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La pista de hielo estaba vacía cuando llegaron, pero las puertas estaban abiertas y Yuko los recibía a ambos con una sonrisa radiante.

Yuri le devuelve la sonrisa y se dirige con Victor hasta los vestuarios.

Es una rutina que ambos tenían el ir a aquel lugar, pero algunas cosas habían cambiado un poco ahora.

Victor siempre lo miraba patinar, pero algo en su mirada le decía a Yuri que planeaba algo.

Al terminar, se acerca por agua y para un descanso rápido y Victor no duda en atraerlo hacia él para darle varios besos cortos en los labios.

Las trillizas tomaron fotos del momento, cosa que Yuri no notó hasta que al revisar sus notificaciones más tarde ese mismo día, ve la foto en la cuenta de Instagram de Yuko. Se siente acosado al ver que su privacidad había sido corrompida, pero Yuri agradece que haya sido una foto de un simple beso a una comprometedora que el mundo no ha visto y no podrá ver.

El mundo entero podría haber visto sus prácticas, pero nadie podría ver a Victor en la cama por las mañanas o haber probado sus atroces intentos de hacer el desayuno. Nadie ve la suave manera en que Victor le sonríe o el cómo se asegura de que los pies de Yuri no se hayan lastimado después de tantas horas en la pista.

Es algo sólo para él, y es lo que le permite dejar el teléfono a un lado y volver su atención a Victor, quien se encontraba lanzando un palo hacia Maccachin para que este lo atrapara.

Están en la pista de hielo todo el día, pero Yuri todavía tiene otro ejercicio para hacer, como correr en la playa.
Ya no lo hace por la noche. No con Victor allí, con él.

Pequeños momentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora