Capitulo 34.

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Después de apenas desayunar me estaba preparando para salir a conocer Ámsterdam

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Después de apenas desayunar me estaba preparando para salir a conocer Ámsterdam. Me puse un vestido corto casual de color rosa pastel, unas zapatillas de color piel y me deje el cabello suelto, me maquille un poco y ya ¡se acabo el el evento! Alexander por su parte se veia guapisimo como siempre, llevaba un camisa slim de manga larga de color azul marino, con el cuello cutaway y los puños rectos enroscado esta el codo, llevaba unos jeans oscuros y zapatos de mocasines. Ya listo salimos del hotel y subimos nuevamente al Lexus y Alexander comenzó a conducir en por las calles de Ámsterdam.

―Todavía no me has dicho a dónde vamos―le dije girandome levemente para verlo. Alexander se giró levemente y me dio una rápida sonrisa.

―Ya te dije que es una sorpresa―dijo y una sonrisa arrogante se dibujó en su rostro.

―Okay―solté suspiro―voy a poner música entonces porque está incertidumbre me pone tensa.―dije saqué el celular.

Encendí el bluetooth del celular que conectó rápidamente con el del auto. Y busqué rápidamente en la lista de canciones que tenía en mi celular algo agradable, movido no muy metal ni muy rock and roll tan rápido. Y encontré al artista y la canción perfecto por ahora, era Andy Stochansky, puse la pantalla táctil sobre el nombre de la canción "Shine" y esta inmediatamente comenzó a sonar en el auto. A lo que Alexander conducía por las calles de esta preciosa ciudad guiado por el GPS, yo me dedique a admirar el paisaje Ámsterdam era simplemente precioso tan colorido, con un estilo bohemio pero elegante a la vez. Vi de reojo la dirección del GPS decía 2160 AB, Stationsweg 166, 2161 AM Lisse, Países Bajos y que supuestamente estábamos a 43 minutos de distancia. No podía esperar cuarenta y tres minutos para saber donde rayos iríamos la curiosidad me estaba enloqueciendo.

―Okay ya dime a donde vamos.―hable de manera apresurada, Alexander se giró levemente y me miró con el ceño ligeramente fruncido rápidamente y volvió la vista al frente.

―Ya te dije es una sorpresa.―me repitio―no sea impaciente Kimberly.

―Oh por favor―exclamé algo frustrada―vamos al menos dame un pista, no aguanto la curiosidad.

la curiosidad mato al gato, mi amor.―respondió de lo más tranquilo y yo lo fulmine con la mirada, lo amaba pero en este momento tenía ganas de arrojarle el celular a la cabeza.

―Pero al menos murió sabiendo―contraataque yo―vamos solo una pista. ¡Please!―pedí y junte las palmas de mis manos como si estuviera rezando, Alexander puso los ojos en blanco y sonrió.

―Tal parece que jamás seré capaz de negarte nada como te prometí hace tiempo―dijo y yo chille de felicidad. Recordaba ese dia en que me dio, que jamas me negaria nada y que siempre cumpliria esta el mas minimo de los caprichos con tal de verme feliz y contenta.

Con razon logro que me casara con él tan rápido, literalmente dos meses después de conocerlo. Porque yo ya tenía cuatro mese de embarazo y apenas y se me notaba una pequeña barriga que solo yo podría sentirme porque mi ropa mayormente no era ajustada al cuerpo. Lo que sí era evidente era el exagerado aumento en el tamaño de mis senos, era una exageración tanto que cualquiera pensaría que me había puesto silicona. Estaban muy firmes tanto que si quería no tendría que utilizar brasier pero a la vez los sentía tan pesados e hinchados que me molestaba. Pero eso era para pensarlo en otro momento ahora tenía que saber cual seria mi sorpresa.

Un canalla arrepentido [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora