5. Jamás sere tuya

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Gimió. Al caer al suelo, doblada por el dolor lastimero de su vientre.

Leo le había golpeado con tanta fuerza, como para dejarla al merced de él, en medio camino, con sus mejillas inundadas en lágrimas.

-Levantate zorra -Le dijo, con los dientes fuertemente apretados. Mirando a su alrededor.

Habían personas que los habían notado. Ella estaba en el suelo, con sus brazos rodeando su vientre y sus mejillas inundadas en lágrimas. Mientras que él, lucía como un bárbaro, imponente e imbécil ante ella.

¿Como no iban llamar la atención?

_______ cerro los ojos, limpiándose las lágrimas con el dorso de sus manos. Respiro hondo, no sin antes, lamentarse por el fuerte dolor que la tomo con fuerza. Se relamio los labios, y se levanto del suelo, con la ayuda de Leo.

Debía mantener el perfil bajo, no querría ocasionar una escena en medio de tantos. Aunque, le había sido muy difícil contener su ira, al momento que la tuvo entre sus brazos. Le había costado mucho recursos en el momento que se empeño en buscarla, y ahora, debía pagar.

-Si no hubieras huido, no tendrías porque estar, sufriendo este dolor. -La rodeo por la cintura, mientras la hacia caminar. -Te lo advertí y me desafiaste. No tienes idea de lo enojado que estoy.

Ella no lo miró. Ni siquiera expreso haberle escuchado, cuando él le observó. Lucía tranquila, con la frente en alto, y su mandíbula rígida.

-Creyendo en algo tan estúpido y caprichoso, como el amor. -Le susurró. Apretando su ante brazo con fuerza, hasta hacerle daño. -¿Pensaste que te saldría con la tuya? ¿Que te dejaría ir así por así?

-Tu no me amas, ¿Porque insistes en tenerme? -Le dijo con voz suave. -Sencillamente, puedes buscar a alguien más, alguien que de verdad te aprecie.

-Fuiste un modo de pago, para el trato con tu padre. ¿Quien crees que se quedara con su compañía cuando él muera? -Ella no le respondió. -Serás mi esposa de igual manera. Te ame o no. Igual tendrás que engendrar mis hijos, y ser mi mujer la veces que te necesite.

_______ tragó. Se sentía al borde de las lágrimas, pero no quería llorar. No delante de él. No para que presenciara lo desdichada que se sentía, en aquellos momentos. No era solo por el echo de que ahora caminaba a un lado de él, si no, que no sabría, de que seria de ella, ahora. O cuando volvería a ver a James. Lo preocupado que estaría, cuando notara que no había vuelto a casa.

Él. Él era su mayor preocupación.

Sin más parpadeo, y suspiro, con la mirada al frente, pensando, en que le depararía el futuro. Lo único que quería, era estar entre los brazos de James, y sentirse segura a su lado. No siendo solo una cosa para Leo, una bolsa llena de riqueza, como según ella pensaba.

-Regresaremos a Alemania -Le informó. -Tu padre espera por ti, para oficializar la boda.

-Ella no se va a casar contigo. -Dijo una voz detrás de él. Haciendo presión en el agarre de su hombro. -Sueltala.

Leo torció sus labios en una sonrisa, desviando la mirada, hacia la mujer que yacía a su lado. Sabia que tarde o temprano, él de todas maneras aparecería. Pero no lo esperaba tan pronto; luego haber trabajado en su plan, para verlo destruirse así mismo.

Aquello no le desanimó en lo absoluto, lo unico que intento, fue sonreír.

-No esperaba verte aquí...-Dijo. Alzando lentamente la cabeza, sintiendo el frío metal, hacer presión contra su hombro derecho. - Viejo amigo.

-Sueltala, te he dicho -Mascullo el otro, con sus dientes fuertemente apretados.

Sus labios se torcieron en una mueca socarrona, girando lentamente el rostro, hacia el individuo.

-¿Y porque debería? -Respondió con burla. -He venido a buscar lo que es mio.

_______ giro el rostro, mirando al hombre, quien obstruía el paso de Leo. Ese hombre, de quien ella se enamoró. Él estaba ahí, pero como era posible, que él supiera lo que le estaba sucediendo?

James la miró. Sus ojos azules estaban tan fríos, como la máscara de indiferencia, en su rostro. Su mandíbula estaba rígida, como la mano que apresaba el hombro de Leo. Sin embargo, la expresión de su rostro, se relajó, en el momento que vio, que ella estaba completamente, ilesa.

-No soy tuya -hablo ________, por primera vez, colocando sus delgadas manos, sobre los de él, haciendo presión para que la soltara. Pero él nunca la soltó.

-Si me matas, me la llevo conmigo. -Le encaró. -A si que sueltame, y largate. Ella me pertenece, tu deberías saberlo...

James rompió en carcajada, mirando al hombre con una ceja arqueada.

-Ella no es tuya. -Su sonrisa se ensanchó a un más, mirando al hombre como si fuese una basura. -Muestraselo cariño. -Desvío la mirada hacia ella.

A lo que Leo, volvió el rostro, observando ese brillo en la mano de la mujer.

-Ella es mía. -Dijo James, finalmente, golpeando con todas sus fuerza, la cabeza de Leo. -¡________ huye! -Le gritó.

Ya habían luchado antes, ¿Porque no hacerlo, ahora?

_______, se levanto del suelo, dudando en esos instantes en si debía huir, o ayudar a James. Pero la urgencia en la voz de James, le decía, que estaba tan enojado, que una intervención de ella, podría ser fatal.

Miro a su alrededor, buscando algún guardia; alguien que la pudiera ayudar, pero no había nadie. Nadie cualificado para entrometerse.

Cuando volvió la mirada, Leo se había recompuesto, y ahora luchaba con James.

Recordó haber oído a su padre, hablar de Leo, y de la clase de arma que era para K.G.B. Pero jamás imagino, que él y James, hubieran sido enemigos, o, que él, había sido su mentor, en aquellos tiempos.

-Después de doce años, y ahora vuelves, pensé que habías muerto! -, Le dijo James, asestándole una patada en la quijada.

Debía ser rápido, si quería acabar con Leo. Él era un gran luchador, y la muerte siempre estaba atada a sus manos. Le preocupaba que pudiera pasarle a su chica, si algo le llegaba a suceder, pero sabia de ante mano, que debía hacer lo que estuviera a su alcance para matarlo.

No hay, segundas oportunidades. Debo hacerlo, y rápido...

-No lo digas de esa manera, como si no me hubieras extrañado.

-Primero Natasha, y ahora _______, ¿Acaso me tienes envidia?

-¿Envidia? ¿De ti? -Río en voz alta, echando la cabeza hacia atrás.

Esta es mi oportunidad...

La punta del cuchillo, corría con toda su agilidad, hacia la yugular de su cuello, cuando el grito de una mujer, se hizo audible.

Giro el rostro rápidamente, encontrando a ________, arrodillada en el suelo, con dos hombres apuntándole.

Si hacia el menor movimiento, sabría que estaría muerta.

Leo había dejado de reír, ahora, caminaba hacia los hombres. Haciéndole una señal, para que apartaran las armas.

Pronto, ella estuvo rodeaba por sus brazos, siendo el punto débil de James, y la ganancia de Leo.

-Suelta el arma, y ven conmigo -Le ordenó a James -Si lo haces, ella no morirá.

Maldita sea

-¿Qué? -Ella murmuró, con el corazón en la garganta.

Sabia que iba a morir, algún día, pero no de esta forma. No podía morir en manos de un hombre, a quien odiaba. No. No podía hacerlo.

Tenia que ver una manera. Algo que pudiera hacer.

Miro a James.

Él seguía apuntándolos. Bajo su máscara. Sus ojos estaban fijos en él, con sus músculos rígidos.

Por la mirada en sus ojos fríos, sabia que algo se traía en manos, pero no sabia qué.

Lo único que la desanimó, fue el echo de que dejara el arma en el suelo, y se dejara agarrar por los secuaces de Leo.

—¡JAMES! —Ella gritó.

Leo Novokov, sonrió.

-Así, me gusta.

Hizo andar a la chica, entre sus brazos, mientras su sonrisa se volvió despampanante, al pasar a un lado de James; quien había sido tirado al suelo por los hombres del Ruso.

-Vámonos, estamos haciendo el ridículo, aquí.

[***]

-Deberías comer -Le dijo. -Necesito que tengas la fuerza suficiente, para nuestra noche de bodas. -Comió un bocado de su lazaña, mirando a la mujer. -No quiero que te desmayes.

Ella no respondió, más que solo obedeció y comió en silencio, con la mirada gacha. Al fin y al cabo, su estomago lloraba por un bocado de comida, luego de haber sido llevaba, al momento que volvía a casa para tomar el desayuno.

Al momento que probo el sexto bocado, su paladar lo sintió, agrió. Tanto, que su estomago se retorció, y el dolor se mantuvo allí, hostigandola.

Dejó los cubiertos a un lado, y extendió la mano, tomando su copa de vino. Miro el líquido y lo olió, antes de beber; en silencio, rogó, para que esa pesadilla, terminara, pronto. Una copa de vino no ayudaría a olvidar, el pesar que llevaba en su espalda, si no, que su preocupación por James aumentaba cada segundo.

-No pienso firmar el acta de matrimonio -Lo miró. -, ¿Acaso, no recuerdas que James y yo, estamos casados?

Leo desvío sus ojos, hacia los de ella, pronunciendo el entrecejo.

-Entonces, te convertirás en viuda, si no lo haces, por las buenas. -Arqueo si ceja, en su dirección, ensanchando su sonrisa.

»-¿Piensas, que un estúpido matrimonio, puede detener, mis planes?

Ella no respondió, más que desvío la mirada, hacia su plato.

-No. Tú, te vas a casar conmigo, serás mi esposa, y la madre de mis hijos, te guste o no.

-Entonces... Concedeme, un último deseo.

-¿Que clase de deseo?

-Quiero ver a James, antes de casarme contigo. -Tragó. -Luego, iré contigo por las buenas. Pero quiero verlo, antes.

One Shot → Bucky Barnes/Winter SoldierWhere stories live. Discover now