XVIII. Hurt

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XVIII. Hurt

-Sé sincero Louis -después de un saludo, un café, una vaga y sosa plática, y esquivas miradas, fueron estas las palabras que marcaron el inicio de una pendiente conversación, de una conversación a la que constantemente le estuve huyendo. Agacho mi rostro, centro mi mirada en la mesa y mentalmente me preparo para desbloquear los malos recuerdos, para sacar todo a flote, para liberar la verdad-. ¿Cómo comenzó todo? ¿Cuándo comenzó todo?

-Hace unos meses -respondo entre dientes y la cobardía me ataca ¿no era mejor dejar todo así? ¿No era mejor seguir ignorando lo que había pasado conmigo? Tal vez para Zayn no lo era, pero para mí ¿qué era lo mejor para mí?

-Louis....

Sacudo mis cabellos y niego con la cabeza, estoy a punto de decirle que no puedo seguir con esto pero recuerdo que le he hecho una promesa, recuerdo haber dicho ser sincero, pero sobre todo, recuerdo haberle prometido que le contaría todo.

-Louis -él repite mi nombre, y para tranquilizarme acaricia delicadamente mi mano-. Todo estará bien, yo estoy aquí, contigo.

-Supongo que todo comenzó el día que profané el nombre de la madre de Josh -hablo despacio, sin alzar mi mirada, sintiendo frío por dentro, sintiéndome vacío por dentro-. Mis padres se pusieron en mi contra desde entonces.

-Eso me lo dijeron.

-¿Mi padre también te dijo que me abofeteó? -sonrío triste, y muerdo mis labios para suprimir el dolor de los recuerdos-. Tiene la mala costumbre de olvidar esos pequeños detalles.

-Sí, él me contó eso, pero ¿Qué más pasó Louis? ¿Qué pasó después?

-Mamá llevó a un primo de ella a vivir conmigo -callo mientras acomodo las ideas en mi cabeza, mientras me voy perdiendo en mi propio relato, mientras comienzo a recordar las cosas que tanto me había costado olvidar, entones siento su mano abrigar la mía, Zayn me sostiene con fuerza, de manera protectora, Zayn no dice nada, él se mantiene ahí esperando por mis palabras, pero yo ya no estoy tan seguro de querer seguir hablado, lo que continuaba de allí en adelante era lo que más me costaba asimilar.

-Si te cuesta mucho decirlo podemos dejar esto hasta aquí.

Niego con la cabeza y no tardo en brindarle una triste sonrisa, no entendía muy bien el por qué, pero veía en lo que hacía una nueva opción de escape, tal vez era eso lo que me hacía falta para sentirme mejor, aclarar las cosas, decirlo todo, desahogarme con alguien que sabía quería escucharme.

-Todo está bien profesor, tranquilo -le digo mientras muevo mi mano, siendo yo ahora quien acaricie la suya-. El primo de mi madre era muy estricto, y mamá pensó que él me ayudaría a corregir mi comportamiento.

-No hay nada que corregir en ti -él comenta con voz ligeramente quebrada y sintiéndome terriblemente melancólico yo amplio mi triste sonrisa.

-Pues mis padres no creían eso, y dejaron que él llevara las riendas de la casa. Yo debía ocuparme de mis estudios y de mantener todo en orden, lo normal, ya yo estaba acostumbrado a ello, pero los verdaderos problemas llegaron cuando él comenzó a restringirme el dinero que enviaban mis padres, la cuenta que yo manejaba cayó a cero.

-¿Por qué no le dijiste nada de esto a tus padres?

-Me cansé de llamarlos, me cansé de decirles que él no era lo que pensaban, yo me cansé de pedirles ayuda sin obtener respuesta -resoplo para tratar de contener las ganas de llorar y cada que me siento a punto de desmoronarme él me aprieta con más fuerza, recordándome que está ahí, que ahora todo es diferente.

Hell ; Larry Where stories live. Discover now