Cuatro

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   Sábado por la mañana. El desayuno con mamá estuvo tranquilo, luego se fue a hacer las compras para la semana mientras yo me ocupaba del aseo de nuestra casa. Para cuando ella regresó, yo tenía todo limpio y ordenado. Le ayudé a poner la mercadería en la despensa y refrigerador, mientras ella decidía qué hacer de almuerzo. El teléfono suena. No seré quien contesta. Ella va.

Me quedé sola en la cocina terminando de poner cada cosa en su lugar. Sólo escuchaba partes de la conversación que mamá tenía en la siguiente habitación. Debía ser el doctor Dobbs, se que llama para preguntar cómo va todo conmigo. Preguntas de rutina, supongo.

Mamá se acerca, sus zapatos al caminar hacen eco sobre la madera pulida.

— ¿Quién era? -pregunté yendo hasta el lavado, tomé un vaso y di el agua.

— Denisse, nos ha invitado a almorzar a su casa, hoy -contestó animada.

— ¿Quien es Denisse? -mi vaso estaba lleno, cerré el paso y bebí.

— La mamá de Nick, por supuesto.

— Y dijiste que...

— Si -se apresuró a decir ella- le dije que si, Dev.

No iba a replicar después de obtener una de sus miradas asesinas. Era una muerte súbita.

— Entonces ¿a que hora es? -Dejé el vaso en el fregadero y metí mis manos al bolsillo canguro de mi polerón.

— En una hora, así que ponte de humor mientras. Sería buen momento para usar la blusa blanca, ve a cambiarte -me dejó sola.

   Mamá dió tres golpea a la puerta de madera y yo toqué el timbre de manera molesta. Me obligó a sostener una cazata de helado justo antes de que la dueña de casa abriera para nosotras.

— Vicky -saludó Denisse a mi madre, y abrió la puerta, dejándonos entrar- Que linda estás Dev.

— Trajimos postre -comenté incómoda. Ella miró entre mis manos y una sonrisa genuina apareció en su cara. Ahora sabía que Nicholas la heredó de ella.

 Entramos directo al salón de la casa. Era una copia de la nuestra en cuanto a estructura, el amueblado y decoración era diferente, obviamente. Así que sabía exactamente como ubicarme aquí. Mamá y Denisse conversaban sobre el trabajo del Sr. Miller y yo fui hasta la cocina para poner el helado en el freezer.

Entré por la puerta doble y encontré a... ¿Cuál era su nombre?

— Oye, Joe -Nicholas había aparecido por la puerta al patio, traía un ramito con lo que parecía ser albahaca-. Dev, hola.

Joe gira con la cuchara de palo envetunada de salsa de tomates, salpicando por todos lados. Me mira. Oh, genial, otro más con aquella sonrisa.

— Hola -les saludé- traje helado.

— Ponlo allí arriba -me indicó Joe con amabilidad- ¿te gustan las pastas?

— Claro -asiento. Nicholas deja las hierbas en el mesón- ¿les ayudo en algo?

— Ya estamos acabando, gracias -Joe vuelve a las ollas y empieza a tararear algo. Le agrega las hierbas a, lo que supongo que es, la salsa.

— Oye, tu camisa está... -había estado mirando a Nicholas, su camisa se había salpicado de rojo. Debió pasar cuando su hermano se giró. Era una camisa muy bonita, lástima.

— Demonios, Joseph -se quejó- mantén tus manos quietas.

— Lo siento, ve a cambiarte antes de empezar a comer -dijo su hermano y Nicholas se retiró desabrochando los primeros botones de la camisa.

Dame una razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora