4. No puedo

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Llegué finalmente a mi oficina. Me senté en mi sillón dispuesto a revisar los informes de los meses que estaba encerrado en mi casa. Pero no lo hice. Preferí martirizarme con ella. Elizabeth.

La odiaba, eso era un hecho, cada segundo me recordaba como me había abandonado. Meses atrás hubiera dado lo que fuera porque regresara, pero ya no, no la quería cerca, me causó mucho daño incluso más que madre. La amaba antes. Pero aún movía algo en mí. Sus ojos, sentía que podía llegar a ver dentro de mí con aquellas esmeraldas, ahora detestaba eso. Su cuerpo. Dios, era perfecto, nada había cambiado, estaba irresistible como siempre. Alguna vez llegaba a tener algún pensamiento lascivo que eliminaba al instante.

Pero nada de eso quitaba el dolor, la ira, esos sentimientos seguían allí. ¿Cómo puedes querer a alguien que te lastimó tanto? ¿Cómo logras olvidar lo sucedido? La soledad, el frío de aquellas noches, el dolor en el pecho. No, yo simplemente no podía olvidar todo, tenía esa astilla clavada desde su partida y muy difícilmente lograría sacarla de allí.

Llegamos al garaje. Elizabeth bajó del auto, yo detrás de ella. Estaba frente con una sonrisa mientras me observaba.

-Elizabeth, ¿por qué no buscas otro trabajo? Si West te puso al tanto de lo que pasa en mi vida deberías ya saber que no quiero tenerte cerca.

Se acercó más a mí.

-Lo sé Tony, sé que estás enojado, pero es porque no has oído toda la historia -colocó su mano en mi rostro-. Yo quiero estar junto a ti, y si para eso debo esperar lo haré. Tú esperaste por mí alguna vez, ¿por qué no podría hacerlo yo?

Besó lentamente la comisura de mis labios. Observó un segundo mis labios y levantó la mirada hasta mis ojos, se apartó y sonrió nuevamente.

-Hasta mañana Señor Steele.

Y salió por la puerta del garaje. Coloqué mi mano donde posó sus labios, no sabía si limpiarlo o desear uno igual. No me había dejado indiferente.

Subí hasta mi habitación, necesitaba un baño, incluso su aroma se había quedado en mí. Al abrir la puerta me llevé una gran sorpresa. Estaba Allison pero no dormida como esperaba encontrarla, sino que traía lencería provocativa y en sus manos dos copas. Como nunca la había visto.

-Te esperaba.

Se acercó a mí, me entregó una copa y besó mis labios.

-No era necesario.

-Claro que sí, ésta noche vamos a pasarla increíble.

Bebí de mi copa, que contenía vino, y Allison me la quitó para poner ambas en la mesa de noche. Lentamente me llevó hasta la cama donde caí sentado. No me había acostado con ella más que una vez, aún sigo pensando en ella como mi amiga y no como mi pareja, simplemente no podía quererla de otra manera.

De repente cubrió mis ojos con algún tipo de venda, no lograba ver nada, tan sólo oírla.

-Relájate -me susurró-.

Me dejé llevar. Sentí como quitaba los botones de mi camisa y acariciaba mi pecho con sus manos para después descender despacio hasta mi abdomen. Quitó mi camisa totalmente, después se sentó en mi regazo. Mordió mi hombro y no pude evitar soltar un gruñido.

-¿Te gusta? -oí su voz-.

La voz de Elizabeth. Sí, me gustaba. Continuó mordiendo mi oído y descendió para besar mi cuello mientras trataba de desabrochar mi pantalón. La apreté contra mí, la quería más cerca, quería tenerla nuevamente, a Elizabeth, mi mujer.

-Tony.

Besó mis labios.

-Elizabeth...

No, no era ella. Era Allison, no Elizabeth. ¿Qué estaba haciendo? Estaba evocandola, al igual que la primera y única ves que estuve con esta mujer. No, no podía. Inmediatamente me quité la venda, que era una corbata, parpadeando para adaptarme a la luz. Allison estaba aún sobre mí, con su respiración agitada y algo de sudor.

-No Allison, no puedo. Perdóname.

La coloqué en la cama, me levanté y busqué rápidamente mi camisa.

-¿Qué pasa Tony?

Salí de la habitación mientras oía la voz de Allison llamándome. Caminé por el sendero que llegaba a la playa. Una vez con mis pies descalzos sobre la arena me senté a observar el mar, esta vez enojado conmigo mismo. ¿Cómo fui capaz de hacerle eso a Allison? ¿Por qué mi mente la llamaba cuando lo que quería era alejarla?

Aún podía sentir como mi cuerpo hervía al pensarla junto a mí, tenía esas malditas ganas de hacerla mía, de tocar nuevamente su cuerpo, de poseerlo como antes. Dejé mi camisa allí con mis zapatos y entré al mar. Necesitaba calmar aquella sensación. El agua estaba helada y tranquila. Me sumergí varias veces para después observar la poca luz que la luna reflejaba. Ahora era mi culpa, me odiaba por desearla tanto, por anhelar aquel placer que me proporcionaba.

Salí del agua pues debía regresar a mi casa. Cuando me acerqué a tomar mi camisa algo se movió dentro de ella, quizás podía ser una tortuga o una serpiente, a pesar del riesgo la tomé. Pero ni lo uno ni lo otro. Era un pequeño cachorro que mordisqueaba mi zapato. Estaba delgado y con su pelaje marrón muy descuidado. Acerqué mi mano hacia él, la olfateó y empezó a morderla. Yo nunca había tenido una mascota, mi padre no lo permitía, era una ilusión frustrada. Aquel cachorrito era muy tierno, algo a lo que nadie de negaría, además estaba abandonado en plena playa.

-¿Qué clase de inhumano te habrá dejado aquí?

Lo envolví en mi camisa y lo pegué a mí tratando de no mojarlo, tomé mis zapatos y subí hacia mi casa junto con mi nuevo amigo.

Ahora tenía a quien contarle mis penas.

Nota del autor: Chic@s estoy buscando a alguien que pueda ayudarme con un booktrailer, así que si conocen de alguien por favor avísenme por interno.
¿Que les pareció el capitulo? A veces me siento mal por Allison 😐 Tony es un bitch.

❤️❄️

Corazón Recargado (CA #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora