9: Primera Noche

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Nunca había visto a la eriza tan agotada, no era normal en alguien llena de energía como una niña. No era de extrañarse que Knuckles mirase confundido a la rosada desinflarse en el sillón después de la práctica de boxeo.

-¿Amy? ¿Estás bien? – Preguntó el equidna. Él realmente no se había cansado en esa práctica porque por alguna razón su compañera estaba todo el tiempo pidiendo un descanso.

-¡CIELOS! ¡Como odio sudar! – Se quejó Rouge tirada en el sofá. A Knuckles le cayó una gota por la cabeza creyendo que eso era normal en una chica, y más una que se preocupaba por gustarle a alguien.

-No lo entiendo... hicimos menos boxeo que las otras veces... ¿por qué estás tan cansada? – Se encogió de hombros aún sin entenderlo. Rouge levantó su cabeza con sorpresa, tal vez estaba siendo bastante sospechosa.

-Pues... emm... - Ni siquiera podía excusarse con que perdió la práctica porque sabía que ambos estuvieron practicando días anteriores. Por suerte para ella, el celular de la eriza comenzó a sonar y se sentó rápidamente para verlo.

-Ir a por Sonic, ¿no? – Knuckles se cruzó de brazos pero con una sonrisa amistosa. Él sabía que Amy jamás iba a cansarse de intentarlo con Sonic. Rouge arrugó la nariz.

-¡OISH! ¡Qué pesado! – Espetó al mismo tiempo que lanzó el celular por la ventana de la cabaña. Knuckles abrió los ojos como platos.

-¡¿P-Pero qué?! – Knuckles se asomó por la ventana y recogió el celular que se salvó gracias a un arbusto. Revisó que estuviese bien y luego miró extrañado a Amy, la eriza había vuelto a acostarse en el sillón. - ¿No vas a ir a buscar a Sonic? –

-No... es inútil... es un papanatas, siempre va a correr de mí y nunca va a aceptarme... se esconde como un miedoso como si yo fuese a asesinarlo... - La almohada del sillón amortiguaba su voz. Knuckles suspiró entendiendo lo que decía. Se acercó a ella y le dio un par de palmadas en la cabeza.

-Vaya, lo siento Amy... de verdad creí que no ibas a rendirte... - Intentó consolar Knuckles, aunque en realidad no tenía ni idea de qué decir. Amy se volvió a sentar y Knuckles a su lado. –Ahora entiendo por qué actuabas tan extraño hoy... - Le miró con tristeza y Rouge soltó una pequeña risa desanimada.

-Es cierto... nunca me rindo... que tonta soy ¿verdad? – Habló ella pensando en la verdadera Amy. – Aunque... - Volvió a mirar a Knuckles. – Cuando alguien te gusta de verdad... sientes que puedes seguir intentándolo... porque tienes la esperanza de que algún día... pueda corresponderte...-. Ambos se miraban a los ojos, los amatistas de Knuckles sobre ella hacía que sintiese un cosquilleo, sus mejillas se calentaron de repente, pero por suerte Knuckles había cerrado los ojos en forma pensativa.

-Hmm, si lo pones así... puede que tengas razón...- Habló Knuckles con una mano bajo su propia barbilla. Rouge aprovechó que estaba distraído para intentar bajar el rubor de su rostro. "Tonta Pinky ¡Qué fácil eres de sonrojar!" Pensó irritada la eriza. – Pero, no te preocupes Amy – Él volvió a mirarle y ella sonrió fingiendo que no estaba haciendo nada. – Cualquier cosa ¡aquí estoy para apoyarte! – Dijo animado, abrazándole con un brazo por sobre los hombros.

Rouge volvió a sonrojarse sintiendo su corazón latir por mil, no recordaba la última vez que estaba tan cercana al de rojo. "Cielos, enserio me gusta, que vergüenza" Pensaba ella sin poder evitar sonreír.

-Gracias Knuckie – Apoyó su cabeza sobre su hombro, aprovechando el momento.

-¡Wow! – Knuckles se levantó de repente dejando a la eriza caer donde antes estaba él. -¡Mira la hora! – Rouge levantó la mirada hacia el reloj con molestia.

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