"El Caballero de Plata"

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—¿Su alteza está asustado? ¿Por qué me miras asi? ¿Me tienes miedo?

Su primo Phillipe sonreía con malicia. Los niños estaban ya en la arena frente a todos, y a pesar de que no era más que parte del entretenimiento ver a dos pequeños "combatir", en el mismo terreno donde los adultos más experimentados se enfrentarían; para Alexander era como una lucha a muerte con su más terrible enemigo.

Los adultos les gritaban animándoles a comenzar el combate, ya que el mayor sólo se movía alrededor del pequeño príncipe que colocaba el escudo frente a si muy asustado. La reina Helena notó la profunda angustia de su hijo, y estaba allí sentada inquieta junto a su marido el rey que le mantenía fuertemente sujeta del brazo. Georgei sabía que su mujer era impulsiva y que sobreprotegía a su hijo, y de no obligarla, seguro se lanzaría a la arena a sacarlo.

—¡Atácalo, Alexander! ¡No te quedes allí parado como un mequetrefe! —Le gritaba el rey que estaba bastante ebrio en ese momento.

Alexander escuchaba todos esos gritos a su alrededor y lo único en que pensaba era en la forma de salir huyendo de allí. Pero cuando lo intentó, su primo parecía haberle leído la mente y se interpuso ante él.

—¿A dónde crees que vas? Eres el príncipe de Thesa, ¿no es así? Si te crees digno del trono levanta tu espada y lucha contra mí, ¡de lo contrario te daré una paliza aquí delante de todos!

Phillipe golpeó con muchísima fuerza a Alexander que a duras penas pudo cubrirse a tiempo con el escudo de cuero; pero el segundo golpe le hizo caer a la polvorienta arena de nalgas, ya que no pudo contener su fuerzas.

—¡Levántate! ¡Levántate y pelea!

El rey gritaba enardecido desde la tribuna al ver a Alexander sentado en la arena. Los gritos de su padre en vez de animarlo, ponían al pequeño mucho más nervioso. En cambio Jankin, hermano del rey, le sonreía a su hijo y le hizo un gesto que este comprendió perfectamente.

—¡Te aplastaré como el gusano que eres!

Sin darle tregua, Phillipe golpeó con aquella de madera el cuerpo de Alexander. El niño sintió el fuerte golpe y se dio vuelta casi arrastrándose en la arena para intentar escapar. Soltó su espada para sujetar con sus dos manos el escudo e intentar asi soportar los golpes de su oponente.

—¿Qué mierda estás haciendo? ¡Levanta la espada y pelea!

—¡Deja de gritarle y sácalo de ahí!

La reina estaba furiosa e intentaba soltarse para ir por su hijo, pero Georgei estaba de muy mal humor, Y presionando con mayor fuerza su brazo le hizo quedarse quieta en su asiento.

—¡Me estás lastimando, Georgei!

—¡Entonces quédate tranquila! Si Alexander es mi hijo debería ser un guerrero digno y darle pelea al hijo de Jankin. Pero tú eres la culpable de que esté dando un patético espectáculo en este momento.

—¡Es sólo un niño! ¿Qué esperas qué haga?

—¡Que tome la maldita espada y se defienda!

El rey estaba sumamente decepcionado al ver que la gente comenzaba a reírse del príncipe que sólo quería huir de su oponente. Y es que Phillipe seguía atacándole sin piedad. A pesar de que sus armas no eran espadas reales, estaban bien hechas con madera de cedro que es previamente sumergida es una mezcla de aceites con los que garantizan su dureza y las hacen más similares a las espadas de acero al blandirlas, pero obviamente sin el filo de las reales. Pero cada golpe que recibía el pequeño príncipe era muy real para él. En un instante golpeó la mano izquierda del Alexander y esto provocó que soltara el escudo. Golpeó entonces directamente su cara con la espada de madera y fue tan doloroso que el príncipe cayó de espaldas en la arena y comenzó a llorar.

"El Príncipe Bastardo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora