Capítulo 28.

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N/A: Capítulo para que no me odien y agárrense porque esto se viene con todo. Saben que las amo y estoy muy agradecida con ustedes, espero seguir teniéndolas como mis lectoras. Espero les guste, gracias por leer🙈. NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR, ES GRATIS😍😉

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Lauren's POV

Me había quedado petrificada en el lugar donde estaba, Camila abrió los ojos como platos y la boca sin poder creerlo. Ni yo sabía de su existencia y había investigado todo sobre ella, pero no contaba con que un castaño con aires a Camila aparecería con aquella historia.

La morena lo miraba perpleja y una vez cayó en cuenta de que él esperaba respuesta, su agarre se volvió fuerte en mi brazo, negó rotundamente negándose a creer lo que decía. —¿Cómo? —Preguntó exasperada. —¿Cómo es eso posible? —Su voz parecía querer quebrarse, me miró en forma de disculpa mientras un puchero tierno se asomaba en sus labios antes de morderlo con fuerza, con enojo.

—¿Podemos ir a otra parte? —Preguntó el castaño mientras el olor de haber corrido cien kilómetros invadió mis fosas nasales, me miraba como si fuera a golpearlo o algo por el estilo, acaricié la mano de Camila entrelazándola con la mía y asentí. —Gracias.

—Dame un segundo. —Tomé a Camila y la alejé de él un momento. —Podemos irnos y dejar esto de lado si no confías en él. —Dije y la pegué a mí sujentáńdola por la cintura, ella me rodeó en un cálido abrazo y sentí como su cuerpo se fue relajando mientras mis manos se deslizaban por su espalda en busca de su comodidad. Ella negó rotundamente y se separó.

—No puedo hacer eso, tengo que escuchar lo que tiene que decir. —Dijo y yo asentí llevándola de la mano hasta donde el chico nos esperaba. —Vamos a un lugar más tranquilo.

—Tengo el lugar perfecto. —Dije y Camila sonrió débilmente antes de caminar hacia las afueras del cine, el chico llamado Alex veía las calles como si fueran la octava maravilla del mundo, podía notar por las expresiones de su rostro que jamás había estado caminando por estas calles antes.

Nueva York es la ciudad que no duerme y al ser las diez de la noche, la multitud en el Times Square era tan grande como cuando el reloj marcaba el mediodía, le hice seña al castaño para que acelerara el paso y no se perdiera entre las personas, y así lo hizo. —Los llevaré a un lugar donde puedan comer, parece tener hambre. —Dije una vez que llegamos a la calle donde estaba mi camioneta sin que él escuchara.

Camila me agradeció con la mirada y yo abrí la puerta para que subiera mientras el chico miraba tímido, le hice un gesto de que se acercara mientras le abría la puerta de los asientos traseros, se subió con cierto miedo y le sonreí para que se calmara antes de cerrar la puerta y subir del otro lado. Nadie parecía querer romper el incómodo silencio que se había formado.

Conduje en medio de lo que parecía el inicio de una tormenta mientras cambiaba de estación de radio e intentaba que la música relajara el ambiente tenso que había, crucé un par de calles hasta tomar la autopista y Camila me miró algo extrañada mientras el chico de quizás unos quince, miraba por la ventana con cierto pánico, como si fuera a escapar en cualquier momento. Por precaución pasé los seguros de la puerta tomándolo por sorpresa y reí cuando su mirada se conectó con la mía.

—¿Sabes? No comemos gentes. —Bromeé y pareció que entendió todo lo contrario, pues se hizo para atrás en el asiento acurrucándose contra la puerta. —Es en serio, somos personas normales, no te haremos daño y menos si eres quien dices ser. —Me tomé la libertad de conducir a un McDonald's lo suficientemente lejos como para que no fueran interrumpidos por nadie. Me estacioné frente a la entrada y de inmediato el chico bajó de la camioneta. —¿Quieres que te deje sola?

BOSS | Camren Where stories live. Discover now