Capítulo 20

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El caldo que tomó resultó muy potente pero aún pasó otro día antes de que Abby se sintiera lo bastante bien para levantarse de la cama y volver a su habitación. Lo primero que hizo fue bañarse; la sal del mar le estaba irritando la piel que ya había empezado a picarle. Después del baño, de haber comido algo y de ponerse el vestido que había aparecido en la cómoda, casi se sintió como una mujer nueva.
Casi.
El baño aromatizado con lavanda no había conseguido eliminar los restos de todo lo que había sucedido. El recuerdo que más evocaba con más intensidad era alguien golpeándola por detrás; alguien quería deshacerse de ella y lo único que sabía era que el traidor o traidora estaba más cerca de lo que imaginaba.
Por eso no pensaba hacer caso a lo que dijo Kristine; tampoco iba a permitir que Duncan y Bruce decidieran por ella y menos para casarse. Sabía la mentalidad de esa época; si te veían besándote con alguien, ya tenías que casarte para salvaguardar tu reputación de las habladurías pero ella era de un futuro que no tenías la obligación de hacerlo para estar junto a alguien y le importaba un reverendo pepino lo que dijeran de ella.
Pero Bruce le había salvado la vida y eso nunca podría olvidarlo; le debía por lo menos agradecérselo.
Abrió la puerta y atravesó el corredor; se sentía sorprendentemente bien teniendo en cuenta la terrible experiencia...hasta que comenzó a bajar la escalera. Una oleada de náuseas la invadió y tuvo que sujetarse a la pared de piedra para no caerse. Cuando se le pasó comenzó a bajar de nuevo con un poco más de cuidado; al llegar al salón, Bruce la atravesó con la mirada. La invadió una intensa oleada de calor y volvió a recordar todo lo sucedido aquella noche.

El momento en que lo vio fugazmente en la playa y cómo sintió renacer las fuerzas para seguir luchando mientras el agua seguía entrando en la barca. Verlo nadar hacia ella contracorriente; oír su voz, aquel tono firme y tranquilizador que había evitado que se dejara llevar por el pánico cuando la barca sucumbió a las olas e intentó arrastrarla con ella. Su modo de aferrarse a la imagen de su rostro antes de que la oscuridad se apoderase de ella. La profunda intensidad con que la besó cuando la salvó de morir entre las aguas; como se sentía entre sus brazos, tan protegida. Encontrárselo a su lado cuando se despertó, con aquella calidez, fue como un bálsamo para su alma.

Bruce se acercó mientras ella retrocedió unos pasos.

- Vuelve a tu...- se detuvo y continuó en un tono más suave - no deberías haberte levantado de la cama.

Abby enarcó una ceja ante su intento de disimular su inclinación natural a dar órdenes.

- Me siento mucho mejor - le aseguró.

Bruce fingió no haberla oído; la cogió de la mano y la sacó del salón.

- Te digo que estoy bien - dijo ella soltándose.

Su mirada se volvió más seria.

- Estuviste a punto de ahogarte y después, de morir congelada; estuviste inconsciente durante horas, necesitas descansar!

Se lo veía preocupado por ella, pero Abby tenía que solucionar un par de cosas.

- Estoy bien; ahora si me disculpas tengo que hablar con Duncan - dijo volviendo a entrar al salón.

Bruce se fue tras ella.

- Duncan, necesito hablar contigo - dijo ella parando de golpe al verlo.

Lo que hizo chocar a Bruce con ella; después de los abrazos de todos volvió a hablar.

- Quiero hablar contigo ahora!

- Yo también quiero hablar contigo - dijo Duncan serio.

- A solas - dijo ella mirándolo fijamente.

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