Ouch

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¡Hola de nuevo! Hoy venimos a tratar otro de los temas relacionados con los enfrentamientos físicos: el dolor.

Durante una batalla es casi imposible no sufrir algún tipo de daño, así que ya ni hablemos de dolor. De hecho, podemos notar dolor con un montón de acciones cotidianas: tocando un plato demasiado caliente, golpeándonos el dedo meñique del pie contra la esquina de la mesa, intentando levantar un objeto pesado (recordad usar las rodillas), etc. Así que, estando en medio de una pelea, es evidente que nuestros personajes van a sentir dolor; mejor id mentalizándoos.


Para ir entrando en materia, la RAE define el dolor como "sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por causa interior o exterior". Tampoco hace falta que me pare a explicarlo porque creo que tenéis bastante claro lo que es. Y digo creo porque, tal y como alguna gente narra las escenas de lucha, es natural que surja la duda.

Voy a daros una lista de cosas que duelen, solo para que las tengáis de referente:

—Que te claven un cuchillo de untar en el ojo.

—Que te lancen la Maldición Cruciatus.

—Que te disparen a quemarropa.

—Que te amputen un brazo (sin anestesia).

—Caer desde un primer piso.

—Que Lucy te confiese que el bebé que espera no es tuyo.

Ehm... Bueno, ha quedado claro, ¿no? El caso es que, usando la excusa de la "adrenalina", hay gente que lanza a sus personajes en llamas a través de una ventana, cayendo así desde una altura de cuarenta metros, y aterrizan de pie y sin soltar un solo quejido. Y aquí paz y después gloria.

Aunque, efectivamente, la adrenalina es una hormona que puede permitirnos realizar hazañas casi sobrehumanas, volvemos al apartado anterior: tu cuerpo aguanta lo que aguanta. Si al caer desde semejante altura te rompes la rodilla (que, teniendo en cuenta las circunstancias, me parece poco) te aseguro que lo vas a pasar mal. Para quien nunca haya tenido el placer de contemplar como una persona se rompe la rodilla, os diré que a veces la pierna se queda en posiciones extrañas y que la persona afectada suele retorcerse en el suelo intentando no desmayarse por el dolor. Así como dato.

Y, aunque la adrenalina sea potente, sus efectos tienen límites. Te va a permitir aguantar bastante más dolor del que podrías sin ella, pero no te va a librar de sentirlo. La verdad es que lo que hace es que nuestra respuesta natural al dolor se atrofie para que podamos seguir luchando. Lo normal cuando sentimos dolor es alejarnos (como cuando algo nos quema); nuestro cuerpo entiende que lo que duele es malo y trata de evitarlo. Sin embargo, cuando tenemos una dosis alta de adrenalina en sangre, somos capaces de ignorar ese dolor, no nos para. Y, a riesgo de repetirme, tengo que señalar que no nos para hasta que nos para.

Tengo fresco el recuerdo de una de las primeras competiciones en las que participé, en la que me tocó luchar contra un chico algo mayor. Estaba jodidamente nerviosa, porque sabía que era mucho mejor en el aspecto técnico. Fui capaz de terminar la llave, pero inmediatamente después tuve que abandonar, porque me había roto un tobillo durante el giro. El sentimiento era el que se describe en muchos libros, que parece que todo va mucho más lento y tu cuerpo actúa solo, pero cuando me lesioné mi parte racional volvió a tomar el control. Y esa es otra; en cuanto el efecto de la adrenalina se disipe, los personajes van a notar todo el daño que les han hecho.

También hay que ser consecuente de la cantidad de dolor que deberían sentir. No es lo mismo que te den una palmada que una bofetada, y tampoco es lo mismo que te den un sutil golpe en la pierna para evocarte las carnales aventuras que viviréis en breves que la patada que te dan para que cierres el pico cuando dices algo inapropiado. La reacción que tienes, desde luego, no es la misma. Por eso, y como no puedo enrollarme más con esto, os muestro los puntos donde sentimos mayor dolor :

 Por eso, y como no puedo enrollarme más con esto, os muestro los puntos donde sentimos mayor dolor :

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No os agobiéis, esto no significa que nuestro cuerpo entero sea un enorme punto de dolor. Son zonas muy localizadas; tanto que, en algunos casos, medio centímetro arriba o abajo pueden hacer que el golpe no sea más que una caricia. También me gustaría aclarar que muchos de esos sitios solo resultan dolorosos cuando los presionamos con los dedos, ya que son zonas tan pequeñas que un golpe a la zona en general no surtiría efecto.

A grandes rasgos, eso es todo. Recordad siempre que vuestros personajes, a menos que pertenezcan a otra raza, no van a soportar más dolor que vosotrxs. Mi consejo aquí es ser lo más realista posible, sin exagerar el dolor, ni maximizándolo ni minimizándolo. Añado también que algunas enfermedades, antiguas lesiones, la edad o la temperatura pueden influir sobre el dolor que sentimos.


En la próxima entrada hablaremos de cómo hacer que las reacciones de nuestros personajes al dolor sean realistas.


¡Hasta pronto!


Guía de escritura para novatosWhere stories live. Discover now