Juego

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La casería había comenzado y ahora si no tendría contemplación con nada ni nadie, el mismo juego de aquel día lo puso en marcha nuevamente y poco a poco las presas comenzaron a caer en la trampa. La mirada de Charlotte era tan fuerte que parecía sobrenatural, era como si un peso de gran magnitud se encimara sobre la nuca de la persona en la que estaba posada.

Fueron tres en una semana y una docena en un mes, las noticas corrían por el pueblo como pan caliente, todos estaban consternados y temían salir de sus casas porque el asesino estaba suelto y las autoridades policiales eran verdaderamente incompetentes para resolver los crímenes.

Las primeras tres víctimas se basaron en el patrón de Samanta, Charlotte nunca la había odiado , mas sin embargo quería experimentar si acabar con alguien similar al anterior era igual o mejor. Cada vez el éxtasis en ella aumentaba mas, era insaciable la sed de sangre.

A su juego incluyo unas serpientes que había comprado en algún lugar de mascotas exóticas del pueblo. Al acorralar a la indefensa victima hacia que gritara y le suplicara por su vida, lo que la persona hacia sin mucho esfuerzo, pero en realidad Charlotte lo pedía para introducir en ellas una serpiente lo suficientemente pequeñas para entrar en la cavidad bucal pero inmensamente venenosa como para aniquilar junto con ella a la víctima.

Grapaba rápidamente la boca de la persona lo que hacía imposible que esta escupiera el animal y que sus gritos salieran en gran proporción. Al ver como el cuerpo de la persona comenzaba a retorcerse y sus ojos parecieran explorar por el dolor del veneno era que Charlotte actuaba, completamente excitada por el dolor y agonía que presenciaba.

Adentrada en la oscuridad de la noche era que la joven ejercía sus planes, algunos premeditados y otros simplemente espontáneos. En todos debía haber sangre, sangre para ella y para la firma que dejaba sobre la escena del crimen.

Las víboras solo eran una parte de diversión, lo que a la chica le gustaba era terminar con su víctima con sus podrías manos y ver como su sangre comenzaba a salir mientras su cuerpo empezaba a reclamar la perdida de este liquido, incisiones por el cuerpo y por el rostro, cortes grotescos, perdidas de sus dedos regados por el lugar, orejas desprendidas, ojos explotados en su cavidad, a los que no les introducía las serpientes les cortaba la lengua y la dejaba al lado de su cuerpo sobre el habitual cartel con su firma.

En algunos casos tras los exámenes forenses los cuales no se habían habitualmente, se podían dar cuenta que la victima tenia dentro de su aparato digestivo objetos y materia extraña, Charlotte les hacía tragar en pedazos sus propios miembros o objetos pequeños pero que al tragarlos producían una sensación repúgnate y un potente dolor.

Lo que comenzó con la aniquilación de un ave para extraer su sangre luego de que su hermana le había dado un regalo que contenía pinceles tras sus quince años, se convirtió poco a poco en la creación de una bestia que habitaba en el pueblo de Leesburg Virginia.

CHARLOTTE - Porque La Sangre También Es ArteNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ