Tirano Amor

89 9 6
                                    

Suspiro lo más profundo que puedo.
El constante impacto, de la fuerte brisa contra el cristal del enorme ventanal, me despierta. Con pesadez, abro mis ojos y, lo primero que veo, es el azul brillante del mar extendido en el horizonte. La vista es fascinante, pero mejor que ver el océano en todo su esplendor, es poder despertar junto a mi amor. Duerme como un bebé. Como siempre me pasa, es verlo y querer hundirme en sus brazos, ¿qué rayos estoy diciendo?... ¡ya estoy acurrucada entre estos!

En fin, quiero comérmelo a besos, pero contengo mis alocados impulsos, no quiero interrumpir su sueño, el viaje ha sido un total viacrucis y él se ha llevado la peor parte, así que, sin mover un solo músculo hago lo único que puedo hacer, admirarlo.
Mientras detallo las simétricas y varoniles facciones de su rostro, intento digerir que sí, en efecto, estoy con Luifer en una lujosísima casa a orillas de la playa en la Isla de Margarita. Sonrío. No puedo evitarlo, al recordar mi cara de alucinada cuando por fin me dijo a dónde iríamos minutos antes de abordar el avión. ¡Canijo! Me había engañado diciéndome que celebraríamos el fin de nuestro régimen sexual en Puerto la Cruz, acampando en alguna playa, pero esto es... ¡SE PASÓ!

Me siento pletórica con su detallazo, aunque no puedo negar que, una parte de mí se aterra, como ahora, cada vez que Luifer, me sale con una de sus exageradas y extravagantes sorpresas. El dinero, en definitiva, no parece representar ningún problema para él, ni indirectamente para mí desde que estamos juntos, y eso más que tranquilizarme, me agobia, no saber la razón de tanta fluidez económica, como muchas otras cosas más de su vida, despiertan innumerables sospechas en mi mente como sus besos encienden la lujuria en mi cuerpo.
Me estremezco, de solo recordar algunas de las tantas veces en que, sus opulencias, me han abrumado y revivido mis temores más secretos durante estos últimos dos meses.

***

-Amor, que no las quiero - miento, sosteniendo entre mis manos, una de las carísimas plataformas doradas que vi y me encantaron en la zapatería de su amigo, Juan Pablo.

-Bueno, escoge otras que te gusten, nena -insiste.
Que no quiero ninguna -vuelvo a rechazar.

-Escoge una o no las llevaremos todas -me amenaza de vuelta y, por el brillo sentencioso que veo en sus ojos, sé que he perdido la batalla.

Esa tarde, regreso a la residencia con cinco pares de bellísimas plataformas Louis Vuitton y un humor de perros.

***

-Luifer, ya te dije que mi teléfono funciona bien - le gruño, apuñando en mi mano derecha mi cacharreado Sony Ericsson.

-Ese perol que te empeñas en llamar teléfono en cualquier momento se apaga y no prende más, pequeña - se burla, y mostrándome un aparato ultra planoy de teclado táctil de carcasa negra que se empeña en que acepte, me amenaza -no te llamaré, ni te enviaré más mensajes a ese trasto.

- ¡Qué no y qué no! Además, ¿cómo voy a explicarle a mamá la procedencia de ese teléfono tan caro? -uso mi último cartucho.

Por segundos se mosquea, por lo que le he contado, sabe que mamá es un hueso duro de roer y un mal paso puede costarme mi boleto de ida sin regreso a Calabozo. Y, cuando creo que mi argumento lo va a hacer desistir, vuelve al ataque.

- No sé, dile que te lo has ganado en una rifa, o que te lo han fiado y lo estás abonando por partes.

Indignada por insistencia y el descaro con el que me propone mentir, lo fulmino con la mirada y le arranco el costoso aparato de las manos. Esa noche me escribió hasta las 03:00 a.m. a mi nuevo móvil.

***

- ¡Te has vuelto loco! ¿qué le voy a decir a mamá esta vez? ¿qué me he vuelto a ganar otra rifa? ¡más soltaría y me mato! - me engrincho, cuando veo la laptop que me pone sobre las piernas.

IRREMEDIABLEMENTE ENAMORADOS (Del Odio Al Amor Solo Hay Un Paso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora