Niñez

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                                                                                     Aaron. 


Fue una semana y media antes de llegar a verla de nuevo, aparte de un vistazo aquí y allí, sacando la basura una vez, la escarda en el jardín. Ahora que sabía toda la historia era aún más difícil acercarse a ella. Nunca había sentido lo que siento. Me preparaba ensayando  lo que pudiera decirle  a  ella. Pero nada sonaba bien. ¿Qué puedes  decirle  a alguien que  había perdido a  su familia como yo lo había hecho? Me quedé allí como una roca que no podía escalar. Así que le evitaba.


Nunca supe lo horrible que sería el saber que el sentimiento,  se había interpuesto entre Mi madre y An.Antes de eso, mucho antes de que Any  llegará  solía dormir durante noches con An  en el doble juego de literas que tenían en su habitación. An  tenía la costumbre de saltar en la cama por la noche, así que había destruido un par de literas en los últimos años. An  siempre fue dejándose caer en algo. Cuando tenía dos o tres, dijo su madre,  que había destruido por completo su cuna. Las sillas de la cocina estaban destruidas por culpa de An,  Pero las literas que tenían en el dormitorio ahora eran difíciles de ser destruidas. Que habían sobrevivido.


Puesto que todo lo que pasó entre mi madre  y an  me permitió permanecer allí con muy poca frecuencia.Pero recuerdo aquellas noches anteriores cuando éramos niños. Nos estábamos muriendo  de la risa en la oscuridad durante una hora o dos,  susurros, risitas, escupiendo sobre los lados, donde se hallaban   las literas inferiores y luego su madre  venia  y nos gritaba:


" Más les vale que cuando llegue nos gustaría ir a dormir."

Las noches que más me gustaban, eran las que pasaba en mi habitación.  Desde la ventana del dormitorio abierta hacia el patio de mi casa,  se podía oír la música, órgano de vapor, gritos, el zumbido y la rutina de la maquinaria.El cielo era de color naranja-rojo, como si un incendio forestal se estuviera librando.Sabíamos lo que estaba por ahí, que acababa de volver de allí después de todo, Mis manos todavía pegajosas de algodón de azúcar. Pero de alguna manera era un misterio para mi  mentir , me gustaba escuchar, ver mucho más allá de nuestra hora de acostarse, en silencio, por una vez, envidiando a los adultos y adolescentes, imaginando los terrores y las emociones de los grandes paseos al que no iba por qué  era demasiado joven para ir. Hasta los sonidos y las luces se desvanecieron lentamente, reemplazado por la risa de los extranjeros.Juré que cuando llegué lo bastante mayor no me convertiría en aquellos Adultos.

Aquella chica de los hematomas.Where stories live. Discover now