17. El diario

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El diario

Sirius estaba casi convencido de que había visto a la abuela de Avril en alguna ocasión. Una fiesta de sociedad, un cruce en mitad de una calle. Pero no había forma de que la pudiera recordar.

Los Emith eran una de las familias sangre pura más misteriosas de todo el mundo mágico. Siempre se mantenían en hermético secreto, guardando para ellos el tema de su maldición. Casi nunca se los veía fuera de su territorio, siempre tratando de pasar discretos sin llamar mucho la atención. Se mantenían neutros respecto a cualquier disputa en el mundo mágico, como si la cosa nunca fuera con ellos y en contadas ocasiones permitían que el resto del mundo interviniera en sus asuntos. Tal era el caso actual, en el cual no se pronunciaban a favor de Voldemort pero tampoco hacían nada para mostrar que estaban en el bando contrario.

Eran una familia tremendamente conocida pero de la que pocos sabían algo real acerca de ellos.

Descubrir que Avril formaba parte de esa familia, resultó ser una gran sorpresa, aunque no tanto como el hecho de que fuera una viajera del tiempo (cosa que se justificaba perfectamente por ser una Emith).

En ese mismo instante, Sirius reconoció a la abuela de Avril porque destacaba por sobre todos los magos y brujas que había en la sala. Además, acababan de salir de una de las oficinas y varias personas se las quedaron mirando.

Moira era una mujer bajita, al igual que su nieta, pero que imponía una presencia imposible de ignorar. Caminaba derecha como una vela, con la cabeza alta y mirada seria que podía resultar amenazante. Sus ojos castaños miraban al resto del mundo como si estos no tuvieran nada que ver con ella. Llevaba el pelo castaño, algo canoso cerca de las sienes, recogido en un sofisticado moño y el sombrero de plumas azules permanecía en sus manos agarradas al frente, junto a un pequeño bolso de cuentas a juego. Las arrugas comenzaban a marcársele en el rostro y su expresión permanecía firme, con los labios cerrados sin dejar asomar un atisbo de sonrisa. Era seria en su trato con las personas, desconfiada de todos, siempre tensa y dura en sus enseñanzas.

A su lado caminaba una de sus hijas, Lizbeth Emith, la hermana mayor de Evangelyn y tía de Avril. Era algo más alta que su madre y su hermana, pero con el mismo color de cabello y ojos. Las tres mujeres eran muy parecidas en aspecto y tenían una silueta similar.

Avril sacaba cierto parecido de ellas, la misma altura que su madre y su abuela, la misma nariz chata y los labios carnosos. Mientras que Lizbeth tenía una expresión algo más seria al igual que Moira; Evangelyn y Avril eran más alegres en ese sentido, con más facilidad para sonreír.

Por otro lado, Avril había sacado mucho de su padre también, el color del pelo y su forma ondulada, los ojos de un azul profundo y ciertos rasgos y gestos que eran los que hacían que la gente la asociara con él.

Sirius dejó de mirar en el momento en que sintió el cuerpo de Avril temblar. Apenas era capaz de imaginar por lo que su pequeño pájaro estaba pasando y no sabía qué hacer exactamente.

Con un simple paso, Sirius interpuso su cuerpo entre Avril y la visión de su abuela y su tía Lisbeth, dando la espalda a estas. Pasó una mano por su cintura y con la otra sujetó la pequeña y fría mano de Avril, apretando ligeramente para llamar su atención.

La bruja finalmente alzó la vista hacia él. Estaba aterrada. Había perdido todo el color del rostro y se veía claramente que no sabía qué hacer con la mezcla de sentimientos dentro de ella.

Sirius recordaba ver una mirada similar en ella la primera vez que se vieron en el tren rumbo a Hogwarts, cuando iban a cursar su tercer año. Solo que en aquel momento, se veía más emocionada que asustada.

Recuerdos Pasados (Actualizaciones lentas)Where stories live. Discover now