La princesa perdida (pausada)

MIENTRAS TANTO...

Marinette había sido educada por sus padres en París siempre con un propósito: hacer de ella la mejor heredera. Le enseñaron desde pequeña a ser justa y honesta, caritativa, respetuosa, tolerante y generosa. Cuando cumplió 11 intentaron enseñarle algunas cosas de etiqueta, pero pensó que eso era superficial y anticuado, así que se negó todas las veces que intentaron convencerla y hasta obligarla, pero a los 14 años de su hija se rindieron. Optaron por una mejor opción: explotaron su gusto por las artes y la danza, estaba en ballet, pintura y violín, aunque ¿por qué no también un poco de defensa personal? El boxeo y las artes marciales eran una excelente forma para desahogarse. Ella nunca puso resistencia a sus clases particulares, al contrario, las disfrutaba al máximo. Sentía que con cada cosa que hacía había una conexión casi mágica.

Nunca le contaron sobre su pasado, hasta ese entonces, sus padres habían estado mintiendo sobre su llegada a París y el inicio del "negocio familiar".

Cuando ellos llegaron a París, llegaron a una casa con un pequeño local con varias vitrinas y una gran bodega. Mientras recorrían la casa un pequeño Kwami negro con forma de gato apareció entre la oscuridad. Se presentó frente a la familia y les confirmó lo que Tikki les había dicho antes de partir. Les colaboró con ropa acorde al lugar, pues llegaron vestidos como lo que eran: reyes.

Plagg era colaborador y muy servicial, aunque a veces fuera testarudo y gruñón. Tenían una nevera exclusiva para él llena de queso camembert y se habían visto en problemas con su hija cuando la descubrió.

Gracias a él lograron levantar la mejor panadería de París sin llamar mucho la atención, les ayudó a esconder cualquier tipo de información sobre Miraculous y protegió a Marinette a distancia.

Lo más difícil para los tres fue mantener el reino en orden desde otro país. A veces Plagg confundía las cosas y terminaba diciéndole a Tikki la clave perfecta para el desastre. Menos mal ella conocía bien a los monarcas y los despistes de su compañero, logrando mantener al reino en perfecto estado... o hasta donde podía.

La información que la kwami roja mandaba con el gatito normalmente eran malas noticias. Lo primero que supieron, fue la intromisión de una presencia oscura en su palacio, que al no encontrar a la bebé destruyó toda la alcoba real y salió a desquitarse con el pueblo.  Desde ese momento, algunos ciudadanos estaban siendo poseídos por una nube púrpura que aparecía de forma esporádica. Así pasaron algunos años, los diferentes kwamis lograban detener a esa gente y la liberaba. Lo que realmente alertó a los kwamis fue, que a los pocos días de Marinette haber cumplido los 18 años, la misma criatura oscura apareció en el palacio y dejó en claro que sabía que la princesa estaba viva, y que no descansaría hasta encontrarla, aunque tuviera que asesinar uno por uno a los habitantes de Miraculous. Al día siguiente una familia entera apareció muerta frente al palacio. Tikki aviso inmediatamente a los reyes que era hora, debían traer de vuelta a su hija y, ya dominando las artes terrenales, podía enseñarle a usar las artes mágicas.

Tom y Sabine tenían tan claro como los kwamis qué sucedería cuando volvieran. Al regresar debían entrenar a Marinette para dominar no sólo la magia, sino también las técnicas de guerra y batalla. Ellos ya habían tenido que hacer uso de sus cualidades mágicas, ella era experta en el uso de los abanicos, podía cortar cualquier cosa con un solo lanzamiento, y él era experto en el manejo de la espada y ballesta. No perdía un sólo tiro y no perdía ninguna batalla. Pero su hija practicaba defensa como deporte, no como verdaderas tácticas de pelea. Sería un gran paso para ella y una etapa difícil en su vida.

Después de haber decidido contarle la verdad a Marinette la pequeña Tikki apareció en la casa y les ayudó a preparar lo que debían decirle a su hija. Después de todo, ella no era una chica fácil de persuadir.