Capítulo 41

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Rick Grimes;

- ...somos líderes del grupo - Daryl interrumpió mi habla en cuestión de segundos.

Se había parado a mi lado con su mano en mi hombro y justo cuando dijo esas palabras, hizo presión. Quería hacerme entender de todas las maneras posibles que no me dejaría confesarle algo tan complicado a su hermano, y no es para menos. Después de todo, él lo conoce mucho mejor que yo. Sabrá que no le conviene.

Merle frunció el ceño por unos segundos pero no tardó en hacer una mueca de desinterés y bostezar.

- ¿Ahora me darás ordenes a mí, enano? Qué ironía - Bromeó levantándose del sofá y acercándose a Daryl - Me largo a dormir. Convivir contigo cansa - Dijo sonriendo, y tras darme unas palmadas en la espalda, desapareció atravesando el marco de la puerta.

Suspiré sintiendo cierto alivio y volteé a ver a Daryl, quien estaba aún observando el marco de la puerta. A cierta vista parecía que pensaba cómo arreglárselas para que su hermano jamás se enterase que se enamoró de otro hombre y creo que sería imposible errar tal suposición a juzgar por su cara de preocupación.

- No dejaré que se entere - Dije en voz baja. Lo último que quiero es que Daryl viva en constante incomodidad.

Ni siquiera me miró. Caminó hasta mi habitación, dejando la puerta abierta tras él. Parecía que quería que lo siguiera, así que eso hice. Entré lentamente y cerré la puerta sin hacer algún ruido. En cuanto me vio directamente a los ojos se cruzó de brazos y suspiró mirándome cabizbajo. ¿Acaso quería deshacerse de mí? Estuvimos separados una eternidad, ni siquiera sé qué clase de cosas le ocurrieron porque a decir verdad no me cuenta nada, ¿y ahora le enoja que intente estar cerca de él?

- ¿En serio me vas a tratar como cualquier desconocido? ¿Como si no me hubieses extrañado? ¿Como si no me amar...- Unos labios conocidos callaron mi reproche con destreza.

Cura, salvación, vida. Esas tres palabras llegaron a mi mente mientras movía mis labios perfectamente con los de Dixon. Mis manos automáticamente subieron a su rostro y tomaron cargo del ritmo, que por cierto se aceleró a medida que nuestras respiraciones iban dejando notar el mutuo deseo.

- Daryl, háblame. Por favor - Pedí en cuanto intentábamos recuperar el aliento.

Sus besos sabían igual, sus labios conservaban el ritmo. Casi todo se sentía tal y como solía ser, pero algo no cuadraba...

Sin recibir respuesta de su parte, le di un beso en la mejilla pero para mi sorpresa, éstas estaban mojadas. Daryl estaba llorando.

Una punzada en el pecho me hizo entender que debía ir más despacio con él, que estaba empeorando todo si seguía forzándolo; que tenía que darle espacio para recuperarse, sin alejarme de él a la vez.

- Está bien, tranquilo. Abrázame, ¿sí? - Susurré mientras rodeaba su torso con mis brazos y acariciaba sus largos cabellos.

Asintió con la cabeza tras presionarse contra mí y esconder su rostro en mi cuello. Podía sentir su fuerte respiración golpear contra mi piel. A pesar de que intentaba no hacer ruido al llorar, sus pequeños temblores lo delataban. La verdad es que dolía cada lágrima que derramaba sobre mi camisa. Podía sentirlo fuertemente en el pecho.

- Muchas veces intentó tocarme - Murmuró en mi cuello, casi sin dejarse oír.

Apreté la mandíbula mientras sentía cómo mi pecho se hundía de una manera inhumana. Calor era expulsado de mi cuerpo cada vez que respiraba, pero tenía que calmarme inmediatamente. Con Daryl destrozado en mis brazos no puedo expresar mi enojo. Debo permanecer sereno si quiero que mejore.

Te necesito | RickylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora