?

—De maravilla —respondí con una falsa sonrisa—, por un momento llegué a pensar que pasaría la noche con un montón de idiotas pero gracias a Dios no fue así.

—¿De verdad creíste que nos juntaríamos contigo? —uno de los chicos que siempre acompañaba a Josh me habló por primera vez en su vida, pero no le presté mayor atención, solo volteé mis ojos y me di media vuelta para esperar a mi profesora fuera de clases, afortunadamente esta apareció en el momento oportuno, evitándome un mal rato.

Al finalizar las clases quise huir de allí para estar en mi casa lejos de tanta tensión, no entendía por qué Josh y su grupito de idiotas habían comenzado a molestarme de un momento a otro, si bien, yo ya había superado lo sucedido en el cabaret, no estaba dispuesto a soportar acciones tan infantiles como que tiraran mi morral al suelo, o que dijesen "mariquita" cada que tenía que intervenir en algunas clases, sus fuertes risotadas presionaban mi pecho, el sentirme atacado me desestabilizaba, y lo peor de todo era que estaba completamente solo, me sentía desprotegido.

Hell ; Larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora