Un largo y peligroso camino

4K 532 163
                                    


—¡Hey! ¡Es hora de levantarse, niños! Aún nos espera un largo camino por recorrer.

—¿Tan pronto? Pero si no hemos dormido nada. —Se quejaba el príncipe frotando sus ojitos con mucho sueño aún.

—Resta mucho camino, alteza, y nuestro deber es aprovechar la luz del día todo lo que podamos. Allí hay un poco de agua, lavar vuestros rostros y subir a comer algo.

Kazimir les quitó el cobertor para obligarlos a levantarse. Yrian se incorporó lanzando un gran bostezo y estirando sus brazos, pero Alexander seguía reacio a levantarse. Así que el caballero tuvo que sujetarlo y sacarlo de la cama a la fuerza.

—¡A levantarse, alteza! Creo que no me escuchó la primera vez que lo dije.

Con Yrian no tuvo necesidad lo mismo, ya que él solo se levantó con mucha curiosidad al ver las partes de la armadura de Kazimir sobre su lecho.

—¡Su armadura! Tiene muchas partes diferentes.

—Cada parte protege un punto débil del cuerpo de quien la porte, y al mismo tiempo debe permitir que el caballero pueda moverse con agilidad. Esta en especial es una armadura ligera y muy articulable, pero es su material y su tallado el que despierta más admiración.

—Es de plata, ¿no es así? —comentó Alexander admirándola.

—La plata, así como el oro, no son buenos materiales para forjar armas o armaduras, son débiles y poco resistentes. Sólo se usan con fines decorativos. Este es otro material, uno que pocas personas conocen y saben forjar. Pronto conocerán al maestro que creó esta armadura. ¡Ahora laven sus caras y alístense que deben subir a comer!

Los niños se acercaron a un recipiente que el posadero les había dejado con agua. Alexander observaba de soslayo al caballero, sin su legendaria y llamativa armadura puesta, lucía más bien como un hombre común y para nada admirable. Kazimir era más bien de baja estatura, y su cuerpo aunque demostraba músculos muy marcados debido a su arduo y difícil entrenamiento, era más bien delgado y para nada impresionante en comparación al de otros guerreros.

Esto llamó muchísimo la atención del príncipe, ya que no se explicaba como un hombre de apariencia tan débil podía vencer a guerreros mucho más altos y fuertes que él.

—¿Me ayudas con el peto, Yrian? —Le pidió Kazimir al pequeño rubio.

Yrian asintió y se apresuró a ayudarlo. No era muy sencillo para un caballero colocarse todas las piezas de su armadura por sí mismo, casi siempre requerían la asistencia de un paje de armas, que generalmente era un aprendiz del mismo. De este modo mientras le servía a un caballero, un mozo podía familiarizarse con las armaduras y armas de su señor, y así mismo como parte de su trabajo debía darles mantenimiento y tenerlas listas para cuando les fuesen requeridas. A cambio de sus servicios un caballero podía transmitirle a su paje sus conocimientos y entrenarle en combate. Así que esta era una medio muy común de como muchos respetados guerreros se formaron.

—Fíjate que todas las correas estén correctamente aseguradas, Yrian. Es como cuando ajustas los aparejos y la silla de montar: Si alguno no está bien asegurado, con el movimiento del caballo el jinete puede pasar un muy mal rato.

—¡Si, señor! Están bien aseguradas.

Al terminar de colocarse su armadura y envainar su espada, El caballero de Plat y los niños salieron de la bodega y se dirigieron a encontrarse con Kassius y Micah que les aguardaban. Luego de comer, Kazimir pidió al posadero un mapa que extendieron sobre una mesa. Este les señalaba los lugares donde se había mencionado por los viajeros el avistamiento de las hordas de barbaros.

"El Príncipe Bastardo"Where stories live. Discover now