Capítulo 20

1.6K 132 12
                                    

—¿Y así sin más?—espetó Minerva viendo la menta—Si lo supiésemos podríamos haberla encontrado cerca de Sabertooth.

—Pero también pudo ser que ésta menta no crece allí. No hay pantanos ceca—habló Yukino bostezando ya mllon de veces.

Después de buscarlas y encontrarlas, pornoos pelos llegamos al último tren para volver y no perder tiempo.

Ahora nos quedaban poco mas de 20 minutos.
Fiona estaba durmiendo con la cabeza en mi regazo, y nosotras tres intentábamos no dormirnos.

—Pero ésta Polushka, ¿quien es?—preguntó la pelinegra.

—Segun lo que sé, a ciencia cierta, es Granadina de Edoras, se unió a Fairy Tail pero no sé qué razones hubo, se retiró a los bosques—subí los hombros con desgana y casi salto de alegría al ver ya la ciudad. Un poco más y ya podría meterme en la cama.

—¿Edoras?¿Donde queda eso?

Oh, cierto. Ellos no sabían de Edoras. De todos modos no los ví ahí...

Volví a subir los hombros sonriendo—Muy lejos.

Ni se imaginan.

[...]

—¡Lucy-san!¡Lucy-san!

Abrí los ojos de golpe viendo a Frosh al lado de Lector encima mío. Y todo hubiera sido bueno si no sus caras alarmadas.

—¡Sting-kun despertó!¡No para de decir cosas locas!—gritó Lector.

Tardé varios segundos en conectar todos los cables.
¡Mierda!

Me pude de pie rápidamente pero cuidadondo de que los gatos no se caigan y me puse los primeros pantalones que tuve a mano.

—¿Que pasó exactamente? Ayer se bebió el té y dormía profundo—tartamudeé intentando espabilarme y alejar el sueño.

—Hace como diez minutos despertó y fue al salón. Sólo se sentó ahí y empezó a murmurar cosas raras—Lector hablaba muy rápido y se me hacia difícil entenderlo.

Parecía que las escaleras eran interminables cuando por fin estábamos en el salón.

Lo primero que vi fue a Roug y Sting en el sofá. El pelinegro intentaba llamar su atención sin resultados.

Lentamente me acerqué y Sting se paralizó cuando puse mi mano en su hombro.

—¿Sting? ¿Que está pasando?

—...

Fruncí el ceño y me puse de cuclillas a su lado—¿Sting?

—Murió. Ella murió...yo no... él parecía demonio... ella me salvó...yo.... yo...

De repente alzó su rostro asustandome no sólo con el repentino movimiento sino que también estaba llorando —¡El la mató!—gritó volviendo a cubrir su rostro con las manos.

Miré a Roug sin entender. Pero él parecía tan perdido como yo.

¿Quien mató a quien? ¿Quien parecía demonio?

Puse mis manos en sus mejillas—Sting, todo está bien, todos están vivos—intenté que mi voz sonara tranquila, pero él respondió con otro sollozo agarrando mis manos con fuerza.

—¡La mató!¡Y yo no pude hacer nada!

Lo abrazé y dejé que llorara. Aunque ahora mismo quería que me respondiera todas las preguntas.

—Roug, prepara más té. Sólo eso podrá tranquilizarlo—dije bajo al pelinegro que no tardó en correr a la cocina.

Acaricié el rubio pelo de Sting y le susurré palabras tranquilizadoras. Pero él volvía a susurrar " El la mató".

—Shh, Sting, nadie mató a nadie. Fue una pesadilla.

Parecía que hablaba con una pared.
Hasta lloraba más que Juvia.

—Aqui esta—Roug vino con una taza humeante. La menta olía muy agradable y daba ganas de dormir.

Liberé mi mano derecha de su cabello y agarré la taza con cuidado de no derramar el contenido.
—Bebe Sting—le -murmuré atrayendo la taza hacia su boca.

—No quiero dormir.

Suspiré cansada. Y eso que acababa de despertar.

—Bebe—dije más firme y me aparté un poco para liberar su rostro—Te sentirás mejor.

—...

—Bebe.

—¿Seguiras conmigo?

Me sorprendí ante tal pregunta. ¿Por que me dolia el corazón viéndolo así?¿Por que me daban ganas de abrazarlo y no soltarlo jamás?

Sonreí—Claro que si Sting, vamos a tu cuarto para que te acuestes.

—¿Te quedarás hasta que me duerma?

¿Que le estaba pasando al rubio?¿Ppr qué parecía tan desesperado en estar a mi lado?¿Será porque me parezco a su madre? Segun lo que me contó un día.

Me puse de pie y le tendí la mano para que me siguiese, si eso es lo que necesitaba para estar mejor lo haría.

—No lo dudes.

[...]

Respiré el cálido aire. Los rayos de sol calentaban mi piel y era relajante. Justo lo que necesitaba.

Sting no volvió a despertar ya dos días.
Todo el gremio está preocupado volviendo la atmósfera muy cargada de pesimismo. Era imposible permanecer ahí sin querer llorar.

Roug no estaba mejor, estaba como ido. No salía de casa quedándose a cuidar de su amigo hermano. Los exceeds hacían lo mismo.

No sabíamos nada. Ni sobre las marcas de Sting, ni sobre quién murió, ni nada.

Era desesperante.

—Ey, ¿oiste la noticia? Algun mago destrozó una montaña.

—Que bestia.

Me volteé hacia la dirección de donde provenían las voces, viendo a varios oficiales en uniforme controlando.

—Yo oi que una montaña fue completamente fundida.

—¡Eso es imposible! Tales bestias no existen.

Y sus voces ya fueron imposibles de escuchar pues los tres entraron en un local.

Casi sin querer sonreí. Seguramente alguien de Fairy Tail fue culpable.

¿A lo mejor fue Natsu?

Casi por impulso corro dentro del local a preguntar por los detalles pero me congeló en mi lugar al sentir dolor en el corazón.

Yo aquí preocupándome por ellos, y seguramente estos pensaban sólo tonterías.
Fueron un año a entrenar. ¡Podian hacerlo en Magnolia, o aquí en Sabertooth!

Y de nuevo una tristeza infinita me rodeó. Todos se fueron en sus direcciones sin mirar atrás. Así que ¿por qué yo lo hacía? ¿Por qué no podía empezar de nuevo?

—Rubita, que te dale humo de las orejas de tanto pensar.

Sonreí sin ganas viendo a Minerva caminar hacia mi.
Por fuera parecia que ella se mantenía en control pero se veia por sus ojos la preocupación. Y sin embargo se preocupa por todos menos por ella misma.

—¿Como me encontraste?—pregunté cerrando los ojos y volteando el rostro de nuevo hacia el sol. Quería simplemente dejar de tener tantas preocupaciones.

—Rufus dijo que te vió cerca. Venía a avisar que Sting vino al gremio.

Abrí mis ojos de golpe viéndola. Casi saltaba de alegría pero su expresión me paró.

—Se comporta normal. Como si nada pasó estos días...

Sin acabar de escuchar lo que dijo empezé a correr al gremio. Si se comportaba perfectamente sería fingido de seguro. Y si insistía en ello entonces era hora para las respuestas.

Si o si.

Algún Dia...[1]Where stories live. Discover now