Aquella chica de los hematomas.

"Te dije que no".

 Erick. 

Justo cundo el efecto de la droga había pasado en mí; Me senté junto a Any  en el suelo del sótano.  Había migajas de pan tostado en él.  También había un cenicero repleto de colillas de cigarrillos. Miré a través de las culatas pero no había nada lo suficientemente grande para golpear a Aaron. 

Aaron nos había dejado alimento, pero había dejado claro que Any no debía comer. Ambos estábamos muy débiles, pero aún mis brazos no reaccionaban así que Any  tenía el termo pero ella también estaba débil así que apenas pudo sostener el termo. 

Aaron bajó,  se limpiaba las manos en el delantal desvanecido. Nos sonrió y luego miró a Any desde donde se encontraba. 

-¿Qué estás haciendo?-, Dijo.

-Sólo dándole de beber a Erick, él no puede hacerlo. 

Él  metió la mano en el bolsillo de su delantal de trabajo,  y sacó un paquete de  cigarros y encendió uno.

-Pensé que había quedado claro, que no debías comer, ni beber.

-Aaron déjala en paz, es mi culpa, yo quería agua, yo insistí, no debes regañarle a ella. 

-No me importa de quien fue la idea. 

Él  dejó escapar un poco de humo y empezó a toser. Fue una mala tos,  ni siquiera podía hablar por un momento.

-Es sólo agua, no voy a beber.  Aaron  asintió.

-La pregunta es... él dijo, tomando otra calada del cigarrillo, -La pregunta es, ¿Qué demonios quieres a cambio de agua? 

Any  terminó dejando el termo en el suelo. - Nada-suspiró. -No quiero nada a cambio.

Aaron  asintió de nuevo.

 -Ven aquí-, dijo.

Any se quedó allí.Lo volvió a repetir.

 -Any, ven aquí. 

Se acercó.-Abre la boca. 

-¿Qué?Aaron comenzó a reirse. -No me hagas reír, abre la boca. 

-Piedad...

-Ábrela. 

-!No¡

-¿Y si te doy algo a cambio? ¿Qué dirías entonces? 

-Tú no tienes ningún derecho a...

-Tengo todo el derecho del mundo, Ábrela la boca. 

-!No¡

-Dije ábrela, mentirosa.