Capítulo 3.

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N/A: ¡Se acabaron los imprevistos! Ya llegó el internet, el WiFi, la inspiración y el tiempo para publicar, espero les guste. Gracias por leer. NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR, ES GRATIS ;3

Aquel beso no había sido más que duro y dominante pero al segundo de que su agarre se soltó, mis piernas temblorosas reaccionaron para sacarme de aquella oficina, antes de cometer un error mayor. Mi piel erizada fue deslizada por la silla tras mi escritorio al momento de sentarme.

Miré fijamente el ordenador apagado frente a mi y suspire tratando de calmarme. Cuando mi corazón dejó de golpear mi pecho con furia, abrí la agenda y tomé un bolígrafo de mis cosas. —Bienvenida a Jauregui's International. —Colocaron una pequeña repisa con bolígrafos que tenían la marca de la empresa en dorado. Miré a la causante de dicha bienvenida y me encontré con los ojos victoriosos de Lauren.

—Gracias... Jefa. —Traté de no tartamudear y Lauren soltó una risa. La miré molesta. ¿Quieres jugar Jauregui? Juguemos. Le di una falsa sonrisa y miré las carpetas en mi escritorio. —Según sé, éstas carpetas son para usted. Debe leerlas, sellarlas y firmalas, tiene... —Miré mi reloj. —Treinta minutos para entregarlas al tercer piso.

—Bromeas, ¿no? —Preguntó mirando las seis carpetas de al menos cincuenta hojas y yo me encogí de hombros. —No puedo terminarlo en tan poco tiempo.

—Señorita Jauregui, debería saber que yo sólo organizo su agenda y la ayudo con trabajos menores, no coloco los horarios de entrega. Eso es para las otras secretarias. —Sonreí y ella parecía perdida en un pensamiento hasta que noté a dónde iba su mirada. Mi escote. —Es Victoria’s Secret.

Ella me miró sin entender. —¿Qué?

—El sujetador, parece gustarle mucho pues no ha parado de mirarlo. —Dije en un tono pícaro y ella pareció sonrojarse un poco. Punto para Camila.

Ella se inclinó posando sus manos en mi escritorio y mordiendo su labio inferior me miró directamente a los ojos. —No creas que eres muy lista, Cabello. Recuerda, la jefa soy yo. —Me guiñó un ojo y se acomodó tomando las carpetas.

—Supongo que estará muy ocupada. La llamaré para recordarle su límite de tiempo. —Le aclaré y encendí el ordenador. Lauren bufo y me miró durante unos segundos antes de caminar a su oficina y de pronto gritar.

—¡Tienes cinco minutos para entrar en mi oficina! ¡Y trae bolígrafos, aprenderás a sellar y firmar por mi! —Sentenció cerrando la puerta. Mierda. Más tiempo con ella.

Después de una hora, las hojas iban de un lugar para otro y de algún modo, había extendido el plazo para entregar todas aquellas solicitudes. Maldije por lo bajo al encajarme una pequeña grapa al intentar unir dos solicitudes.

Lauren rio levemente y me quitó las hojas rozando por error mis manos. —Pensé que me molestaría escucharte maldecir, pero realmente me parece muy sensual. Espera a que te toque y será tu palabra favorita. —Me guiñó un ojo y terminó de grapar todo.

Por un segundo me encontré a mí misma observando sus facciones. Como sus ojos verdes se aclaraban con la luz y sus labios se volvían aún más rojos con el frío.

Descendí por la piel de su cuello hasta encontrarme con el primer botón de su camisa sin abotonar, el sujetador azul levemente visible resaltaba el pálido color de su pecho. Sentí un escalofrío y desvié la mirada.

Sonreí irónica y me atreví a hablar. —Ya quisieras. Sólo escucharías eso de mi cuando me de cuenta de que no eres tan buena como crees. —La miré victoriosa y eso fue el tope de su paciencia. Noté como sus manos se cerraban firmemente en un puño antes de dejar los papeles en su escritorio. Sus ojos me miraban como si fuese su presa en medio de un desierto. Estaban tan oscuros que por un segundo me arrepentí de haber hablado.

BOSS | Camren Where stories live. Discover now