Capítulo Quince: No le conozco

537 90 77
                                    


4:30am

—¿Por qué lloraba?—me pregunto de nuevo, dando vueltas en mi cama—¿Es culpa mía?

Llevo pensando en él toda la noche, sin entender el porqué de sus llantos, ni la razón de esa sensación que noté cuando él me preguntó...

"—¿Cuánto son dos más dos, Erika?"

"—Cinco"

¡¿Por qué contesté eso?!Todo ha sido muy raro durante estos días.

Bueno, desde que conozco a Evan, no hay día que no haya sido extraño.

¿Qué tipo de misterios hay tras sus ojos?...

Quiero descubrirlos, todos.

Alcanzo mi móvil, el cual está en la mesita de noche, lo enciendo y observo el fondo de pantalla, donde aparece Yato con su teléfono en la mano y lo desbloqueo.

Comienzo a ver un anime llamado "Lucky Star", que siempre veo cuando no puedo dormir.

Rayos, tengo mucho sueño, el brillo de este aparato me molesta.

Yato...Evan...Hideo...

¿Qué sentido tiene todo esto?

Pensando tales palabras, me mantengo viendo anime hasta el amanecer.

8:30

Ya es la hora de ir al colegio. No he dormido nada.

No puedo pensar con claridad después de no haber tenido una sola hora de sueño.

Desayuno lentamente como zombie, después me visto y al peinarme me miro al espejo.

Tengo unas ojeras más notables que las de L. La única diferencia es que las mías no son sensuales como las suyas.

No tengo maquillaje para cubrirlo...Y aunque lo tuviera no sabría cómo hacerlo, realmente, ya que como máximo me sé poner pintalabios de esos de Barbie.

Dejo mi pelo suelto, por si sirve para ocultar mi cara aunque sea un poco.

Cojo mi maleta y salgo de casa, como cada mañana.

Realmente estoy muerta de sueño. No tardaré en caerme a este paso.

¿Me he atado los cordones de los zapatos al salir?

Qué digo, pero si hoy llevo botas...

Madre mía...Espero que no haya ningún examen, sinceramente.

—¿Erika?¿Eres tú?Vaya cara que me llevas...—una voz me habla, a mi lado. Me giro un poco para ver a Evan mirándome con el ceño fruncido.

Oh, él realmente tiene buen aspecto. Tan guapo y Yatoísta como siempre.

Por mi parte, me siento como si no me hubiera despertado aún, totalmente atontada.

Suspiro pesadamente.

—N-no he dormido mucho hoy...Me duele un poco la cabeza, pero mírate, tú estás tan genial como siempre...—le digo, adormilada.

Él me mira atentamente con una sonrisa. Nadie diría que ayer lloró sin razón aparente. Cada vez le entiendo menos.

Comenzamos a caminar juntos hacia el instituto.

—¿Te quedaste mirando anime toda la noche, verdad?—dice, entre risas.

¿Khómo lo zhupo?

Le miro reírse, como si así fuera a descubrir la verdad.

—Eso también. Pero estuve pensando más en ti—suelto, así por la cara, sin hacer ninguna expresión de burla. Me doy cuenta de mi error demasiado tarde.

¡Yo no soy Yato!Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora