Inseguridades

166 26 0
                                    

Por Thiago

Mi celular sonaba con cierta insistencia y me saco de un profundo sueño. Abrí un ojo... y ahí estaba ella profundamente dormida, no hay ruido que la despierte. Tocarla fue mi perdición, es perfecta. Solo de verla mi corazón quiere salir disparado por tantas emociones. Me había prohibido abrirle mi corazón a alguien más, no podría soportar perderla, la vida me ha quitado a dos personas importantes en mi vida.

El sonido molesto del celular me sacó de mis pensamientos. Me levanté y tenia un mensaje y llamadas de un número desconocido, me imaginé que era Daya, pero al abrirlo me sorprendi al ver que no era así.

De número desconocido:

Después de mucho tiempo de suplicarles a tus padres, me han dado tu localización, hace tres meses estoy aquí en México por cosas de trabajo, me encargaron el caso de IF, no se si lo has escuchado. Espero verte un día por favor. Te dejo mi dirección abajo. Att: Santiago

Una lágrima rebelde se escapó, por mi ojo derecho. Mi hermano, mi amigo como lo extrañaba, pero mi ira y un cargo de culpa habían logrado que yo me alejara, él no tenia porque ser juzgado y catalogado, él único culpable de todo era yo.

Tome una ducha rápida y salí en busca de comida para mi pequeña brujita, solo quiero olvidar el pasado.

Por Gianella

Abrí los ojos desperezandome mire el reloj 11:45 am. Santa Calcuta! Muero de hambre, me maldije internamente por dormir tanto y me dirigí a la cocina.

-Thiago?- que raro no estaba en ninguna parte de la casa. Me estaba duchando cuando escuche el sonido de la puerta principal abrirse. -Aquí estoy! -grite. La puerta del baño se abrió.

-Asi que, te duchas sin mi?- dijo con su voz seductora. Pude ver a través de la puerta de cristal, su silueta borrosa desvistiéndose.

Abrió la puerta y lo primero que llamó mi atención fue su enorme erección saludándome. No pude evitar soltar una risita traviesa.

-Si, burlate. Asi me pones, me ha hecho usted un completo adicto. Lo mire coqueta.

- Qué esperas?- le pase el jabón con aroma a fresas, que él había comprado especialmente para cuando yo iba a quedarme.

Me colocó de espaldas, mientras pasaba el jabón despacio por mis senos, no pude evitar soltar un gemido ahogado. Su amigo rozaba mi trasero con cierta insistencia. En un abrir y cerrar de ojos, agarro mis hombros con fuerza y me penetro sentí su respiración ansiosa en mi espalda. Su piel rozaba con la mía hacerlo sin condón era algo que nunca había experimentado... era tan intenso. Yo gemía como una posesa, nunca me cansaré de este hombre. Comenzó a penetrarme con más fuerza, él se disponia a sacarlo para que el semen cayera fuera, pero se lo impedí. Quería sentir su semen dentro de mi, algo que nunca había hecho.Cuando me gire a verlo estaba sorprendido.

-Te...te estas cuidando?- dijo apenas en un susurro mirándome con preocupación.

-Claro tontito- mentí. No creo que pase nada, es sólo una vez. Su gesto se suavizo.

-Te traje de comer, mi pequeña bruja- dijo saliendo de la ducha conmigo en brazos.

Después de cambiarme al salir a la cocina, el olor a comida invadió mis fosas nasales.

Había una gran variedad de sushi en la mesa. De salmón, de cangrejo, de gamba y de pulpo. En otra bolsa había una orden de papitas fritas, sonreí.
Como si pudiera leer mis pensamientos.

-Marco- dijo encogiéndose de hombros, sonriendo con chulería.

- Pero, ese no para de ser sapo- dije mientras me decidía por donde empezar.

-Deberias ir al gym conmigo- dijo comiendo tranquilamente. Como si decirle eso a una mujer fuera lo mas normal del mundo.

-Me estas diciendo gorda!?- dije visiblemente enojada. Su rostro palideció.

-No he dicho eso- dijo rascando su cabello. Agarre una papita y lo mire desafiante.

-No vuelvas a decir tal cosa, te queda claro idiota!- lo mire mal.
Se levantó de su silla, con una sonrisa mal disimulada y se acercó todo lo que pudo a mi.

-Como usted ordene- y se comió la papita que tenia en mi mano.

-No te dijo Marco, lo que le pasa cuando toca mis papitas?- dije buscando con que objeto podía atacarlo.

-Eemm no quiero saberlo- corrió por la toda la casa, mientras yo lo seguía.

Asi somos nosotros, unos cobardes que viven escapando de los sentimientos porque ninguno sabría responder si nos preguntarán que relación teniamos.

Más tarde, estábamos viendo la televisión y todo era aburrido. Películas viejas que ya habíamos visto o programas sin sentido.

-Quieres ir al parque de atracciones?- dijo algo apenado. Chille como una niña pequeña y asentí feliz.

-Además, me debes un peluche recuerdas?- me crucé de brazos y bufé.

-Tendrás todos los peluches que deseas, esta noche pequeña brujita- me dio un beso sonoro en los labios.

-Porque me dices bruja?- frunci el ceño.

-De verdad quieres saberlo?- se acercó a mi con una mirada intensa, mis piernas temblaron un poco. Un ahogado si, apenas audible salió de mi boca. Su respiración se mezclaba con la mía.

-Me tiene completamente hechizado, señorita Gianella, estoy pérdido en su profunda mirada.- nos besamos con desesperación tratando de calmar toda esta pasión que nos consumía.

+++++++++++++++

-Un aparato más y vomitare Thiago- dije entre risas íbamos agarrados de la mano como si fueramos una pareja perfecta. Estábamos lejos de llegar a serlo.

En mi otra mano llevaba un hermoso peluche de delfín. Llegamos a un puesto de hot dogs, compramos y nos sentamos en unos banquillos cerca de ahí, alejado de las personas. Yo estaba concentrada comiendo mi perrito caliente (hot dog), mientras él parecía tener una guerra interna debatiéndose si debería decirme lo que sea que pensaba o no. Sin esperarlo me lo dijo:

-Gia- me quito el hot dog para poder agarrar mis manos- se que es muy pronto y quizás todo esto te parezca una locura. Pero puedo asegurarte que desde el día en que te choque con mis cajas, no dejo de pensar un solo segundo en ti, dejame entrar a tu vida. Sé mi novia Gia.- sus ojos irradiaban un brillo cegador, sus palabras eran sinceras asi lo sentía yo, podía verlo en su mirada y al ver eso sentí temor.

Estaba pasmada, el miedo comenzaba a adueñarse de mi ser y así lo hizo...

-No... -solté su agarre como si éste quemara- No puedo hacerlo- pude ver como sus ojos se apagaban frente a mi- solloce. No pude verlo más.

Corrí y corrí con todas mis fuerzas sin saber a donde dirigirme. Ahí estaba yo...huyendo del amor, de la ilusión y de mis sentimientos sin detenerme, solo escuchaba su voz a lo lejos gritar mi nombre con desesperación. La única cobarde en esta historia soy yo.

Pero de una cosa si estaba segura, estoy completamente enamorada de él, como nunca creí estarlo.

Internamente FríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora