¿Y ahora qué?

90 12 4
                                    

«¡Ajá, te gusta! ¿Y ahora qué?» pienso, al tirarme de espalda en la cama luego de deshacer mi maleta. Ya estoy de regreso en San Juan de los Morros!!! y sentirme cerca de quien hasta hace pocos días consideraba mi peor enemigo, es suficiente para que una sensación de éxtasis se extienda a sus anchas por todo mi cuerpo, y para que también, muchas preguntas deambulen en mi mente como perro sin dueño, siendo la última la más aterradora y desconcertante de todas.
De repente, mi teléfono suena y mi momento agridulce llega a su fin.

De: Diana.
13/01/2014
09: 50 a.m.

¡Hola, Liz! ¿Ya llegaste? Leo y yo acabamos de llegar al terminal de San Juan de los Morros.

* La prince*

Le respondo, al instante.

Para: Diana.
13/01/2014
09: 50 a.m.

Sí, mamá ya me trajo hasta la jaula, ¡Uff! Digo hasta la residencia jeje... ¿Y cómo estuvo tu viaje tortolita? ¿Cómo fue ese reencuentro con tu Romeo?

*Liz*

Y, con la misma prontitud, ella me regresa.

De: Diana.
13/01/2014
09: 51 a.m.

¡ESPECTACULAR! Jejeje, Leo, es bueno... como te digo, todo lo que imaginé y más, el chico perfecto para mí. Pero mejor te cuento más cuando nos veamos ¿sí?

* La prince*

Y yo, tras leer su contesta, le devuelvo bromista.

Para: Diana.
13/01/2014
09: 51 a.m.

¡Ok! Trataré de no cortarme las venas mientras tanto jejeje...

*Liz*

«¡Qué lindos!»
Feliz como una perdis, por saber a mis amigos súper flechados por cupido, me levanto de la cama, y tras dejar mi Sony Ericcson sobre esta, comienzo con la operación limpieza que me toma el resto del día. No sé de dónde rayos ha salido tanto polvo, es como si en vez de un mes fuera estuve mil años. Como sea, ya entrada la noche por fin todo está impecable y, mientras admiro los frutos de tanto esfuerzo, no puedo impedirme sonreír de lo tontamente feliz que me siento por estar de vuelta en mi residencia-prisión y más cerca de él
«¿Cómo demonios voy hacer para averiguar su nombre?» me pregunto, al deshacerme de la ropa sudada que llevo encima con la intención de darme un refrescante baño, pero, la tan ansiada respuesta no me llega a la mente en ese momento, ni horas después, durante las cuales, me la paso en mi cama dando vueltas y vueltas hasta que el dulce Morfeo llega a mi rescate.
El día siguiente, martes, mi buen ánimo aún permanece activo, aunque, a pesar de mis esfuerzos por mantener mi optimismo a flote, inevitablemente, este es perturbado por un incesante nerviosismo titilando en la boca de mi estómago. Sé a qué se debe ese insistente foco de ansiedad, son muchas las preguntas para las que no tengo respuestas, y algunas de esas inquietantes razones acuden a mi cabeza para recordarme cuan absurdo e infructuoso es mi recién descubierto encaprichamiento «¡Sí serás tonta!, averiguar cómo se llama es el menor de tus problemas, ¡Aja! estás que arrastras la cobija por el rubio ese... pero él a ti te odia, te aborrece, no puede ni verte y tú tienes gran parte de culpa ¿Qué harás, lanzártele encima, besarlo y decirle que estás loca por él? eso mínimo te costará la visita a un psiquiátrico o una orden de alejamiento» pero, negada a dejarme desanimar por mis propios miedos, ignoro toda aquella retahíla y me acomodo un poco pensativa en el asiento que Adriana y Diana han apartado para mí, segura de que, tarde o temprano alguna genial idea de las mías saldría a relucir. Todo era cuestión de tiempo.

- ¡Holaaaaa, la tierra llamando a Elizabeeeeeeth! ― dice de repente Adriana, para atraer mi atención ― ¿Acaso alguien murió y nosotras no nos enteramos?

IRREMEDIABLEMENTE ENAMORADOS (Del Odio Al Amor Solo Hay Un Paso) Where stories live. Discover now