Capítulo Ocho: Erika, la Tsundere y loli

709 105 67
                                    

"¿Me estoy sonrojando?..."

"Esto es malo..."

—No entiendo bien a Evan...¿Por qué es malo sonrojarse?—pienso, mientras la profesora de Física y Química explica algo que desconozco, ya que no he prestado atención.

No puedo dejar de pensar en él.

Me giro para mirarlo disimuladamente.

Bueno, parece que soy la única que no escucha la lección.

Evan parece estar muy concentrado en lo que dice la profesora Emma.

Su rostro ahora mismo es muy mono, tanto, que dan ganas de abrazarle.

¡Sería como darle un abrazo a Yato!

Q-qué genial...

¿¡P-por qué estoy pensando en eso?!¿Acaso él me gusta?...

Pero sólo es porque se parece a Yato...¿Verdad?

Esto comienza a parecer un manga shōjo.

—¡Erika!—la profesora llama mi atención, haciendo que la mire.

¡¿M-me ha pillado?!

Últimamente tengo mucha mala suerte en clase.

Desde que él llegó, mi vida académica está siendo más interesante, pero...A la vez, estoy comenzando a conseguir la reputación de "empanada" en clase.

Oigo como Emma me pregunta algo...

Creo que ha dicho:

"¿Qué haces?"

¿Que qué hago?

Esa pregunta es extraña, nunca me la habían cuestionado en clase.

—N-nada...—respondo, con algo de inseguridad.

Oigo unas risillas provenientes de los asientos de atrás.

¿Q-qué pasa?...

—Erika, si el cerebro no hiciera nada, seríamos realmente estúpidos...No escuchabas¿Verdad?...—dice, con un rostro serio y duro.

O-oh...Vaya...

¡¿He oído mal la pregunta?!

Claro, ella debe haber preguntado:

"¿Qué hace el cerebro?"

—L-lo siento, no estaba escuchando...—afirmo, con un sonrojo notable en mis mejillas.

Como no me espabile, los profesores acabarán por tomarme manía.

—Es extraño viniendo de ti, Erika...Supongo que no volverá a pasar—dice, con compasión en su mirada.

¡Buf!

¡Vivan las profesoras que son compasivas!

Están en peligro de extinción, la verdad es que me alegro mucho de tener a Emma en Química.

Ella se gira hacia la pizarra para ponerse a dibujar elementos químicos.

Suspiro con alivio de nuevo.

Debo centrarme más en los estudios...

Debo ser como antes.

Oigo el contacto de una bola de papel en mi mesa.

Ladeo mi cabeza, y me encuentro con un Evan que mira a la pizarra, pero que señala disimuladamente con el dedo ese papel arrugado.

Devuelvo mi mirada a donde señala él.

¡Yo no soy Yato!Where stories live. Discover now