Capitulo 47.

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Alexander Pov

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Alexander Pov.

Estaba apunto tomar los tentadores labios de Kimberly cuando vi interrumpido por la seductora voz de una serpiente venenosa con un acento ruso muy marcado. Porque todo lo que sale de la boca de esa mujer es puro veneno y es tan letal que en cuestión de segundo puede asesinar a cualquier hombre. Me gire y enfrente la realidad como una manifestación antes mis ojos una hermosa mujer de cabello rubio muy claro ondulado cuyos rizos de muñeca enmarca su rostro. Ella seguía igual de hermosa como hace meses la había visto antes mi boda. Ahora estaba aquí frente a mí con un largo vestido color rosa pálido con bordes de encaje negro con un escote muy sugerente en área de su pechos.

―Alexander Harrison.―pronunció con la voz dulcifica, cualquiera que la viera y no conociera diría que un ángel cuando en realidad esa mujer se le escapó al mismo diablo.―esta que se te puede saludar, querido―dijo me lanzo encima envolviendome en su brazos como las serpientes enrosca con su cuerpo a sus víctimas. Y aprovecho para darme un sonoro beso muy cerca de la boca.―Que gusto verte, querido―dijo alejándose un poco de mí sonriendo con inocencia.

Mire a vi que Kimberly estaba conteniendo el aliento seguramente para no armar un escándalo. Pero yo sabía que la presencias de esta endemoniada mujer solo traería problemas. ¡Maldición! lo último que hubiese esperado en la vida era que la sicopata de Ivy Rostova asistiera a esta estupida gala, está seguro que no había hecho a propósito simplemente para joderme. Porque ese era su deporte favorito ¡joderle la vida a los demás!, ¡joderle la existencia a los demás! con un demonio ¿porque demonios no se regresaba a Moscú o San Petersburgo? ¿Porque demonios desaparecía para la ventas del carajo, lejos a Timbuktu o a la patagonia? a donde le diera la puta gana pero lejos, muy lejos de aquí. Pero todo muy lejos de mi mujer y de mi hija, lo menos que quería era esa víbora cerca de Kimberly o de Iliana.

―señorita Rostova―le hable muy serio para que le quedara a Ivy que me molestaba demasiado arrebatos―que gusto verla nuevamente―comente por mera formalidad―te ves muy bien.

―¿Y porque tan formal Alexander?―me pregunto una sonrisa coqueta dibujada en su rostro de muñeca―cualquiera que te escucha pensaría que te molesta mi presencia―soltó una risita de niña chiquita. Y para mi mala suerte los celos de Kimberly pudieron más y se hizo notar ante la presencia de Ivy, ¡maldición! yo que esperaba que la ignorarse y no tomará encuenta. Los ojos azules de Ivy se enfocaron por primera vez en Kimberly y la recorrió con la mirada de los pies a la cabeza―¿y no vas a presentarme a tu acompañante de esta noche, querido?―me preguntó mientras sus ojos azules continuaba escaneando a Kimberly como estuviera deliberando si ella representa alguna amenaza así su persona. Ivy era así, paranoica y siempre alerta para prevenir cualquier ataque, por eso ella era más peligrosa que un escorpio era un animal al que se debía tratar con cuidado o su veneno nos mataría en segundos.

―Por supuesto―respondí a regañadientes, cuando en realidad lo que deseaba era tomar a Kimberly del brazo y llevarla lo más lejos posible de esa diabólica mujer. Pero debía ser prudente, no me convenía en este momento hacerme de una enemiga tan peligrosa como lo era Ivy Rostova. Pues debido a este maldito tumor no estaba en condiciones para reducir el imperio Rostov a las ceniza. Debía actuar con inteligencia y cautela por el bien de Kimberly, de mi hija que estaba por nacer y el mío propio.―Kimberly, te presento a la señorita Ivy Rostova representante de la constructora Rostov Konstrutsii en Rusia―dije de manera propia y formal no quería darle a pensar a Kimberly que habia algun tipo de intimidad o confianza entre esa mujer y yo. Ya Ivy se había encargado de eso minutos antes y no quería darle mortificaciones a Kimberly pues la otra vez había tenido contracción, falsas alarmas si pero contracciones al fin.―señorita Rostova, permítame presentarle a mi esposa y la futura madre de mi hija Kimberly Harrison

Un canalla arrepentido [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora