Licencia para matar

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¡Hola de nuevo! Hoy os traigo un tema muy jugosillo, imprescindible en muchas novelas: la muerte.

Lo primero que vamos a admitir es que nos encanta la muerte. A ver, no nos gusta que se mueran nuestros seres queridos, pero, ¿quién no desea que ciertos personajes pasen a mejor vida? Sí, la muerte es genial, aunque presenta ciertos inconvenientes, y es que es tremendamente complicado matar bien a nuestros personajes.

Veréis, para matar a un personaje hay que tener tres cosas en cuenta: cómo, cuándo y por qué. El problema es que no todas las respuestas a esas preguntas sirven. Vayamos con una pequeña lista de por qué sí y por qué no matar a un personaje:


Razones que no justifican matar a un personaje:

-Es aburrido. Si es aburrido, o lo haces más interesante o ya ni que aparezca.

-No pega con la historia. En serio, si ves que los personajes no aportan nada, no los metas.

-Acelerar el ritmo. Excepto que la muerte del personaje sea importante para la trama, no lo mates por matar; busca siempre una razón de peso.

-Conmover a lxs lectorxs. ¿Sabéis esas veces en las que un personaje muere así porque sí de una manera exageradamente lacrimógena? Pues bien, eso es culpa de la falta de imaginación de quien lo escribió, que no sabía qué hacer para despertar los sentimientos del público.


Ahora algunas razones que sí lo justifican:

-Es indispensable para el transcurso de la historia. Si para que se inicie la revolución Lucy debe morir, que muera.

-La trama se desarrolla en un ambiente en el que la muerte sea frecuente. En la guerra, en el ala de paliativos de un hospital o en un barrio chungo no es raro que la gente muera.

-Cuando es el centro de la historia. En una novela de asesinatos, obviamente tendrá que haber algún que otro cadáver.

-Como forma de justicia poética. Aunque en la vida real no exista, en la literatura es muy común que lxs malxs malísimxs mueran al final de la historia (Voldemort, Snow, Sebastian, Jeanine Matthews y un largo etcétera de antagonistas).


Bien, ahora ya sabemos por qué matar a nuestros personajes, pero ¿cómo? Es tu obra, tú debes encargarte de acabar con sus vidas. Escoge a alguien que lo haga (excepto que sea un suicidio, por enfermedad o un accidente a lo "1000 maneras de morir"), el arma homicida y un escenario.

Por ejemplo, Lucy morirá envenenada por un risotto de setas preparado por su amigo Derek en su apartamento (parece ser que el Derek estaba enamorado de Vivian, la novia de Lucy, y decidió sacársela de en medio).


Y por último, ¿cuándo debo matar a mis personajes?

Pues ahí ya depende un poco de los gustos literarios de cada unx. Hay a quien le gusta postergar mucho las muertes y hay a quien le gusta cargarse a media docena de personajes por capítulo, que mejor que sobre a que falte.

Personalmente, creo que hay que esperar hasta crear una cierta tensión, que lxs lectorxs intuyan que algo está a punto de pasar pero no tengan claro el qué, y entonces darle el golpe de gracia. Dejar caer algunos detalles sospechosos (sin explicarlos, solo mencionándolos de pasada) suele ser una buena manera de conseguir este efecto.

Como último consejo, os diré que la clave está en que, de alguna manera, la gente hubiese conectado con ese personaje antes de que tenga que desaparecer. Cuando sientan un cierto cariño (porque si se muere alguien que no ha dicho ni una frase, ya ves tú qué cosa), busca una oportunidad, un buen motivo y no dudes en hacerle respirar su último aliento.

Gracias a todxs por leer, comentar y votar. Ya sabéis, si estáis bloqueadxs con algo, no tenéis más que mandarme un mensaje. La próxima entrada será sobre algo importantísimo en todas las novelas decentes: la evolución de los personajes.

¡Hasta pronto!


Guía de escritura para novatosWhere stories live. Discover now