Capitulo 26 (Pov Teddy)

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El abuelo ha venido a buscarme, fuera está lloviendo, y es hora de volver a casa, aún que sea sin mami...siempre me acordaré de ella, para mí, aún sigue aquí.

Por primera vez, estoy montando en un avión privado, pero ya no me hace ilusión, creí que cuando lo hiciera, me iba a acompañar mami...pero ya nunca lo hará, se ha ido al cielo sin mí, a pesar de que me prometió que no lo haría.

El abuelo está muy triste, no se atreve a mirarme, creo que él sabía que esto pasaría. Miles de lagrimas se adueñan de mis ojos, la hecho de menos, sin ella ya no seré un niño feliz, la quiero, y quiero que vuelva.

— ¿Desean algo?. — Rompe el silencio una de las azafatas.

Claro que deseo algo, a mami, pero dudo mucho que esta mujer pueda hacer algo, así que ni me molesto en contestar, el abuelo tampoco lo hace, no despega su vista de la pequeña ventana del avión.

Saco de mi bolsillo el ipad que me regaló mami, recuerdo ese día perfectamente, era mi cumpleaños, cumplia los 6 años, pedí que me trajera a papi, todos los años se lo pedía, en ese momento, no me daba cuenta de que lo único que quería, era que ella estuviese conmigo, porque ella ha hecho tanto de padre, como de madre, y no sé lo he agradecido lo suficiente, ya nunca podré hacerlo. Mami no está, pero papi si, y quiero irme con él, y también deseo que esto sea una pesadilla, poder estar con los dos.

Llegamos de nuevo a Seattle, el abuelo me invita a comer, pero yo no tengo hambre, tengo el estomago cerrado, y no consigo comer nada. Sé que sí aún no estamos en casa, y nos hemos quedado aquí, en una cafeteria frente a una parada donde se cogen taxis, es porque el abuelo no quiere volver a casa y decirle a la abuela que mami ya...no...va a...volver.

— Teddy, no has tocado la comida, por favor come algo. — Dice el abuelo, que también tiene la comida intacta.

Miro a mi alrrededor, y veo a madres con sus hijos, lo admito, muero de envidia, yo también quisierá que mami estuviese aquí, y como no está, no consigo comer mi comida favorita, que por cierto, también es la de mami.

— No tengo hambre. — Contesto con la voz apenas audible, aún no puedo asimilar esto, he ido durante todo el camino llorando, y ya no me quedan más lagrimas que derramar.

— Campeon, a tu madre no le hubiese gustado verte así, y mucho menos que no comieras, ¿por qué no le das un bocado a tu hamburguesa?. — Insiste mi abuelo en que coma algo.

— Da igual abuelo, a mi tampoco me gusta que mami se haya ido sin mí. — Grito. Me tapo la cara con mis manos y de nuevo vuelven las lagrimas, me duele mucho el corazón.

Mi abuelo me abraza, está muy afectado por la perdida de mami, como todos, o más bien no, porque aún no lo saben.

— ¿Por qué abuelo?, ¿por qué se ha ido?. — No puedo parar de llorar y abrazo a mi abuelo con más fuerza.

El teléfono del abuelo comienza a sonar, lo coge y su cara cambia por completo, cuelga la llamada y vuelve a poner la cara de antes, ¿que ha sido eso?

— ¿Quién era abuelo?. — Pregunto curioso.

— Nadie campeon, era propaganda. — Contesta el abuelo, que parece que ya no está tan triste.

— Abuelo, ¿vamos a volver a casa?, ¿Christian va a tardar mucho en volver de España?. — Interrogo a mi abuelo.

— ¿Qué Christian Ted?, ¿de qué hablas?. — Pregunta mi abuelo. No sabe quien es Christian.

— Es mi...papi. — Le doy un trago a mi zumo.

El abuelo me mira impactado, no le conoce, pero en cuanto le conozca, le caerá muy bien, Christian es muy bueno, y quiero que vuelva para estar conmigo.

— ¿Cómo que tu papi?. — Me interroga el abuelo. Esto le ha pillado por sorpresa.

— Si abuelo, y es piloto, tiene un avión privado, mami era su azafata, pero no te enfades con ella, solo quería conseguir dinero para pagar las deudas que tenía contigo y con la abuela, y creo que también para que unos doctores la quitarán al bicho malo que se ha comido su estomago. — Digo nervioso. Espero no haber hecho mal al contarle todo esto.

El abuelo está palido, y no dice nada, así que mejor será que no diga nada más.

— No Ted, no estoy enfadado, es solo que no lo sabía y me ha sorprendido. — Contesta el abuelo, que no para de mirar su móvil.

— Oye abuelo, al final no me has dicho cuando vamos a volver a casa. — Me levanto de mi silla. Ya quiero irme a casa, tumbarme en mi cama y llorar sin que nadie me vea.

— Campeon, no vamos a volver aún, ¿por qué no me acompañas a los recreativos que hay enfrente?, podemos jugar a las maquinas, ¿quieres?. — El abuelo intenta animarme. Está haciendo esto para que deje de estar triste, pero no está funcionando, aparte esto es una excusa para no volver a casa y enfrentarse a la abuela.

— No quiero jugar abuelo, es que estoy muy triste, ademas, mami dice, que las maquinitas solo sirven para dejarte sin dinero. — Seguro que sí mami estuviese aquí, estaría muy orgullosa de mí por decir eso.

Me dirijo al baño sin decir nada más, hay cola para entrar, y mientras espero, observo el móvil de mami, aún lo tengo, en la pantalla hay una foto de mami, lo apago porque me duele pensar que a partir de hoy, solo podré ver a mami mediante fotografías. Sinceramente, tengo miedo a levantarme un día, y ya no recordar sus bonitos ojos azules, su forma de hacer que los demas sean felices, su pelo largo y castaño, su voz...

Vuelvo con el abuelo, que coge su chaqueta de la silla, lo que significa que es hora de irse.

Le doy la mano a mi abuelo y salimos de la cafeteria, el abuelo se sienta en un banco, yo me siento a su lado. Miro al frente, justo desde aquí sé pueden ver los taxis que llegan desde el aeropuerto.

Un taxi se para, y de este se baja alguién, es....

Buenas noches, aquí traigo nuevo capitulo.

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Besiis

Capricho del destino (Terminada)Where stories live. Discover now