De alguna manera le compré su entrada, entro en el asiento y se sentó.Todo lo que recuerdo es la sensación de su mano, caliente y seca en el aire fresco de la noche, sus dedos delgados y fuertes. Eso y mis mejillas de color rojo brillante recordándome que esto no estaba bien, esto no soy yo. Soy un asesino.
Y entonces el viejo problema surgió en ese momento, estuve a punto de levantarme e irme y dejarla sola, pero encendieron la rueda y nos subieron a la cima. Me quede callado para no decir nada, parecía estar bien con ella. No parecía incómodo en todo. Sólo relajado y contento de estar aquí arriba mirando hacia abajo en el pueblo y todo lo demás. mirando alrededor de ella luces, los árboles de nuestras casas, meciéndose suavemente el coche de ida y vuelta, sonriendo, tarareando una melodía que no sabía .
A continuación, la rueda comenzó a dar vuelta y se echó a reír y me pareció que era el sonido más feliz, su risa la más bonita que jamás había oído y jamás me había sentido orgulloso de mí mismo por estar con ella, para hacerla feliz y haciéndola reír como lo hizo.Como digo, la rueda fue rápido y en la parte superior casi completamente en silencio, todo el ruido de la Feria, se mantuvo por debajo como si estuviéramos en una burbuja, envuelto allí, y se hundió hacia abajo de mí. y luego volver a salir de nuevo, para seguir siendo un asesino. Miré hacia abajo a sus manos en la barra y fue entonces cuando vi el anillo. En la luz de la luna se veía delgado y pálido. Brillaba.
Hice un espectáculo de disfrutar de la vista, pero la mayoría era su sonrisa y la emoción en sus ojos de ver que estaba disfrutando, la forma en que el viento presionaba y se levantaba la blusa sobre sus pechos.A continuación, nuestro viaje fue en su apogeo y la rueda giró más rápido, el deslizamiento aireado hizo barrer en su forma más elegante y elegante y emocionante mientras dirigía mi mirada a ella, de repente me sentí como si esos dos o tres primeros años que había vivido y que no tenía como una ironía esa necesidad terrible de matar, como una maldición, y pensé por un momento, no es justo. Yo le puedo dar esto, pero eso es todo y no es lo justo.La sensación pasó. El momento feliz había terminado. Podría hablar ahora, la Persuadiría.
-¿Te gusto?
-Dios, me encanto, lo amé. Muchas gracias.
-No puedo creer que nunca te subiste uno antes.
-Mis padres . . . Yo sé que siempre tuvieron la intención de llevarme a algún lugar. Palisades Park o en alguna parte. Simplemente nunca llegó a suceder, supongo .
-Me enteré. . . de todo lo sucedido. Lo siento.
Ahí, Ella solo asintió.
-Me hace falta mi madre ¿sabes? Y sabiendo que no la veré de nuevo.El hecho de saber que, A veces quiero olvidarlo y es como si ellos estuvieran de vacaciones o algo y creo que, carajo , me gustaría que llamarán. Los extrañas. Como si olvidará que realmente están muertos. ¿No es raro? ¿No es una locura? Entonces su muerte es real otra vez.
Yo no contesté por qué yo pasé por lo mismo. Pero ella no tenía por qué saber lo que soy.
-Sueño con ellos mucho. Y siempre están todavía vivos en mis sueños. Al menos en mis sueños puedo abrazarlos. Pude ver las lágrimas brotar. Ella sonrió y sacudió la cabeza.
Miré hacia abajo sobre la barra y se dio cuenta que miraba su anillo de nuevo.
-Anillo de matrimonio de mi madre. dijo. A mi padre no le gustaba usarlo mucho, pero mi madre lo habría hecho. Es lo único que me queda de ella. Nunca lo perdería.
-Es bonito. Es bonito.
Ella sonrió.
-Mejor que mis cicatrices?
Me sonrojé, Ella me estaba tomando el pelo.
-Mucho mejor.
Abrí mis ojos saliendo de mi ensueño, y vi a una Any, encorvada mirándome atentamente, cada paso, cada movimiento.
Odiaba verla así, supongo. -¿Qué te parece tu nuevo hogar? Pregunté.
Ella se encogió de hombros.
-Está bien, supongo. No como en casa.
-Se puede decir, que una vez más, espero hacerte sentirte como en casa.
-Veremos dijo. Supongo que se necesita tiempo para acostumbrarse a las cosas, ¿No es así? Te voy a decir una cosa que no me gusta. - dijo.
Lo dijo casi en un susurro, como si tal vez ella esperaba a alguien que la escuchara y luego informar a otra persona -y como si fuéramos confidentes, iguales. Me gustó mucho en ese momento. Me apoyé para escucharla mejor.
-No me gusta esté sótano. - dijo. No me gusta en absoluto. No me gustas tú.
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Aquella chica de los hematomas.
Random"Escuchando la melodía sola en mi habitación, escuchando aquellos gritos que se han vuelto costumbre para mis oídos: -¿Donde está mi hija? ¡Dámela! -un golpe, dos golpes, tres golpes- y de repente el silenció inunda la habitación. Algui...