Sindrome de Estocolmo. [Joshler]

11. La sorpresa.

Hoy a sido un día aburrido, Josh no a venido a verme en todo el día. Me hace falta su presencia. Yo me encontraba observando por la ventana, a veces quisiera que fuese más grande. Estaba nevando fuera, pero la habitación seguía con un clima soportable, fresco per no frío. Quizá parecido a cuando deja de llover. Por eso supuse que la habitación tenía calefacción. Pasando un tiempo así, me quedé dormido.

-Tyler... despierta Tyler... -su voz ronca decía a mi oído.

-¿Jis... Josh? -dije aún sin abrir los ojos.

-Despierta Ty.

-¿Qué pas... -me detuve cuando lo ví, vestía de traje, pero cargaba un delantal puesto. -¿Qué llevas puesto Josh? -sonreí.

-Es para hacer juego con tu sorpresa. -dijo y finalizó sonriendo.

-¿Sorpresa?

Se apartó y me dejo ver la habitación. Estaba ordenada como un restaurante (¿se imaginan la pequeñísima habitación como un restaurante?). Había una mesa, decorada con un mantel amarillo pastel, en el centro yacía una rosa azul como centro de mesa y estaban servidos dos platos que se encontraban cubiertos.

-Solo... quería disculparme por lo del otro día y... este es nuestro restaurante. -dijo viendo al suelo.

-Josh... todo está bien. -le sonreí y el me devolvió una sincera sonrisa.

-Ahora soy el mesero. -se puso recto y levantó el rostro. -¿Qué ordenará Señor Joseph? -reí.

-Pues, ¿que hay en el menú?

-Pues, le tenemos tacos, más tacos y el plato especial son tacos. -reímos ambos.

-Tacos me parecen bien entonces... ¿Dónde me siento?

-Por acá. -retiró una de las sillas para que me sentara, me senté y él destapó la comida y sí, eran tacos.

-Antes de que comas... los hice yo. Así que no están tan buenos como los de Taco Bell o algo así, solo son intento de cocina.

-Los Tacos al Josh son mis favoritos. -reímos de nuevo.

Se quitó el delantal (el cual me parecía inesesariamente adorable y gracioso), vestía un traje negro apretado con corbatín.

Josh se veía muy bien, él es muy atractivo y con traje mucho más. Estaba viendolo de la cabeza a los pies, él se dió cuenta y solo le sonrió al suelo, al darme cuenta de cómo lo estaba viendo me sonrojé por vergüenza. Ninguno de los dos hablo.

Él se sentó. Empezamos a comer. Josh se había esmerado demasiado, todo le había quedado buenísimo.

-Está muy rico. -dije sin dejar de comer.

-No tanto como tu. -lo volteé a ver con una cara más pervertida que la luna de whatsapp.

-¿Y de tomar? -dije viendolo, se quedó un minuto frío, analizando lo que yo había dicho.