💕 Feliz

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Lo único que deseo es hacerla feliz, y para ello, he tenido que alejarme... Para siempre

10 de Noviembre de 2017, 17: 49 P.M.
El café de la esquina...

Dejo caer la bolsa de libros sobre el pequeño sofá. Tomo asiento en el siguiente, alzando la mirada con una pequeña sonrisa al recibir el pequeño menú de las manos del chico.

"—Gracias —Murmuro en voz baja, desviando la mirada en busca de la página predestinada."

Página 04 para ser exactos, aquella que contenía su café moccalata, y las malvas bañadas en chocolate caliente, como bien podía recordar. Desde entonces era lo mismo, cada que la veía venir, su mocca, y las malvas le hacían compañia, en días lluviosos o calurosos. Siempre lo mismo, jamás cambiaba, jamás lo hizo por el tiempo que la conocí... —Suspiro, mirándola a través de sus gafas de sol. — ¿Que como lo sé? Pues era uno de nuestros lugares favoritos, para nuestros encuentros a mitad de la noche.

Tener una relación con un fugitivo de la nación, como yo, no era algo fácil para sobrellevar nuestros encuentros debían de ser exclusivos, cuidadosos de quien nos veía, y sobre todo, limitados en lugares concurridos. Puedo contar las veces, de nuestros tres años juntos, que fuimos al cine. Jamás me arriesgaba tanto, no estando con ella, que lo único que quería era protegerla y alejarla de mis propios problemas.

Siguió al hombrecillo ir tras su chica con una taza de café en manos, y un pequeño tazón de cristal con malva caliente. Y como siempre, ella lo recibió con una sonrisa de agradecimiento, aspirando el aroma dulce del chocolate derretido y las malvas calientes; como tanto le gustaba, antes de empezar a devorar con gran gusto, su aperitivo.

Suspiro nuevamente. —__________...— La llamo en voz baja, sin que ella supiera que él estaba ahí. Tan cerca pero lejos.

Desde entonces ella era intocable. Cuando finalmente se armó de valor en dejar salir aquellas mentiras, pero hirientes palabras, su egoísmo, en si, terminó. La había liberado finalmente de sus redes, y aunque ella se negara rotundamente, a olvidar el amor, y lo que en cierta manera le había echo saber. Jamás había sido capaz de desviarle la mirada, tal y como nunca, observo la oscuridad de la traición, en alguien tan puro y honesto, como ella.

Jamás fue un juego, pero yo, le hice saber que para mi, solo fue un pasatiempo. Que jamás me importó, que nunca... Nunca la amé.

Pero que podía hacer? Ella era joven, estaba enamorada de la ilusión del amor, y de un hombre a quien la ley, o mejor dicho, el mundo entero buscaba por múltiples homicidios y traición. Lo único que quería, era protegerla de mi mismo y mis problemas. Y una excusa tan barata, no era más que una mera mentira de lo que en realidad se sentía y se sabia. Eramos obvio, ella lo veía y lo sentía en mi, como yo podía aprovechar del amor y de sus mimos, cada vez que nos teníamos el uno al otro. Pero la ley tenia pruebas, y ella era mi mayor prioridad. Sabia que la utilizarían como cebo para hallarme, y para ahorrar todo tipo de molestias, me aleje de su vida.

Y para tres días, abandone su corazón, el único lugar que podía llamar hogar, y en el que podía ser yo mismo.

Ahora diganme, he sido egoísta, por alejarla de mi?

He sido un imbécil, solo por protegerla de los peligros den mundo?

¿Que es lo que harían para seguir viendo a quienes nos importa, sanos y felices? ¿Seguir ocultos? ¿Tomar el valor y volver? ¿Crear nuestro feliz para siempre?

—Agh! —Bajo la mirada sintiendo, un ligero dolor punzante en el brazo de metal. Después de meses este había estado fallando, pero esta vez, el dolor poco a poco había comenzado a ascender.

Se levanto con todo el disimulo, tratando de ser muy cuidadoso en el que ella no le viera. No estaba muy lejos a una mesa lateral a ella, observando sus movimientos, y su sonrisa plasmada por alguna nueva frase del nuevo libro.

Estaba tan ensimismado, viéndola sonreír, que no se dio cuenta de la mujer detrás de él con una taza de café humeante, cuando sin querer tropezó con ella, empapándose del líquido caliente y su brazo recibiendo su calor.

—Maldición! —Se quejó, agitando el brazo, oculta tras su chaqueta de cuero. Se subió las gafas, y cerro como abrió la mano para mantener el curso del pulso.

Ella se había volteado, y lo había mirado.

Sus labios color carmesí, estaban totalmente abiertos, ligeramente manchados por el chocolate, y su expresión llena de asombro como enojo, se había plasmado en su rostro al él devolverle la mirada.

—James —Lo llamo, sacudiendo la cabeza, levantándose del puesto para llegar a él.

La última vez que nos habíamos visto, ella estaba llorando y yo le había dado la espalda. No sabia como reaccionar esta vez, estaba aterrado, un sentimiento que jamás había sido propio de mi, estaba paralizandome en frente a ella, observando el enojo y la traición en sus ojos.

—Y que tienes que decir? —Ella inquirió con voz de mando. —Después de todos estos años, jamás lograste hacerme creer en tus mentiras, bastardo. —Golpeo su pecho con su puño, sin siquiera moverlo de su lugar, como si solo fuera una mínima pellizcada. —Y bien? El ratón se comió tu lengua? Di algo!

—Aquí no —Abrió la mano, para que ella la tomara. —Vienes?

•••

Espero tener la segunda parte terminada hoy!
Disfruten la!!!

One Shot → Bucky Barnes/Winter SoldierDove le storie prendono vita. Scoprilo ora