Capítulo Veintiuno: Cinco

336 73 63
                                    

No dejo de pensar en lo que voy a decirle a Evan hoy. Ni en cómo reaccionará¿Realmente debería decírselo?

No quiero causarle problemas. De verdad que no.

Esos son mis pensamientos durante el camino de mi casa hacia el colegio. Recuerdo la foto que encontré en aquel álbum de nuevo. No las de mi abuela, claro está, me refiero a aquella donde yo estaba abrazando a un Evan llorón.

—¡Erika!—la voz de Lucy me traspasa los oídos. Llega caminando a mi lado—¿Qué tal estás?Llevas un día sin venir a clase¿Que te pasó?Evan tampoco vino ayer, ahora que lo pienso.

¿Qué?¿Evan no fue ayer al colegio?

Está claro que no ha sido por un dolor físico.

¿Y si Kyuto, su hermano, le hizo algo?

Esto es preocupante¿Y si hoy viene con un ojo morado porque él ha sido golpeado?Si puedo curarle el ojo...Eso sería un momento tan shōjo.

—Me dolía la barriga, pero ya estoy perfectamente—le respondo a la pregunta de mi amiga—Oye¿No tendrás tiritas o algo así por ahí?

Ella me mira con el ceño fruncido, como si hubiera preguntado algo muy extraño.

Anda ya, no creo que sea tan raro pedir tiritas así como así...¿Verdad?

—¿Para qué quieres tiritas, Erika?¿Te has hecho daño o algo?—me cuestiona. De acuerdo, consejo mental para mí misma, no pedir tiritas cuando no tiene nada que ver con la conversación.

—N-no, para nada, para nada—contesto rápidamente, mirando hacia otro lado.

Entre conversaciones triviales llegamos finalmente al instituto.

Vemos a Keira y Kaya delante y caminamos hacia ellas sin pensarlo, para saludarlas.

—¿Qué tal lleváis los exámenes?Menos mal que solo queda uno...—pregunta Kaya de la nada—Espero que el de biología no sea muy difícil.

Estoy segura de que mi cara en este momento no puede estar más pálida.

Los exámenes. Hoy hay un examen de biología.

Pero no es solo un examen de biología. Es el último del curso. Y el que decide si apruebo o no la asignatura.

Y claro está...No he estudiado.

Agarro con fuerza a Kaya de los hombros.

—¿¡A qué hora es?!¿¡Tenemos tutoría hoy?!—exclamo y pregunto a la vez.

Ella me mira entre sorprendida y asustada. Aparta mis manos de sus hombros.

—Tia¿No has estudiado?—pregunta con una mirada firme y seria. Niego repetidamente con la cabeza. Ella abre sus ojos, sorprendida—Menos mal que es a última hora y hay tutoría antes. Podrás estudiar. Pero hay mucho temario¿Quieres que te ayude?

Niego de nuevo. Nunca me ha gustado que la gente me ayude a estudiar. Simplemente no funciona, tengo que hacerlo por mí misma.

—Gracias por la información y por ofrecerme tu ayuda, Kaya. Me voy corriendo a clase, a ver si puedo estudiar un poco ahora—digo, saliendo por patas, y entrando en el edificio.

Hace tiempo que no me siento tan asustada y nerviosa.

No puedo suspender ese examen. Si lo hago...Biología quedará suspendida y decepcionaré a mucha gente. A mi tutor, a mis padres...Y a mí misma.

Sinceramente, tengo ganas de llorar.

Pero no voy a hacerlo porque solo empeorará las cosas. Puedo conseguir aprobar ese examen.

¡Yo no soy Yato!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora