¡BIENVENIDA AL INFIERNO!

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Comenzaré diciendo que, mi nombre es Elizabeth Marcano, pero todos me llaman ‟Liz", nací y crecí en un populoso sector de la Villa de todos los Santos de Calabozo, en el Estado Guárico, Venezuela. Pero hoy, un 23 de Septiembre del 2013, la vida junto a las inmensas ganas que tengo de conquistar mis modestos sueños de superación personal, me traen a la ciudad de San Juan de los Morros.
Jamás había salido de mi hogar, me refiero a una estadía permanente fuera de casa sin mi madre y toda la sobreprotección recibida por ser su única hija, pero por fortuna, recién terminé mi bachillerato y a pesar de sus intentos de manipulación y autoritarismo pude convencerla de darme un poco de libertad e independencia. Y, gracias a esa enorme paciencia que tengo para razonar con fieras intransigentes como mi progenitora, es que estoy aquí, parada frente a la facultad de Economía de la U.n.e.r.g., temblando de nervios y preguntándome « ¿En qué embrollo me he metido ahora?» Cuando veo bajarse del transporte a Leonardo; el amigo de mi amigo Archí, al quien este último le pidió ayudarme a gestionar mi inscripción en la universidad.
Y este, al reconocerme a lo lejos también, camina justo en mi dirección con ese aire de nerd imposible de ocultar: alto y descarnado, cabello corto y oscuro, jean azul desgastado, franela verde y cara de mosco muerto. Más normalito no podía ser, pero eso sí, su agradable y chispeante personalidad distaban por completo de su apariencia de Sheldon Cooper. ¡Jajajajaja!
Tras un afectuoso reencuentro, mi amable anfitrión, como era de esperarse, se ofrece a darme un tour por las instalaciones, y mientras, deambulamos por la estructura de tres plantas nuestra agradable conversación gira en torno a muchísimos temas, para cuando me deja frente a la puerta de mi aula de clases ya estoy al tanto de que, aparte de un cerebrito declarado y confeso, también es mi vecino en la residencia estudiantil donde mamá logró alquilarme.
Ya en el interior del espacioso cuadrado de paredes blancas, los nervios vuelven a atacarme, siento como de a poco una pesadez comienza a crecer en mi estómago, y la sensación empeora, al verme sobrepasada por una que otra mirada curiosa de algunos estudiantes. Una reacción bastante lógica, pues soy la nueva, el bicho raro que aparece de la nada una semana después del inicio de clases « ¡Basta! arrastra tu trasero directo a la silla» me ordeno, conforme camino hacia uno de los pupitres vacíos del fondo, en el que permanezco en absoluto silencio durante unos quince minutos.
Pero, incomoda por la larga y silenciosa espera, miro la hora en mi Sony Ericsson por enésima vez y, al corroborar que mi primera clase debió comenzar hace ya bastante tiempo, decido dejar de lado mi tímida actitud y entrar en ambiente, por lo que, luego de volver la mirada a mi derecha, le susurro a una chica de aspecto aniñado y frondoso cabello, sentada a pasos de mí.
- ¡Hola!

- ¡Hola! ― quien de inmediato, responde con otro débil murmullo y una encantadora sonrisa.

¡Genial!

- ¿Sabes si el profesor viene? ― le pregunto de vuela, imprimiéndole más fuerza y cordialidad a mi voz.

- Carlos lo llamó y le dijo que sí ― interviene otra joven de rasgos finos y melena borgoña a su lado, que mirándome con un gesto divertido en sus enormes ojos cafés, añade ― ¿eres la nueva?

- Eso parece ― le confirmo, un poco cohibida por su inesperada intromisión.

- ¿Cómo te llamas? ― inquiere después la chica de voluminosos risos.

- Elizabeth ― le confieso a la primera, pero casi al instante, corrijo ― pero todos me dicen, Liz.

- ¡Mucho gusto, Liz! Me llamo Diana ― se presenta a su vez.

- Y yo, Adriana ― y seguido, la que presumo es su amiga hace lo propio también.

Hechas las presentaciones, en cuestión de minutos la conversación fluye entre nosotras de una manera muy natural, ambas son súper simpáticas y agradables, y lo mejor es que, sin necesidad de pedírselos, se ofrecen a ponerme al día con todas las materias vistas la semana anterior ¡Son una monada!!
Ya al final de la segunda clase, a media mañana, mi única preocupación es aplacar el escandaloso gorgoreo de mi estómago ¡Me muero de hambre! Y no soy la única, por lo que sin perder tiempo, tras recoger nuestras cosas, vamos a parar a la cafetería de la Facultad, desde donde se puede observar en todo su esplendor los espectaculares Morros de San Juan.
¡Uuuuao! un monumento natural en realidad fascinante.
Una vez allí, luego de acercarnos al mostrador y comprar nuestros desayunos: unas deliciosas empañadas de pabellón y jugo de frutas, decidimos sentarnos en el lugar más apartado del sitio, en una de las mesas que están en las áreas verdes y donde el aire libre es de verdad fresco, es notar todo ese torrente puro llenando mis pulmones y sentirme plena, y con mi rostro de cara al cielo, despejado y brillante, disfruto de la exquisita sensación de libertad que me recorre el cuerpo ¡Deliciosa!
Pasado unos segundos, mis nuevas compañeras y yo reanudamos nuestro animado cotorreo, entre bocado y bocado, comparto con ellas parte de mi monótona vida personal y me entero de que, Diana proviene del Municipio Camaguán, una localidad bastante cercena a la ciudad donde vivo, y que su familia es bastante numerosa y unida, mientras Adriana, confiesa estar en sus dominios y que de su estirpe no podía sentirse más distante y avergonzada por sobradas razones... ¡Qué mal!
Y mientras, mi mente procesa la información recibida y las mesas a nuestro alrededor se llenan de estudiantes, bebo sin pausa mi delicioso jugo de naranja, aunque de pronto, observo a una despampanante rubia serpentearse entre la multitud con la típica expresión de ‟mírenme estoy súper buena" colgada en su cuidado y maquillado rostro Barbie. Sin poder evitarlo, mi detector de arpías se activa y la sigo con la mirada hasta la mesa a tres de distancia de la nuestra, donde se sienta junto a un nutrido grupo de chicos igual de atractivos « ¡El detestable clan de sifrínos!» deduzco de inmediato, al detallar sigilosa la apariencia de modelo de todos. Pero, mi mal disimulado escrutinio, no pasa desapercibido a, Adriana.

IRREMEDIABLEMENTE ENAMORADOS (Del Odio Al Amor Solo Hay Un Paso) Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt