Capítulo 10

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A la mañana siguiente la despertaron con el desayuno; aunque decía encontrarse mejor no la dejaban levantarse. Después de comer necesitaba hacer algo, entretenerse con alguna cosa o se iba a volver loca. Se levantó despacio por el dolor de espalda; se puso la bata y miró un rato por la ventana hasta que de pronto se le iluminó el rostro. ¡La biblioteca! Alec le había contado que tenían una; si iba allí podría escoger un libro y entretenerse. Anudandose la bata a la cintura, abrió la puerta y salió descalza al pasillo. Comenzó a bajar por la escalera; una vez allí sacó la cabeza por la esquina y miró a ambos lados, no había nadie. Seguramente si la pillaban, la mandaban a la cama otra vez; con cuidado deambuló hasta llegar a la puerta de la biblioteca, la abrió y entró.

- Uff...que gustito - susurró al pisar una enorme alfombra que le calentó los pies.

Se quedó boquiabierta por las grandes estanterías de libros que veía ante ella y decidió curiosear parándose ante una de ellas. Con mimo leyó y tocó varios libros, cogió uno y se sentó en el suelo; estaba tan abstraída que no se fijó que en el lateral derecho junto al enorme hogar y sentado en un sillón oscuro de cuero Bruce levantaba la cabeza para ver quién más estaba en la sala. Se quedó tan sorprendido al verla allí que decidió callar y observar. Durante más de veinte minutos la estuvo observando en silencio; que hacía levantada? debería estar descansando. Sonrió al verla gesticular ante lo que debería estar leyendo; le gustara o no, esa mujer en tan poco tiempo se había metido dentro de él y era la única que había tenido el valor de encarársele. Ninguna lo había hecho hasta el momento pero aquella mujer que ante él parecía frágil y delicada era en el fondo terca y valerosa.

- Que haces andando descalza cuando deberías estar en cama descansando?

Al escuchar una voz Abby se asustó. Cerró el libro con un sonoro golpe y se levantó; al hacerlo se mareó, se había levantado demasiado rápido. Bruce, alarmado al ver que ella se tambaleaba hacia atrás y se frenaba con la estantería; en dos zancadas se puso junto a ella agarrándola por el brazo.

- Estás bien?

- Es que quieres que me un infarto? - dijo poniéndose la mano en el pecho.

- Deberías estar descansando!

Sin dejar que contestara la guió hacia donde él estaba sentado, la indicó que tomara asiento en el sillón que estaba frente al suyo.

- Acomodate aquí, estarás más cómoda que en el suelo.

- Gracias pero será mejor que me vaya, solo iba a tomar prestado un libro y...

- Estás huyendo de ? - preguntó con una extraña sonrisa.

- Yo no huyo de nadie - dijo Abby resoplando.

Después de unos segundos en que solo se escuchó el crepitar del fuego, Bruce mirándola preguntó:

- Porqué te has levantado?

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