Huracan Betzy

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Estoy petrificada.
¡¿Cómo que su, Luci?!
No sé cuánto tiempo permanezco congelada en el tiempo y con esa pregunta dando vueltas en mi cabeza, pero cuando vuelvo en mí la sensación de estar en medio de una guerra me invade con prontitud.  

- ¡Luci, no…por favor… suéltame… por favor… yo puedo explicarte…! —  grita la diminuta intrusa, mientras lucha por zafarse del fuerte agarre de Luifer.

- ¡Tú nada, no vas a explicarme una mierda porque ahora mismo te largas de aquí!  — quien hecho una furia, la calla y arrastra del brazo  como si se tratara de su peor enemigo.

Sin entender nada de lo que está pasando, pero angustiada por lo que pueda pasar entre él y la mata de risos dorados a la que obliga a andar casi a empujones, reavivo mi cuerpo y sigo a los protagonistas de la acalorada discusión hasta la cocina.

- Te llame, juro que te llame Luci, pero tú nunca quieres contestarme y por eso yo… — intenta explicarse la agredida.

- Y por eso se te ocurrió la brillante idea de aparecerte aquí, ¿Cuándo, cuándo vas a entender que no debes estar cerca de  mí? ¡Entiéndelo de una maldita vez! — pero Luifer, la apabulla con más gritos.
 
Y, de la misma forma violenta continúa arrastrándola a través de la cocina, pero la ñapita de cabellos ensortijados, con una habilidad que lo deja incapacitado, de un certero estrujón se deshace de su agarre y regresa escopetada al interior de la casa, pasando por mi lado como un cometa.

- ¿Y tú cuando vas a entender de una buena vez que ni muerto te vas a deshacer de mí? — le grita en plena carrera antes de perderse de vista. 

Pero, antes de que la estela rubia desaparezca a través de la puerta, Luifer, reaccionando y pasando de mi presencia, inicia su persecución mientras además grita a todo pulmón.

- Betzabeth ¡Maldita sea, ven acá!

Cada vez entiendo menos… ¿Quién rayos es esa?
Por lo que, dispuesta a averiguar eso y más, soy yo, la que luego, hecha un mar de confusión y curiosidad, sale detrás de ellos a su caza rumbo a la enorme estancia, en la que al desembocar no encuentro a nadie, pero por los alaridos provenientes de afuera de la casa, me doy una idea de dónde continúa desatándose la guerra… ¡La piscina!
A la que llego, agitada y sudorosa en un santiamén azotada por la sospecha de que, la rubiecita con cara de duende esa, sea alguna otra ex psicópata de Luifer… ¡Uy, es que lo mato!

No, no puede ser lo que estoy pensando.
Como puedo, desecho esa angustiante hipótesis de mi cabeza y sigo acercándome a la enorme alberca de aguas cristalinas, en cuyo centro, más ancha que pancha, está zambullida la pijita de rizos riendo con malicia, mientras un Luifer, rayando en la ferocidad extrema, le grita desde la orilla. 

- ¡Cuando te ponga las manos encima ya vas a ver cómo te va pequeño DEMONIO! 

- Relájate hermanito, no me quedaré mucho tiempo, solo quiero conocer a tu novia y me voy. No vengo a perturbar tu luna de miel ¡Lo juro!

¡Oh-oh! ¡¿Hermanito?!
Esa revelación me deja más tiesa que a un muerto.
«¿Cómo no me di cuenta antes?»Me reclamo, mientras, relegada en un segundo plano, me percato por fin del evidente parecido de sus rostros y siento como el demonio de los celos abandona mi cuerpo.
Eso sí no me lo esperaba.  
Aunque de pronto, un nuevo calor invade mi sistema, pero ahora, es mi indignación la que reacciona contra la escandalosa y rabiosa fiera que, mi recién descubierta cuñada, osa llamar mi novio.
¡Pero, ¿Qué demonios le pasa?!
¿Por qué rayos trata a su hermana así?
Ojiplática aún y entendiendo cada vez menos la caótica situación, observo como después mi enfurecido amor, de hombros encumbrados, apuña sus manos y se encima más al borde de la alberca, y tras fusilar con la mirada a su hermana, le lanza un firme e intimidante ultimátum.

IRREMEDIABLEMENTE ENAMORADOS (Del Odio Al Amor Solo Hay Un Paso) Where stories live. Discover now