XIV. Come

785 68 2
                                    

Como Harry bien había dicho, ese miércoles al regresar del Pearce no le encuentro en el departamento, al abrir la puerta solo hallo una vacía y silenciosa estancia, pero sonrío porque cada vez se me hace un poco más cómoda y acogedora, no podía negármelo, me gustaba mucho estar allí. Caliento y almuerzo lo que había preparado antes de salir al instituto y luego de una larga ducha me tiro en el sofá para descansar un rato, y despierto una hora más tarde teniendo toda la disposición física y mental para estudiar el material que sería evaluado al día siguiente.

La puerta suena a las 5:11 de la tarde y yo sonrío ampliamente al comprobar que mis cálculos no han fallado, giro mi rostro a dirección a la misma y le veo entrar, Harry cruza la puerta y no tarda en brindarme una radiante sonrisa.

—Buenas tardes Lou.

—Buenas tardes Hazz —le saludo por cortesía y hasta dudo con eso de ponerme de píe para recibirle, pero a último minuto me decido por mantenerme sentado en la silla del comedor—. ¿Cansado? —pregunto curioso y él no tarda en asentir mientras desganado arrastra sus pasos hasta la cocina.

—Hoy me cobraron en creces el no haber ido a trabajar ni el sábado ni ayer.

—¡Espera! —salgo disparado cuando veo en él intenciones de abrir la nevera, sonrío con torpeza y soy yo quien abre la misma—. Estás agitado Harry, no puedes exponerte a cambios bruscos de temperatura.

—No estoy tan agitado.

—Estás rojo y todo sudado —defiendo mis argumentos con una sonrisa enorme y le paso el vaso de agua mientras miro sin temor sus inquietantes y expresivos ojos.

—Sigues portándote así conmigo y no dejaré que te vayas nunca de este departamento.

Niego con la cabeza sin parar de sonreír como idiota, como si estuviese cómodo, como si ya no le temiese, y aunque sé que no es así, aunque sé que una parte de mí sigue resentida con él, yo parezco haberlo olvidado todo y no es una acción que hago conscientemente, yo actúo y reacciono ante Harry según lo que siento y en esos momentos, como en algunos otros, de mi pecho no emerge ningún sentimiento o emoción negativa, allí solo hay paz, tranquilidad, templanza.

—Por cierto, también hice un poco de sopa, es que no me gusta estudiar con hambre, si quieres un poco puedo servirte algo —bajo el tono de mi voz al terminar la frase, de repente he comenzado a sentirme ligeramente nervioso—, aunque de igual, debe estar frío ahora mismo.

—Lo comeré después de mi siesta —él responde bajando también el tono de su voz y con sutileza pasa de mirar mis ojos a observar mis labios, se acerca un paso hacia mí y yo retrocedo la misma distancia al instante.

—Entonces estaré pendiente para calentarlo cuando despiertes —le hago una leve reverencia y asustado salgo a toda prisa de la cocina, me siento frente a mis libros y en ellos no veo ni punta ni cabeza, solo veo un lío de textos frente a mis ojos.

—Lou, ¿desde qué horas estás estudiando? —Harry me sigue y se sienta junto a mí poniéndome aún más nervioso.

—No lo sé. Llegué, tomé una ducha, dormí un rato y después me puse a estudiar.

—Ah... —él susurra algo decepcionado—. Y yo que iba a pedirte que hicieras la siesta conmigo.

Al escucharle mis ojos se abren por la sorpresa y mis cejas se enarcan notoriamente, le miro incrédulo, se me hace difícil creer la naturalidad con la que él estaba llevando las cosas, si bien, la tensión entre ambos era algo casi nulo, aún había un pasado, una acción, un recuerdo. Entreabro mis labios pero al final no le digo nada y él al ver mi rostro, pronuncia un poco más su retorcida y pícara sonrisa.

Hell ; Larry Where stories live. Discover now