Seis

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—  No puede ser verdad -escucho decir muy cerca- ¡te quedaste dormida!

—  ¿Ah? -me están despertando a tirones y sacando de la cama ¿qué mierda? Termino de abrir bien los ojos y Nicholas está jalandome- ¿Qué crees que haces?

—  Alistarte para la cita -dice con seriedad.

—  Te dije que no era una cita -frunso el ceño y paso mis manos por la cara, joder, odio que la gente me vea por las mañanas. Miro mis pies descalzos.

—  Claro que lo es, la cita con tu doctor -me recuerda él. Miro el reloj en la pared y son las 09:05, el corazón me late fuerte- ¡Mueve tu culo al baño, Dev!

—  Para. -Ahora recuerdo- Me cambiaron la hora para las 12:00, olvidé avisarte, ¿vale?, ahora déjame dormir.

—  Menuda memoria -resopla. Vuelvo a mirar mis pies. Mis piernas desnudas.

No. Puede. Ser. 

Mi pijama sólo es una polera extra grande que casi me cubre el culo; y no llevo sostén. No está pasando de nuevo. Me meto a mi cama velozmente.

— ¿Cómo entraste? -Espeto avergonzada, curiosa y furiosa.

—  La ventana -apunta hacía la que está junto a mi escritorio- no tenía el seguro puesto.

—  Vale. Ahora vete, por la puerta -le ordeno y me dejo caer para retomar el sueño.

Escucho cuando sale de mi habitación y con eso me basta, aún tengo al menos una hora más para dormir, o flojear en la cama. Me muevo de un lado al otro para buscar comodidad y termino boca abajo abrazando la almohada por el lado frío de ésta.

Abro los ojos de golpe cuando el olor a leche llega a mis fosas nasales. Salgo en medio segundo de mi habitación y me encuentro con el intruso, una bandeja y el desayuno.

Dios, Nicholas.

—  ¿Estás de broma? -Terminó de hacer unas tostadas que lucían condenadamente deliciosas.

—  Vete a la cama, te lo llevo en seguida -él sonríe, y se el por qué así que vuelvo a mi cama.

Me apoyo en la pared y agarro la colcha para cubrirme las piernas ¿por qué está siendo tan lindo?

—  Buenos días -murmura cuando hace su entrada. Deja la bandeja en la cama y se sienta cuidadosamente junto a mi.

—  No debiste molestarte -susurro sin mirarle. No me arriesgaría al tufo de la mañana- pero se ve delicioso, gracias.

—  No es nada -Nicholas toma una taza y me la da, está tibia- ¿chocolate?

— Por favor -y le pone dos cucharadas de cacao en polvo a mi taza.

Éste es el mejor desayuno de mi vida. A la cama, exquisito, divertido y su compañía me está gustando mucho.

—  ¿No olvidas nada? -Eran la hora de salir ya, estábamos en la puerta de mi casa para irnos con el doc. Estoy vestida cómoda, llevo mis pulseras. La ficha médica, mi identificación, algo de dinero y las llaves de casa. Niego para responderle-. Vamos.

Caminamos hasta la calle principal y cogimos un taxi para llegar hasta la consulta del Dc. Dobbs. Íbamos entrando a buena hora aún.

—  Hola, tengo cita -informé a la recepcionista. Una mujer delgada de cabellos marrones. Le entrego mi ficha médica y la revisa.

—  En un momento la atenderá el Doctor, espere sentada, por favor -me devuelve mi ficha sonriente. Hacemos lo que pide.

—  ¿Cómo te sientes? -pregunta Nicholas a mi lado. Lo miro.

Dame una razón.Where stories live. Discover now