Capítulo 23

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Estar en casa era imposible. Estar en el gremio era aún peor.
Estar en la ciudad era insoportable.

—Y todo porque te fuiste Yukino—susurré al cielo oscuro. Ni siquiera las estrellas estaban.

Suspiré lentamente y alzé dos llaves en la mano. Sabía lo que tenía que hacer. Pero si lo hacia, admitía que Yukino se fue.

Y no quería que eso pasara.

Reí amargamente, si eso ya pasó. Y a mi solo me quedaba seguir adelante. Primero Acuario, después Natsu y Happy, el gremio...Yukino.

Y de nuevo el corazón estaba por partirse de tanto dolor.

—¿Por qué no lo haces, vieja amiga?

Abrí los ojos con sorpresa al ver que todo a mi alrededor se detuvo y delante mío estaba el Rey Celestial. ¿Que estaba haciendo en la tierra?

—R-rey Celestial —tartamudeé. En realidad, una parte de mi lo culpaba por la destrucción de la llave de Acuario, aunque sabía perfectamente que fui yo la que lo hizo.

Pasamos varios minutos observándonos mutuamente hasta que el Rey habló:

—Vieja amiga, ahora posees doce llaves celestiales.

—¡Pero la llave de Acuario...—espeté mi voz perdiendo intensidad hasta que la última palabra la dije en un susurro. Dolia admitirlo.

—Tienes la treceava llave dorada—su voz sonaba neutra y daba escalofríos. No había que ser genio para saber qué el asunto era importante.—Cuando un mago obtiene doce llaves doradas, un poder se le abrirá, un poder capaz de cambiar el mundo: el poder del tiempo. ¿Estas de acuerdo en aceptar este poder bajo tu responsabilidad, vieja amiga?

—¿El tiempo?¿Podré viajar en el tiempo?—¿La podría salvar a ella? Si había alguna posibilidad haría eso. Haría todo lo posible—Acepto—dije sin alguna duda en la voz.

—Es un poder que no puede llegar a las manos de los avariciosos.

Asentí —Lo protegeré con mi vida Rey Celestial, lo juro.

—Entonces—el barbudo alzó sus manos al frente, señalándome mientras un círculo mágico muy brillante aparición en el cielo—Que las estrellas iluminen tu camino, que no te dejen sumirte en la oscuridad, con el poder que me fue otorgado yo  nombro Guardiana Celestial, Protectora del Tiempo, a  Lucy Heartifilia hija de Guardiana Celestial Layla Heartifilia. —mientras el hablaba yo empezé a brillar como si me hubiera comido una bombilla. El poder me llenaba y lo sentía increíble. Me sentía yo misma invencible. Pero de repente todo se acabó. La luz desapareció junto al Rey Celestial y el tiempo volvió a su normalidad —Me alegra saber Lucy, vieja amiga, que seguiste el camino de tus antepasados, Guardianes. —llegué a oír desde ninguna parte.

Miré alrededor confirmando que todo estaba bien. Mi ropa, piel, miembros...
Todo estaba normal.

Pero lo que sentía en mi interior no era normal.

"—Cuando te acostumbres a tu nuevo poder volveremos a hablar vieja amiga"

Eso si era escalofriante, los espíritus estelares me podían responder estando ellos en su mundo, pero que me hablen así de la nada...

"—Los guardianes tienen confección directa conmigo"

Resoplé y me pellizque el puente de la nariz.
—¿Va a ser así? ¿Me dejaras sola con un poder que ni sé usar? —hablé alto, pues no tenía ni idea de como funcionaba eso de la comunicación mental entre el Rey espiritual y un Guardián Celestial.
Ahora que lo pienso necesitaba investigar, y mucho.

"—El poder del tiempo no de puede enseñar o entrenar, hay que sentirlo vieja amiga"

Asentí sin saber si me veía o lo que sea y volví a mirar las dos llaves doradas que ni tenia valor para abrirlas, y saqué la treceava, la que sustituía a Acuario...

Empezé a ver nublado por culpa de las lágrimas.

"No moriré, simplemente no nos volveremos a ver"

Solté un sollozo sin molestar en disimularlo o esconderlo. A fin de cuentas estaba sola aquí.

Dolía perder una amiga. Dolía que sus últimos momentos estábamos peleando. Dolía el hecho que no me di cuenta cuando la herieron. Dolía que ella tuvo que despedirse siendo tan joven.
Alzé la mano cerrando los ojos muy fuerte para parar de alguna manera el río de lágrimas.

Aspiré con fuerza—Abranse portales de Piscis, L-libra y... Ophiuchus.

Parecía que el tiempo de verdad se detenía por una milésima de segundo mientras esperaba a que los espíritus aparezcan con su característico brillo, sin contar al último.

Lo siento tanto Yukino—grité mentalmente viendo el cielo.

[...]

—He vuelto—murmuré al cerrar la puerta de la entrada. No tenía ni ánimos ni fuerzas para gritar alegre o lo que hacía siempre, sonreír.

Y lo que me costó volver a hacerlo.

Caminé lentamente sin hacer ruido pasando por el salón que estaba a oscuras. Pero no necesitaba luz para ver una silueta de cabellera rubia estar sentado en el sofá  mirando el techo.

Sting, además de Maestro era amigo de Yukino.  O puede que había algo más que amigos.
Pero ahora eso no se podría averiguar.

Me senté a su lado—Hey—le di un suave codazo.

El ni se movió—Es mi culpa.

Me sobresalté por lo ronca que sonaba su voz en el silencio de la casa. ¿Donde estaba Roug? ¿Y los exceeds?

—No digas eso—murmuré apoyando lo cabeza en su hombro.

—Los que atacaron el gremio, me querían a mi.

Me puse derecha para verlo a la cara,  aunque veía muy mal.
Lo querían a el ¿por qué? ¿Por qué un DragonSleyer de luz exactamente? Además, recordaba perfectamente que gritaron los magos encapuchados. Ellos querían a nosotras, magas estelares. Sting dijo que su madre fue maga estelar, pero que no heredó la magia de las estrellas,. Así que no contaba...

Como si adivinando a donde iban mis pensamientos habló—No es por mi lacrima de Dragón de luz, o mi poder siquiera, sino mis genes. Se podría decir que soy mitad demonio.

—¿¡Que!? —espeté en un chillido agudo—¿Como que demonio? ¿Que estas... —me paré al notar que el muy idiota se estaba riendo de mi. ¿Como podía estar bromeando sobre eso cuando acabamos de perder a una amiga? —Vete a la mierda—me dispuse a ponerme de pie pero su mano agarró la mía impidiéndome el movimiento.

—En realidad, no me queda mucho tiempo. No entiendo cómo es que ahora está pasando, a lo mejor mi tiempo de vida está caducando... ¿Recuerdas las marcas? —asentí —nunca desaparecieron, simplemente hize un hechizo para que no se vieran.

—Sting—susurré al ver sus manos. Hasta el codo estaban totalmente blancas —¿Que...?

—La menta de dragón ayudó, pero solo para releantizarlo. Me estoy muriendo, Lucy

—¡Sting! ¡Como sea otra broma lo juro por mi vida que te mato yo misma! —arranqué mi mano de su agarre y me alejé unos pasos.

No, él también no por favor.

—Ojalá fuera una broma
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Jeje, no me maten, después entenderán por qué muere y pues eso... Seguramente alguien ya está haciendo deducciones con las pistas que doy ¡no las digan en los comentarios!  quiero que la intriga dure.
y bueno ¿que les parece?

El último año no mola. Después de acabar voy de año sabático.

Aquí una pregunta ¿en que curso están? Os gusta el colegio?

Claro que no XD

Nos leemos.

:3

Algún Dia...[1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora