~Capítulo 42~

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FINAL


La habitación habría estado en completo silencio si el blanco reloj, colgado en la también blanca pared, no fuera tan ruidoso. Ruidoso para una situación como esa.

Recorrí la habitación con la mirada por enésima vez esa mañana y noté más de lo mismo. Clara sostenía la misma revista sobre decoraciones, releyendo los mismos artículos a los que si quiera prestaba atención; Chris pretendía dormir, colocando sus brazos cruzados sobre su pecho y cerrando los ojos, pero sabíamos perfectamente que, si no había podido dormir antes, en ese instante le resultaba imposible, como nos resultó a Clara y a mí.

Yo era la más próxima a Lauren, no sé si por la costumbre de tenerla cerca mientras dormía o simplemente porque quería ser la primera en percatarse de su despertar.

Aún no pasaban nueve horas de la operación, pero eso no era algo que me pusiera menos nerviosa. Estaba intranquila, cosa que había empezado a acumularse ni bien cumplida las 3 horas posteriores a la cirugía. Legué a preguntar si acaso le habían suministrado fármacos para llevarla a un coma inducido, algo que tendría sentido por el tipo de cirugía, pero en su lugar me informaron que simplemente le habían dado algunos calmantes para que lograra dormir un par de horas y así restar algo de actividad cerebral.

Principalmente por la reacción que podría tener Lauren, fuese cual fuese el resultado de la operación.

Finalmente, y como cada vez, mis ojos prestaron atención a su dueña. Seguía igual que un momento atrás y antes de eso, respirando suavemente, luciendo tranquila y serena a pesar de los tubos y aparatos alrededor de ella. Lo único que había cambiado en su rostro era la presencia de dos parches de mediano tamaño que cubrían las cicatrices sobre sus sienes. No tenía idea del aspecto que tendrían estas cicatrices, pero seguramente se verían hermosas en su rostro. Además, nadie jamás se fijaría en ellas por las dos increíbles esmeraldas que destellaban en sus ojos.

En ese instante recordé la última vez que su mirada había coincidido con la mía, justo antes de que la llevaran a quirófano. Yo la sentí realmente asustada, como nunca antes la había visto, tuve el impulso de tomar su mano y sacarla de allí a toda prisa, pero la misma cantidad de esperanza que a ella le impedía negarse a mí me paralizó.

Recuerdo besarla y sentirme peor por hacerlo con temor.

Pero allí estaba ella, frente a mí, durmiendo como la princesa de mis sueños.

Suspiré y tomé su mano, sólo para jugar con sus dedos y distraerme un momento. Estaban tibios, pero al contacto con mi piel se sentían como el sol.

Seguí con mi acto durante un rato, de manera inconsciente y constante, como armar un cubo rubik luego de memorizar todos los algoritmos. Sólo que de repente las piezas empezaron a moverse y armarse por su cuenta.

Lauren apretó mi mano, tan lenta y delicadamente como si estuviera atrapando una mariposa. Temí que mis párpados fueran a romperse por la abrupta forma en que mis ojos se abrieron, sentí faltarme el aire y en ese instante parecía que mis articulaciones se habían congelado.

Un segundo después de que mi cerebro reaccionara, mi rostro giró d golpe sólo para toparse con la más hermosa de todas las sonrisas.

El diluvio de palabras que deseaba gritar en ese momento quedaron atrapadas en mi garganta y, para mi suerte, Lauren decidió romper el silencio.

-Maldita sea -lo decía sin borrar su sonrisa- Eres... Mucho más hermosa de lo que jamás imaginé.

Una sonrisa parecida a la suya brotó en mí sin que fuera capaz de controlarlo, pero seguía sin poder hablar. Clara, que estaba de frente, parecía petrificada y sólo sé de la reacción de Chris por el ruido que él hizo al tratar de ponerse de pie.

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