Capítulo 24.

27.5K 2K 382
                                    

Maya.

Miro mi teléfono un par de veces, a pesar de que la llamada ya se ha terminado y en la pantalla no hay más que una foto mía con Adam, de las antiguas, cuando vivíamos en San Francisco. Samantha aparece y me obligo a moverme, saludarla, decir algo. Sigo atónita por lo ocurrido. ¿Debo decírselo a Adam?

Sí, tengo que hacerlo, puede que solo haya hablado su orgullo herido, quizás su ego, su enojo pero si no es así, Evan es peligroso para mí, para Adam, incluso para quienes me rodean y lo conocieron.

La señora White nota casi enseguida que algo me pasa, yo me limito a negar y justificar mi silencio con que estoy bastante cansada por las clases. Samantha solo asiente y vamos a un pequeño restaurante de comida italiana junto con Katherine, Franco y Julia.

Por supuesto que Julia es del agrado de Samantha en cuanto la mira y no le incomoda nada su presencia, no me sorprendo cuando le pregunta por sus padres. Al parecer tener buen apellido te aseguraba ser reconocido por Ernesto o Samantha.

Pedimos bebidas y yo le doy pequeños sorbitos a la mía, todos hablan amenamente y yo simplemente no puedo concentrarme. También se me hace un poco extraño que mi chico gruñón no me haya llamado aún, tampoco ha enviado algún mensaje de texto. Envuelta por esta sensación de peligro, decido disculparme, ir al baño y llamarlo.

No pienso decirle lo que ha pasado por teléfono, solo quiero calmarme un poco. La primera llamada no la responde y la segunda la responde hasta el último tono. Por supuesto que me tenso, Miranda está ahí, con él.

—Hola, hobbit.

—No respondiste mi llamada —digo más intensa de lo que esperaba.

—No tenía mi teléfono cerca.

—¿Por qué? —Lo escucho reírse y me enfurezco.

—Porque lo había dejado en la habitación. ¿Estás celosa?

—No, solo te llamaba para saber cómo estás y si necesitas algo.

—Claro, Miranda ya se fue.

—¿Tan rápido?

—Te dije que era trabajo. ¿Volverás pronto? Ya te extraño.

—Sí, volveré pronto.

—Perfecto, haré la comida.

—No, no. Descansa por favor, ya pediré algo a domicilio cuando llegue.

—De acuerdo. Te amo —suspira.

—Yo más a ti. Oye, ¿no ha pasado nada? ¿Ningún policía te ha visitado?

—No, papá me ha llamado para asegurarme de que no hay ninguna demanda que lleve mi nombre en ninguna comisaria correspondiente.

Respiro un poco más aliviada, me despido y me quedo algunos segundos mirando el espejo. Se oía completamente tranquilo y eso me hace pensar en que, si los guardaespaldas me siguen a todos lados, ¿por qué no le han dicho que estoy comiendo con su mamá?

Algo no está bien, puedo sentirlo. Me digo mentalmente que solo estoy nerviosa, que las palabras de Evan me han afectado y que a lo mejor Adam ha decidido quitar mi seguridad. Al volver a la mesa, descubro que Samantha está un poco sofocada. No tardo mucho en descubrir el motivo.

—Oh vamos tía, un grupo de rock quedaría bien —insiste Katherine y Franco se ríe a carcajadas. Julia trata de comportarse y seguro no se siente muy cómoda. La he dejado sola con desconocidos.

—No aceptaré eso, menos en un salón de hotel.

Miro a Franco intentando comprender a qué hotel se refiere. No creo que Adam se sienta cómodo en un hotel.

¿Cómo volver a ti? Where stories live. Discover now