Capítulo 9

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Hey, chicas. Encontré la canción perfecta para Íria y aunque no estoy segura de ser el capítulo adecuado, no pude abstenerme y la puse. Espero que estéis de acuerdo con mi elecciónn :))) Besitos

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Octubre 2013 —Íria

El sonido y el perfume singular de la lluvia eran algo especial para mí. Me habían faltado muchas veces y los disfrutaba cada vez que tenía la ocasión. De hecho, era una de esas personas que podía empezar a bailar en plena calle “Singin in the rain” y saltar de charco en charco sin miedo de ensuciar mis caros zapatos. Lo hice unas veces… pasar de un simple pensamiento a la acción era uno de mi múltiples talentos.

Me arropé dentro de la gorda sudadera y levanté la capucha. Aunque amaba la lluvia, la de finales de octubre era fría y calaba hasta los huesos. El viento golpeaba en ráfagas y las ramas desnudas de los árboles acompañaban toda la acción con sonidos secos.

Mis pensamientos recordaron otro día muchos años atrás, casi al mismo sitio, muy cerca de estas fechas. El fabuloso día en que Jared se había rendido… Suspiré a los recuerdos, felices recuerdos que me calentaron el interior. El pensamiento de que había sido difícil entonces, pero ahora parecía imposible, volvió a enfriarme.

Me había mantenido en silencio y alejada una semana entera desde el día en que habíamos visitado el Acuario. Le había ofrecido a Jared un largo periodo de pausa. Suficiente para pensar, reflexionar, bastante para inventar nuevos métodos de venganza contra mí o lo que sea. Tiempo de sobra para madurar, pero dudaba que conociera el significado de esta palabra.

Sentarme y esperar al infinito a que algo pasara no era lo mío, y creía que era el momento de avanzar… hacia una dirección u otra.

Como Jared no parecía darse prisa en encontrarme, de nuevo había dado yo el primer paso. De hecho, creo que era el paso número mil trecientos setenta y dos, pero ¿quién mantenía la cuenta? Estaba dispuesta a dar una infinidad de pasos hasta tener lo que deseara.

El coche del señor de mis pensamientos apareció en mi campo visual y las mariposas me demostraron que querían jugar en mi estómago incluso en un día de lluvia. Supuse que no iba a hacerle gracia encontrarme delante de su casa, así que las alejé sin piedad y me preparé mentalmente. Creo que hizo lo mismo, teniendo en cuenta que tardó en bajar. Casi siempre había sido igual entre nosotros, nos preparábamos como dos boxeadores a punto de entrar en el ring. Recuerdo que nuestras primeras conversaciones eran una serie de tanteos verbales, un baile de uno alrededor del otro.

En un final salió del coche y se encaminó bajo la lluvia hasta el porche. Metió las manos en los bolsillos de la chaqueta y se apoyó en la barandilla. Gotas brillantes lucían en su pelo y algunas se le habían pegado a las pestañas. Perdí mi concentración y algunos de los pensamientos tan bien preparados.

—Hola —saludé, empezando el proceso de sondeo para averiguar el grado de nerviosismo.

Uh, era bueno, no podía leer nada en su rostro inflexible. Pero tampoco había saltado para llevarme por el pelo, lo que me dio esperanzas.

—Hola —contestó.

Voz normal, un poco de fastidio en la mirada, pero no demasiado, algo de prudencia y no mucho de interés. Podría ser peor, me animé.

—Quería enseñarte unas fotografías de prueba —dije, señalándole el mapa que había guardado en la mesita.

—Podrías habérmelos dejados en el hotel, o enviarlas con el correo — me replicó, elevando ambas cejas.

Sencillamente perfecto (SIN EDITAR) - TERMINADAWhere stories live. Discover now