9. ¿Qué hay de nosotros?

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¿Qué hay de nosotros?

Al día siguiente lloviznaba ligeramente y paraba a ratos. Habían escogido uno de los jardines más apartados de Hogwarts, detrás del castillo, donde los días de sol casi siempre daban en penumbra. Un jardín rodeado de pilares sin nada que sujetar y enredaderas como cortinas enganchadas de unos a otros. Bancos de piedra y unos azulejos en el centro de lo que había sido anteriormente una fuente, ahora dejaban un espacio abierto en el centro, regado de flores silvestres.

- Vaya, este lugar mola – dijo Andrew mirando a su alrededor, justo como el resto.

- Gracias – dijeron Sirius y James al mismo tiempo.

- Seguro que lo usáis para traer a vuestras conquistas y daros el lote – opinó Marlene.

- Solo si quieres que huyan despavoridas cuando sea una culebra y no tu... bueno, tu mano lo que se introduce por su camisa – James se adelantó un par de pasos desordenándose el pelo y tosiendo disimuladamente una risa.

- Eww – fue la única respuesta de Marlene.

Avril observaba la zona. Era amplia y podía servir para que nadie los viera a primera vista. Usarían ese lugar solo los días que no lloviera y necesitaran permanecer al aire libre, el resto irían a una clase vacía o algo así. No consideraba necesario revelar la Sala de los Menesteres para una actividad como aquella. Sirius pasó su brazo por sobre su hombro y dejó un cálido beso sobre su sien.

- ¿Y? ¿Crees que servirá?

- Sí.

- ¡Ha dado el visto bueno! – celebró Sirius alzando los brazos. El resto de Merodeadores lo corearon también entusiasmados.

- Está bien, está bien. No nos emocionemos – pidió Avril sonriendo con las manos sobre las caderas -. Para empezar quiero hablar con vosotros, así que sentaros en un círculo.

- ¿De verdad crees buena idea sentarnos aquí? – preguntó Marlene reticente. Alice y Lily tenían la misma mueca sobre sus labios.

- Acostumbraos, pasareis más tiempo en el suelo que de pie – dijo Avril mientras con el pie a apartaba unas cuantas cosas sospechosas para poder sentarse. A ella tampoco le hacía gracia, pero hace tiempo que aprendió a no ser tiquismiquis.

A su derecha estaba Sirius, seguido por James, Peter, Remus, Andrew, Frank junto con Alice, Marlene y Lily que terminaba el círculo a su izquierda. Eso estaba bien. Eran un buen número, podía manejar nueve personas para enseñar unas cuantas cosas y que no se viera como la creación de un ejército. No tenían un profesor de Defensa negligente, como lo fue la arpía de Umbridge, así que aquello era un simple apoyo extra.

- Está bien – empezó nerviosa por tener a todos mirándola -. Sé que por el tema de exámenes y que estamos en cursos distintos va a haber problemas para poder reunirnos todos.

- No olvides los entrenamientos de Quidditch – añadió James.

- Más los entrenamientos de Quidditch – accedió Avril -. Por lo tanto, tomemos esto con calma, ¿vale? No voy a dar clase si no estamos todos, así que nada de presiones, se darán cuando se puedan.

- ¿Y qué pasa si no podemos coincidir de nuevo hasta dentro de dos meses? – preguntó Andrew con cierto descontento.

- Pues que se da la clase dentro de dos meses. Andrew, no te pongas ansioso ¿vale? De verdad, no sé que estáis esperando todos, pero yo no soy una entrenadora de Aurores. Solo sé hacer unas cuantas cosas muy bien y con eso me he apañado como he podido. Y lo más importante es que no lo hice sola. Quiero que entendáis eso muy bien, la confianza y el trabajo en equipo son lo que van a sacarnos adelante, porque mientras que uno crea un escudo, otro va curando a los heridos. No sé si me estoy explicando.

Recuerdos Pasados (Actualizaciones lentas)Where stories live. Discover now