Capítulo 36

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Daryl Dixon;

No quería abrir los ojos, porque además de sentir que de hacerlo me encontraría en una de las situaciones más hórridas de mi vida, sabía que Rick no estaría ahí como solía estarlo todas las mañanas, junto a mí. Sabía que no me encontraría con ese par de ojos cristalinos en los que me pierdo gravemente cada vez que despierto.

Suspiro. Imagino una y otra vez que nada de esto es real. Lo visualizo en mi mente. Me veo a mí y a Rick caminando por las calles de Alexandria, conversando, bromeando, riendo. Me hundo en mi fantasía e inconscientemente sonrío, pero la realidad me da un fuerte golpe en la cara cuando, sin querer, abro los ojos.

Obscuridad, una vez más. Podría jurar que me encontraba en el mismo lugar que ayer. Sin ánimo alguno, intento moverme hacia adelante para al menos estirar mi cuerpo, pero me freno al sentir un dolor indescriptible en el cuello y la espalda. Maldije en un murmullo y me quedé quieto donde estaba. Recostado en la maldita pared, sintiéndome miserable.

Rick... él no pudo haber muerto. No puedo ni siquiera asimilarlo. Hasta donde yo sé, le dispararon en el hombro y cayó desmayado,después de eso Negan dio la señal y varios de sus hombres me tomaron a la fuerza. No supe más de Grimes, ni de nadie. Sinceramente no recuerdo mucho de lo que pasó. Intento recordar pero el dolor de cabeza vuelve y se me hace imposible. No debería de preocuparme, sé que Rick es un hombre fuerte. Él podrá superarlo... Ojalá fuera tan fácil.

Los minutos pasan, pero la angustia se queda incrustada en mi pecho, haciéndole compañia a la fuerte impotencia que siento. No puedo hacer nada al respecto. Estoy encerrado, acabado en esta maldita celda.

No tenía nada más que una mandíbula acalambrada, puños como piedras y ojos hinchados. Hacía lo posible para no llorar, pero él no salía de mi mente. Su nombre, su cara y su cuerpo no tenían a dónde ir. Se quedaban en mi cabeza, haciéndome soltar lágrimas sin parar. Ya empezaba a odiar los pequeños sollozos que se escapaban de mis labios a secas.

- Daryl - mierda - No me digas que estás llorando - La puerta que no lograba divisar bien se abrió del otro lado.

Ahí estaba ese grandísimo hijo de puta, mejor conocido como Negan.

- Ven, levántate. Toma mi mano - Sonrió y caminó hacia mí para extenderme su sucia mano, la cual, desde luego, no sujeté.

Con solo mirarlo a los ojos, mi respiración se tornó pesada, incluso me costaba moderarla. Ni siquiera lo conocía bien y ya en mí había nacido un sentimiento muy intenso de odio y aborrecimiento hacia él.

Rió levemente - No seas resentido conmigo, recuerda  que de ahora en adelante seré yo quien te dará de comer. Vamos, sé que no es lindo estar aquí dentro - Insistía.

Totalmente decidido a ni siquiera tocarle la mano, me impulsé hacia arriba sin su ayuda, pero la presión en mi espalda se hizo presente, haciendo que me retorciera del dolor y cayera una vez más contra la pared.

El orgullo no te sacará de aquí...- Me sujetó del antebrazo a la fuerza - Yo sí - Sin poder evitarlo, me ayudó a levantar.

- De nada - Sonrió y me miró de pies a cabeza - ¿Te gustan las prendas que te dio Dwight? Porque a mí no. Luces como la mierda encarnada en persona - Se echó a reir. Yo miraba al suelo, esperando a que le diera la maldita gana de sacarme de aquí.

Respiraba hondo para poder calmarme, el tener contacto físico con semejante persona me repugnaba en altos niveles, pero no podía hacer nada para evitarlo. Estando a punto de salir, hice un intento de soltar su agarre, pero como resultado me sujetó más fuerte y finalmente me llevó hacia afuera.

Te necesito | RickylWhere stories live. Discover now