Día Infernal

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Abro los ojos, que me pesan como piedras.
Es lunes.
Comienza de nuevo la rutina de la Universidad.
¡Qué dolor! 
Me doblo, inhalo profundo y me quedo quieta entre las sábanas de mi cama a la espera de un alivio que no llega. No sé si maldecir o dar gracias por sentirme tan adolorida, decido hacer lo último, es imposible que pueda sentirme de otra manera después de lo vivido con Luifer. ¡Dios!... aún no deja de parecerme un sueño que él y yo hayamos hecho el amor, y que en el proceso, le haya puesto fin a mi tierna vida virginal. Sonrío, decidida a que ningún canijo dolor amargue mi felicidad.
De repente, escucho vibraciones bajo mi almohada.
Es mi teléfono. Un mensaje de mi peligroso amor.

De: Luifer. 
10/02/2014
06:10 a.m.
Buen día, hermosa!. Paso por ti en media hora. Ansioso por darte un beso.

*L. A. F. R. *

Con la sonrisa en mis labios más amplia, le contesto:

Para: Luifer. 
10/02/2014
06:11 a.m.
Buen día!!! Ok. mmm! tengo una duda, ¿puedo llamarte de algún modo cariñoso? y ¿cómo te gustaría? Yo ansiosa porque me des más de un beso.

*Liz *

Un minuto después llega su respuesta, y la divertida curva en mi boca se acentúa. 

De: Luifer. 
10/02/2014
06:12 a.m.
No me gustan los motes cariñosos, pero tú hermosa puedes decirme como quieras, recuerda que soy tuyo. Te besaré cuanto quieras tan pronto te tenga en mis brazos.

*L. A. F. R. *

¡Pan comido!
Con el pulso a mil, y segura de querer llamarlo así, tecleo:

Para: Luifer. 
10/02/2014
06:12 a.m.
Amor!!!... me gusta ese. En pocos minutos me tendrás en tus brazos.

*Liz *

Espero le guste y no se ponga en plan corta nota. 
Envío el texto y miro la hora en la pantalla del teléfono, de los 30 minutos ya me van quedando 27 para estar lista, por lo que, escopetada, me levando de la cama y, tras recoger mi toalla extendida en la puerta del closet, entro en volandas al baño dispuesta a mejorar mi día con una refrescante ducha, pero, al quitarme mis pantis noto que aún mancho y que mis labios vaginales siguen recrecidos, incluso, un poco más que ayer. Apenas, si puedo frotar el jabón en esa zona de mi cuerpo.
Eso de perder la virginidad es de verdad doloroso. 
Diez minutos después, ya estoy vistiéndome. Decido ponerme lo mejorcito de mi repertorio, unos Jean negros, mis cómodos Converse y una blusa de algodón azul marino sin mangas. Me recojo de nuevo un moño alto, y al ver los pequeños Swarovski multicolores de mis mariquitas brillando en los lóbulos de mis orejas, mi corazón da un salto. ¡Son lindísimas!... pero, nunca serán tan lindas como mi chico, mi Luifer, al que soy capaz de comerme a besos de tenerlo enfrente.
Estoy empacando mis libros, cuando una nueva vibración inunda las cuatro paredes de mi cuarto. 
Otro mensaje. Sorprendida, de ver que el mensaje no es de quien creo, lo leo:

De: Leonardo Ferrer. 
10/02/2014
06:40 a.m.
Cabezota, mueve ese culo. Tu atormentado galán ya está aquí esperándote. Yo ya me fui con los muchachos y Diana, nos vemos en la Universidad. Ah por cierto! No te vayas agarrar por los moños con Adriana allá ¡Por favor!

*Leo. *

Tilín- tilín. 
Una alerta se enciende de inmediato en mi cabeza.
Adriana. 
Suspiro frustrada. «¿Cuál será su bendito problema?» mentalizo, sigo sin entender qué demonios es lo que le pasa, y antes de que tantas suposiciones obscurezcan mi excelente humor, resuelvo no darme mala vida antes de tiempo.
Cuando la vea aclararemos las cosas. 
Recordar que, mi peligroso amor ya llegó por mí vuelve a reactivarme, por lo que, termino de recoger mi libreta y libros y salgo como un cometa de mi habitación. Por fortuna, mi casera sigue dormida, lo que me da oportunidad de salir sin ninguna prevención de la casa.
Ya afuera, feliz como una perdiz, lo primero que observo es… ¡Uao! no sé ni cómo calificar su espectacular auto…¡Vaya trasto! lo cierto es que, de solo imaginar que Luifer está en su interior me pone… ya te digo. Me entra el calor en todo el cuerpo de manera repentina e inevitable. Estoy afanada por verlo, tras habernos poseídos como dos demonios de la lujuria el sábado en su casa, las siguientes 24 horas del domingo sin él han sido una verdadera tortura.
Es entrar al interior del carro y verlo y lanzarme a sus brazos.
Lo beso.
Me besa.
Nos besamos con verdadera pasión hasta quedar sin aliento.
- ¡Buen día, pequeña! — me saluda, nariz a nariz después de soltar mis labios.
- ¡Buen día, amor! — le devuelvo el saludo, y mi arrumaco, visiblemente,  lo impacta.
Por su gesto; ojos amplios y desconcertados, es fácil comprobar que, en efecto, nunca ha permitido que alguien lo llame así, ni de ninguna otra forma cariñosa quizás.
Eso me hace sentir triste y alegre a la vez.
Yo, sonrío.
Él, en cambio, me mira y me mira… y al final lo hace también.
Más relajado, hunde su nariz en mi pelo y murmura.
-Nena, hueles delicioso.
Su halago, combinado con su respiración en mi cuello, me acelera más el pulso, e incapaz de negarle a mi cuerpo gozar de su proximidad, le susurro.
- ¡Gracias! ¿Tienes rato esperándome?
- No — niega, y cambiando de tema de manera radical, me pregunta — ¿Cómo te sientes? 
«Herida de muerte»me provoca decirle, pero empeñada en mantener vivo el romance del momento, le miento.
- Bien.
¡Ya se me pasará el condenado dolor! 
Dudoso, me mira con intensidad e insiste, al colocar su mano en mi frente.
- ¿Segura? Te siento un poco caliente.
- Sí, segura. Estoy bien, de verdad — vuelvo a mentir.

IRREMEDIABLEMENTE ENAMORADOS (Del Odio Al Amor Solo Hay Un Paso) Where stories live. Discover now